En 2015 Netflix estrenó una serie documental que sacudiría el sistema judicial de Estados Unidos, Making a Murderer. Este título, realizado por las cineastas Laura Ricciardi y Moira Demo, estuvo en boca de todos y se volvió todo un fenómeno. La devastadora historia de Steven Avery tocó las fibras de todo aquel que la conoció, y prácticamente el público se dividió en dos, los que creen que Steven es culpable y los que lo creen inocente.
La segunda temporada de este título llegó recientemente a la plataforma y los resultados son los mismos: la historia está presente en las redes sociales y en las sobremesas de millones de personas alrededor del mundo. Y es que las directoras se enfocaron en la historia de Steven Avery y Brendan Dassey después de Making a Murderer y el fenómeno que se vivió tras el documental, así como en dar seguimiento a los nuevos abogados de ambos condenados a cadena perpetua.
Si en la primera entrega el protagonista indiscutible fue el propio Steven Avery, en la nueva temporada la estrella es Kathleen Zellner, una abogada famosa por tomar casos complicados de hombres condenados de por vida y haber ganado al menos una veintena de ellos. A lo largo de los 10 nuevos episodios de la serie es presentado el proceso de la abogada de élite para esclarecer el caso, así como la búsqueda de nueva evidencia que pueda ser la llave de salida para Steven.
A la par también es presentada la ajetreada historia de Brendan Dassey y su familia. Pues durante los años posteriores al estreno de Making a Murderer su caso tomó giros bastante inesperados. Y es que sus abogados han protagonizado una verdadera batalla legal en este tiempo, sin embargo Dassey permanece en prisión a pesar de ello y de haber estado a punto de ser liberado varias veces. Aquí se nota de forma muy clara como el caso de estos dos hombres tiene una sombra muy grande e impenetrable en donde operan fuerzas invencibles, o al menos eso nos hace sentir el documental.
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Por otro lado la serie pone en la mesa cuestionamientos como: ¿si se está cometiendo una injusticia contra los condenados, no se estará cometiendo contra todos los que están regidos por ese sistema judicial, incluso contra la víctima y la familia de esta? ¿Un fallo equivocado perjudica sólo a unos cuantos que estén en la cárcel o a todo el sistema?
Una montaña rusa
Como en la primera temporada, Making a Murderer es una montaña rusa de emociones, o mejor dicho, de desazones. Por un lado vemos a los abogados con toda su artillería: papeles, experimentos, viajes, entrevistas, llamadas, desvelos, explicaciones al público sobre sus ideas, sus hipótesis, sus conclusiones. Y por el otro vemos a las familias sufriendo las buenas y las malas noticias, los giros, las negaciones, las anulaciones. Todo es desazón tras desazón, aunque no por ello menos interesante.
Es cierto que esta nueva entrega no tiene, por obvias razones, el mismo tono que la primera, después de todo en ella conocimos el caso de Steven 10 años después de ser condenado a cadena perpetua, así como la historia devastadora de su primera condena, en la cual pasó 18 años en la cárcel por un crimen que no cometió. En la segunda temporada las cosas son muy distintas, pues esta se debe al "fenómeno Making a Murderer" y no al interés, posiblemente genuino, de presentar un documental duro y crítico como en la entrega del 2015.
De cualquier forma, para saber más sobre lo que ha sucedido con Steven Avery, Brendan Dassey, su familia y las promesas de nueva evidencia de la abogada Khatleen Zellner, la segunda temporada está disponible para todos los suscriptores de Netflix.