En 2008 el periódico británico Daily Mail publicaba la historia de John Pettigrew, un ingeniero de 58 años que había experimentado cómo toda su visión se teñía de azul después de tomar Viagra. Su caso no ha sido el único. De hecho, es un efecto secundario bastante frecuente tras el consumo de este fármaco; aunque, afortunadamente, suele desaparecer en un máximo de veinticuatro horas, sin dejar ningún tipo de secuela.
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Sin embargo, recientemente un equipo de científicos del hospital Mount Sinai, en Nueva York, ha publicado en la revista Retinal Cases & Brief Reports el caso de un paciente al que luchar contra la disfunción eréctil le salió bastante más caro. Se trata de un hombre de 31 años, que acudió a los servicios médicos aquejado por la coloración de su campo visual, que se había teñido de rojo después de tomar el fármaco en una dosis más alta de lo normal. Un año después los síntomas no habían remitido, demostrando la gravedad que puede conllevar no hacer caso de las indicaciones de posología de los medicamentos.
Viagra: la pastilla azul
Viagra es el nombre comercial del citrato de sildenafil, un fármaco cuya función más común es tratar la disfunción eréctil. Esto se consigue gracias a su papel como inhibidor de la enzima fosfodiesterasa-5, que se expresa, entre otras partes del cuerpo, en las células del músculo liso de los cuerpos cavernosos del pene. Al bloquear su función se produce una vasodilatación en la zona, favoreciendo el flujo de sangre y, por lo tanto, la generación de erecciones más duraderas.
Sin embargo, se ha comprobado que también actúa inhibiendo la fosfodiesterasa-6, implicada en los procesos de transducción de señales visuales en las células fotorreceptoras del ojo. Como resultado, se genera una distorsión de la visión, normalmente marcada por la tinción del campo visual de un color azul brillante. Se trata de un efecto bastante frecuente, incluso a las dosis recomendadas, pero aumenta progresivamente a medida que se exceden los 50 mg. Concretamente, se calcula que se da en un 3% de los hombres que toman entre 25 y 50 mg, en un 11% de los que toman 100 mg y en un 50% de los que toman más de 100mg. Además, el efecto se intensifica si el paciente ya tiene alguna enfermedad de la retina.
Muy diferente fue el caso descrito en el estudio del Mount Sinai. El paciente, un hombre de 31 años sin ninguna afección previa, acudió a los servicios de urgencia de un hospital después de pasar dos días con su visión teñida de rojo en ambos ojos. Al ser entrevistado sobre las acciones previas al inicio de los síntomas, explicó que había tomado Viagra comprada por internet, en una dosis superior a los 50 mg.
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Tras un primer análisis fue diagnosticado con toxicidad retiniana permanente y sometido a varios tratamientos, que no generaron ninguna mejora en el año siguiente. Finalmente, fue derivado al servicio de oftalmología del Mount Sinai de Nueva York. Una vez allí, se sometió a dos técnicas punteras en este campo: la óptica adaptativa y la tomografía de coherencia óptima. La primera permite examinar las estructuras microscópicas oculares con una gran precisión, mientras que la segunda aporta detalles transversales del ojo, analizados capa a capa. La utilización conjunta de ambas permitió descubrir lesiones microscópicas en los conos, un tipo de células fotorreceptoras que se encargan de la visión del color. Este deterioro es similar al que se ha observado en modelos animales con enfermedades hereditarias de la visión, como la retinosis pigmentaria, que genera ceguera nocturna y pérdida progresiva del campo visual.
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Aunque las alteraciones en la visión del color ya habían sido descritas como efecto secundario de la Viagra, es la primera vez que se puede analizar el efecto estructural que lleva a que se generen. Esto, según los investigadores, aporta información útil para otros científicos, pero sobre todo sirve como alerta a la población masculina, para que entiendan los peligros de excederse con las dosis de este fármaco. Está claro que el efecto de la Viagra es muy deseado entre quienes la consumen, pero tomar más no significa tener una mejor erección. En cambio, sí que puede producir distorsiones del campo visual, que pueden ser para siempre en el peor de los casos. No está de más recordarlo.