Netflix estrenará el próximo 10 de agosto su nueva producción mexicana, La Casa de las flores. Acá hablamos de ella, de los 13 episodios que conforman la primera temporada, sin spoilers.

Luego del éxito de la primera serie mexicana de Netflix, es decir, Club de Cuervos (así como su divertido spin off, *La balada de Hugo Sánchez, la plataforma apuesta de nueva cuenta por una producción mexicana aunque con una temática y formato totalmente diferente a la comedia de Gaz Alazraki.

‘Club de Cuervos’, más divertida que nunca en su tercera temporada

La Casa de las flores es básicamente una telenovela, ¿qué se podría esperar si una de las protagonistas es la mismísima Verónica Castro? La buena noticia es que Maolo Caro, el creador de la serie, si bien utiliza el formato telenovelesco, algunos lugares comunes de los culebrones y una familia burguesa como centro de la trama, todo lo usa en favor de una comedia-drama que, aunque tiene sus tropiezos, resulta fresca en muchos sentidos, sorprendente en otros y toca temas que las telenovelas jamás se atrevieron.

Como dijimos, La Casa de las flores está protagonizada por Verónica Castro, quien hace el papel de Virgina de la Mora, la matriarca de la familia principal y dueña de la florería llamada, claro, "La Casa de las flores". Junto a ella participan, Aislinn Derbez, Cecilia Suárez y Dario Yazbek Bernal como sus hijos, Elena, Paulina y Diego, respectivamente. Estos tres son los encargados de desarrollar las subtramas que ponen en la mesa temas como el favoritismo familiar, la soledad, los prejuicios clasistas, raciales y hacia la homosexualidad. Pero también nos hablan de la hermandad, de la familia, del perdón.

Aquí cabe una mención especial a Cecilia Suárez, quien da vida a Paulina, la hija mayor de la familia, y sobre la que recae gran parte de la trama, además de unir al resto de las historias. Cecilia hace una actuación magnífica e inolvidable, tanto por su desempeño actoral, como por la comicidad y dramatismo que consigue en el camino. Su personaje es uno de los que más se desarrolla y el proceso es entrañable en muchos sentidos.

Una telenovela con muchos vaivenes

El retrato de cualquier sector de la sociedad suele caer en los clichés y en los lugares comunes, no se diga si estamos ante una telenovela. Sin embargo, La Casa de las flores los aprovecha y el resultado puede sorprendernos. A pesar de la renuencia que puede haber para consumir una telenovela o una serie-telenovela, lo cierto es que este show de Netflix logra una frescura que las telenovelas tradicionales no han conseguido (o pocas se atrevieron a hacerlo).

Netflix parece no equivocarse, la primera producción mexicana es sobre fútbol (o al menos se desarrolla en ese universo). Luego una serie sobre Luis Miguel, uno de los artistas más famosos en México, y ahora presenta una telenovela-serie (o al revés) protagonizada por la mismísima estrella de las telenovelas de los años ochenta. Verónica Castro regresa a la pantalla con su peculiar actuación y con un personaje que tiene mucho sentido (y muchos secretos) en un ambiente "copetón". El mismo cliché de "señora copetona de las Lomas" es una broma en sí mismo; también que la archienemiga de Virginia se llame Chiquis Corcuera y muchos otras referencias a la vida burguesa y acomodada. También los hay en el otro sentido, a modo de crítica sobre los privilegios, la doble moral, el cuidado obsesivo de las apariencias.

Un tema interesante que se desarrolla particularmente a través de un personaje es el de la transexualidad. De hecho aparecen varios personajes de la comunidad trans y el reproche aquí es no mostrarnos más sobre ellos. Pocas veces estos temas y estas comunidades están representadas, y, aunque hemos visto un incremento en otras producciones, habría sido genial verlo en una producción mexicana. La buena noticia es que poco a poco la diversidad en el reparto y en las temáticas son cada vez más elementos básicos de cualquier producción.

Un culebrón accidentado (pero valioso)

Si bien La Casa de las flores tiene muchos aciertos y llega a ser sorprendente, también es cierto que tiene varios problemas, el más notable es que no logra mantener el tono a lo largo de los episodios. Y es que, aunque las comparaciones son del diablo, en Club de Cuervos por ejemplo, el entretejido entre drama y comedia es ejemplar, divertido, memorable, y en La Casa de las flores por algún motivo no se logra del todo, sobre todo hacia el final de la temporada.

Esto no significa que La Casa de las flores no merezca nuestro tiempo. Lo merece. Sobre todo entre el público que creció con telenovelas, ya sea como fiel parroquiano de las mismas o simplemente si fueron parte de su vida como telón de fondo de una vida familiar lejana y entrañable. Además su producción es muy bonita y cuidada, muy bien dirigida, aunque, en algunos puntos la historia sí que resulta poco verosímil (pero, vamos, es casi una telenovela).

De cualquier forma no hay mejor manera de hacerse de un juicio más que disfrutando (o no) de la nueva producción mexicana de Netflix. La Casa de las flores se estrena el 10 de agosto próximo para todos los suscriptores de la plataforma.

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