En algunas ocasiones, la lucha contra el cáncer se convierte en toda una carrera de fondo en la que la medicina tiene que tratar de adelantarse a la rápida expansión del tumor.

Afortunadamente, esto no ocurre siempre, pero es un factor muy preocupante en los conocidos como tumores de alto grado, que se caracterizan por avanzar mucho más deprisa de lo normal.

Ahora, gracias al descubrimiento de un equipo de científicos de la Universidad de Toronto, la ciencia podría disponer pronto de un arma más, capaz de bloquear el círculo vicioso que convierte a estos cánceres en enemigos prácticamente imparables.

El descubrimiento de una proteína clave

Los responsables del hallazgo, que acaba de ser publicado en Nature Communications, han sido la doctora Liliana Attisano y su equipo de investigadores del Centro Donnelly para la Investigación Celular y Biomolecular, de la Universidad de Toronto.

Uno de sus estudiantes, Mandeep Gill, se encontraba en busca de una forma de bloquear las proteínas YAP y TAZ en tumores de vejiga urinaria cuando todo empezó. Éstas son unas proteínas pertenecientes a la conocida como vía Hippo, encargada en el crecimiento normal de células, tejidos y órganos. Sin embargo, en algunas ocasiones se descontrolan y se unen al ADN, promoviendo la activación de genes encargados de la proliferación celular y dando lugar a un tumor.

Uno de estos genes es NUAK2, que ya había sido estudiado por su vinculación con el cáncer, aunque hasta ahora su función exacta en esta vía se desconocía. Comprobaron que codificaba una proteína que a su vez se encargaba de ayudar a transportar a YAP y *TAZ hacia el núcleo-donde se encuentra el ADN- de modo que se generaba una **retroalimentación positiva que aceleraba la expansión del tumor.

A continuación, comprobaron que los niveles de NUAK2 están muy elevados en muestras de tumores de vejiga de alto grado, por lo que podía ser una buena diana sobre la que actuar para frenarlos.

Detener una proteína para frenar el cáncer

El siguiente paso de estos científicos fue comprobar qué ocurría si se eliminaba la función de esta proteína, por lo que procedieron a bloquearla a través de dos vías: farmacológicamente o por silenciamiento del gen.

El primer método dio buenos resultados en células de cáncer de mama en cultivo, mientras que el segundo también ralentizó el crecimiento de este tipo de tumores en ratones de laboratorio.

Finalmente, el equipo de la doctora Attisano se ha unido a investigadores de otros centros canadienses para desarrollar un compuestos anti-NUAK2 que pueda administrarse a animales, dando un paso más hacia la posibilidad de un nuevo tratamiento en humanos.

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Por otro lado, han comprobado que el gen codificante de NUAK2 se encuentra en una región cromosómica frecuentemente amplificada en tumores, por lo que su papel podría estar mucho más generalizado de lo que han descrito hasta el momento.

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