Los smartphones de gama alta son la mejor vara para medir el estado de la industria móvil en general y de las compañías en particular. Durante los últimos tiempos hemos visto a los principales fabricantes pugnar por un hueco en el sector más exigente del mercado, en el que se valora no solo la funcionalidad y utilidad del dispositivo, sino también la calidad de los materiales y la experiencia que sea capaz de ofrecer en general. Huawei reclama ahora su espacio con el Mate 20 Pro, un dispositivo que sobre el papel se posicionaba como una de las mejores apuestas de la firma hasta la fecha y que, después de un tiempo de uso, ha demostrado que las sospechas no eran infundadas.Huawei lleva un tiempo pisando el acelerador de manera sostenida. La firma asiática ha encontrado en 2018 un punto de inflexión y se ha situado como segundo fabricante a nivel mundial en número de ventas de terminales, pasando por encima a Apple como si de una apisonadora se tratara y declarando de manera firme que su intención es derrocar a Samsung de una primera posición que hasta el momento parecía vitalicia. Todo ello con factores como el veto a la comercialización de sus dispositivos en Estados Unidos jugando en su contra.
El presente año también ha servido para poner a la compañía en el foco de las miradas gracias a la agresiva apuesta realizada con la gama P20, donde el modelo de mejores especificaciones, tal y como ocurre ahora, incorporaba una triple cámara trasera con un más que llamativo zoom de cinco aumentos sin pérdida de calidad. Sin embargo, a pesar de todo, ni ese ni anteriores buques insignia de Huawei han conseguido, en la opinión de un servidor, aunar los factores necesarios que diesen como resultado una sensación de plenitud envolvente.
El gama alta –de verdad– de Huawei
Todo lo dicho en las anteriores líneas cambia con el Mate 20 Pro, que además de ser el mejor terminal que ha habido nunca en la línea Mate lo es también en el conjunto de dispositivos manufacturados hasta el momento por la empresa. No quiere decir esto, no obstante, que se libre de tener ciertos punto de flaqueza, pero vayamos por partes.
En lo que al exterior se refiere, el Mate 20 Pro dispone de un gran panel AMOLED de 6,39 pulgadas curvado en sus laterales que, si bien no consigue aprovechar la parte inferior de la misma como el iPhone XS, por ejemplo, sí ha conseguido reducir la "barbilla" en gran medida respecto a anteriores modelos. En la superior encontramos un gran notch o ceja ciertamente llamativo teniendo en cuenta, precisamente, el historial de la firma, cuyo afán por reducir el mismo se encuentra expuesto de manera clara en la versión estándar del Mate 20, con un diseño de "gota de agua" que permite un mejor aprovechamiento de la pantalla.
Sin embargo, sus dimensiones tienen una razón de ser, que no es otra que la de ofrecer un desbloqueo facial de mayor calidad a través de sensores y proyectores de puntos para realizar un escaneo del rostro en tres dimensiones. Este funciona particularmente bien en la amplia mayoría de situaciones, incluso si el terminal se encuentra sobre una superficie horizontal a cierta distancia de la persona. Pero aunque sea, a todas luces, uno de los mejores sensores de reconocimiento facial que uno pueda encontrar ahora mismo en un teléfono, Huawei ha querido añadir una nueva opción biométrica: el lector de huellas dactilares incluido en la pantalla.
De este no hay mucho que decir excepto que funciona realmente bien –lo cual, bien mirado, ya es decir bastante–. En los varios días de uso del terminal este no ha arrojado ningún tipo de error al ser desbloqueo mediante este método que, si bien es más lento en el reconocimiento de la huella que un lector tradicional, conforma una excelente opción para aquellos momentos en los que no sea posible hacer uso del desbloqueo facial. Aquí hay que reconocer también el trabajo de la compañía puesto que, si bien otras firmas ya disponían de dispositivos con lector de huellas en pantalla, ninguna hasta el momento comercializa los terminales a la escala que lo hará Huawei con el Mate 20 Pro.
En cuando a su parte trasera, disponemos del vidrio como elemento primario, tal y como mandan los estándares para los teléfonos de gama alta en la actualidad, donde lo más llamativo es, naturalmente, la cámara. Dispuesta en una configuración cuadrada, incorpora nuevamente tres lentes, aunque no reproduce el mismo esquema que vimos en el P20 Pro. Hablaremos de esto más adelante.
Respecto a los bordes, es inevitable fijarse en dos particularidades: la primera de ellas es que el botón de bloqueo y desbloqueo tiene un color distinto al del resto del dispositivo, à la Pixel; la segunda, que no hay perforaciones dedicadas al altavoz en la parte inferior, llegando el sonido a través de la propio puerto de carga USB de tipo C. Esto provoca que la calidad del sonido se vea resentida al si el cable está conectado.
¿Resolviendo? EMUI
Uno de los aspectos que más hemos criticado en Hipertextual en el pasado en lo referente a los terminales de la casa o los de su subsidiaria Honor ha sido la personalización que la firma realiza en el software a través de EMUI, la capa tras la que se camufla Android. Con la novena versión de la misma, que llega también con la homóloga por parte de Google, Huawei parece haber encontrado por fin la senda para poder ofrecer, al menos, un resultado que no empeore lo que sería la experiencia del sistema sin artificios de por medio.
EMUI 9 no solo es más fluido, sino que es agradable en mayor grado en el apartado visual y ofrece una experiencia más acorde a lo que uno espera de un dispositivo de altas prestaciones. Hay aspectos por pulir aún, no obstante. Uno de los añadidos estrella, como es la navegación por gestos, se encuentra pobremente integrada y, aunque sea preferible a los botones tradicionales, no se acerca a la fluidez y consistencia que tiene la de iOS. A pesar de todo, los más perfeccionistas seguirán echando de menos un Android sin tanto retoque. Se echa también de menos disponer de un motor de vibración háptica que ayude a evitar la fricción del uso de este sistema.
Si hablamos del día a día con el dispositivo, hay que señalar de manera obvia la batería del mismo, que con sus 4.200 mAh ofrece un resultado espectacular. Una sensación que se ve acrecentada por un sistema de carga rápida que permitirá al teléfono llenar el tanque del 0 al 100 % en menos de una hora. Incluye también un modo de carga inalámbrica inversa, de manera que será posible cargar otros terminales que funcionen bajo el estándar Qi con solo acercarlos a la parte trasera del mismo. Divertido, curioso, pero de dudosa utilidad en el día a día.
En cuanto al desempeño, no hay muchas quejas que se le puedan poner al trabajo conjunto entre los 6 GB de RAM y el nuevo procesador propietario de 7 nanómetros Kirin 980. Desde las aplicaciones más básicas hasta los juegos más exigentes, ninguno será capaz de sacarle los colores a este teléfono. No obstante, sí es cierto que, aunque las aplicaciones cargan muy rápido, estas suelen tener que abrirse de nuevo con frecuencia en el uso de la multitarea.
Más inteligencia artificial, mejores fotos
Como en todo gama alta que se precie, el apartado fotográfico es uno de los más importantes en el Huawei Mate 20 Pro. Como mencionaba anteriormente, la compañía apuesta de nuevo por una triple cámara ligeramente distinta a la del P20 Pro. En esta ocasión la lente encargada de recoger las fotografías en blanco y negro para luego incorporar estos resultados a todas las tomadas con el dispositivo –alabada en exceso por la compañía en el pasado– desaparece para dar el paso a un gran angular. De la misma manera que ocurre con el Pixel 3 en su cámara frontal, la decisión resulta todo un acierto.
El gran angular, sumado a la opción para realizar un zoom combinado de cinco aumentos y la toma de imágenes con la lente de 40 MP hacen que la cámara de este terminal sea una de las más versátiles –si no la más– de entre cuantos teléfonos se encuentran disponibles en el mercado. La experiencia de uso es muy similar a la que ya ofrecía Huawei en otros teléfonos, con una aplicación de cámara que no presenta demasiadas complicaciones para quien no las quiere pero sí deja cambiar ciertos parámetros y ofrece, nuevamente, un modo profesional para aquellos que deseen tener el máximo control en cada disparo.
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Hay varios puntos a tener en cuenta en lo que a las fotografías se refiere si se quiere sacar el máximo rendimiento del terminal: el primero de ellos es que el modo de reconocimiento de escenas, gracias a la siempre socorrida inteligencia artificial, ha mejorado de manera notable y suele ser bastante certero con las recomendaciones –que en cualquier caso, pueden ser desactivadas mediante una sola pulsación– y, sobre todo, no ofrece resultados tan agresivos en términos de modificación de colores. Generalmente, su uso es recomendable para tener acceso a la activación automática del modo retrato o el modo supermacro.
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Puedes ver esta y otras fotografías tomadas con el Huawei Mate 20 Pro en *este álbum*.
No ocurre lo mismo con el modo noche, que ofrece unos resultados excesivamente artificiales y en muchas ocasiones una buena toma quedará enrarecida por su uso. Existen determinadas situaciones muy concretas en las que sí ofrezca una utilidad real, pero desde luego no en todas. Así mismo, se echa en falta una experiencia algo mejor con el modo retrato y el modo apertura. El primero de ellos está pensado para realizar fotografías con el fondo desenfocado a objetos y el segundo para hacer lo propio con personas, aunque la realidad es que el modo de apertura también funciona reconoce humanos.
La experiencia con ambos puede llegar a ser algo confusa, pues el modo retrato será el único que permita realizar selfies, y tanto para estos como fotografías a otras personas habrá que seleccionar, además, uno de los efectos predeterminados con los que cuenta el dispositivo, que suelen ofrecer un resultado menos natural. Hay que señalar también que en el modo retrato con la cámara frontal el detalle percibido suele ser pobre si el fondo no es plano o presenta complicaciones. El modo apertura no permite autofotos, pero tampoco requiere elegir un modo especial que termine por distorsionar la imagen. En definitiva, un pequeño caos en el que se echa de menos una única opción "todoterreno" que evite al usuario quebraderos de cabeza.
Conclusión
El Mate 20 Pro es, como decía unas líneas más arriba, el mejor dispositivo que ha fabricado Huawei hasta la fecha. En conjunto, podemos decir que no solo es uno de los dispositivos más bonitos que veremos este año en el panorama Android, sino que también es uno de los más eficientes y que más opciones da al usuario para adaptarlo a su uso y personalizar la experiencia al mayor nivel posible.
Su precio, no obstante, reduce su competición a un segmento muy específico y al que no todos los usuarios están dispuestos a llegar, pero si tenemos en cuenta los recientes movimientos al respecto por parte de los demás fabricantes y empresas del sector al respecto, llegamos a la conclusión de que es el lugar en el que debe estar. Lo que sí es seguro es que quien adquiera este terminal puede estar convencido de que va a obtener un rendimiento acorde a su valor monetario.
El software sigue teniendo inconsistencias, pero la mayoría de ellas son pasables, especialmente si vienes de otro teléfono de la firma o de un terminal Android que no venga con el sistema operativo tal y como lo entiende Google. La cámara frontal podría ser mejor. Pero a nivel general, entra en el selecto grupo de smartphones que son capaces de hacer check en las casillas suficientes como para que todo aquello menos bueno quede difuminado por lo que sí lo es.
Pros
- Las posibilidades de la cámara trasera hacen que las eches de menos al usar otro teléfono
- El uso parejo del desbloqueo facial y por huella en pantalla es excelente
- El diseño es fantástico, tanto en el frontal como en la parte trasera
- La pantalla ofrece un buen equilibrio entre brillo y tonos
- Una batería que no tiene rival
Contras
- La cámara frontal es mejorable
- EMUI sigue sin transmitir una clara sensación de mejora para el usuario
- El bloatware instalado por Huawei resulta impropio de un teléfono de más mil euros