La Agencia Espacial de Reino Unido ha seleccionado el condado de Sutherland, al norte de Escocia, como sede para la construcción de una base de lanzamiento espacial en vertical. Con una financiación de 2,5 millones de libras (2,83 millones de euros, aproximadamente), la compañía Highlands and Islands Enterprise será la encargada de poner a punto el primer puerto británico de este tipo. El Gobierno espera que los primeros lanzamientos de satélites se lleven a cabo a partir de 2020, según informa la BBC.

El Ejecutivo también destinará un fondo de desarrollo de 2 millones de libras (2,27 millones de euros) para el desarrollo de tres bases de lanzamiento espacial en horizontal, que estarán situadas en Cornualles, Glasgow Prestwick y Snowdonia. El objetivo es que la construcción de estos puertos impulsen el sector de la exploración espacial en Reino Unido —que representaría un volumen de mercado estimado valorado en 3.800 millones de libras, según datos oficiales— al ofrecer "un acceso al espacio regular, seguro y responsable".

Reino Unido amenaza con construir su propio GPS tras el Brexit

El anuncio de la nueva base de lanzamiento espacial llega tres años después de que Reino Unido diera a conocer su intención de construir un puerto de este tipo, sin revelar por aquel entonces cuál sería su sede. El condado de Sutherland albergará finalmente la base por cuestiones estratégicas: su situación geográfica permite que, en el caso de que un lanzamiento sea fallido, los restos del cohete puedan caer sobre el océano o sobre superficie despoblada, sin causar daños. Además, facilitará que los pequeños satélites que sean enviados al espacio puedan utilizar una órbita polar.

"La cuenta atrás para el lanzamiento del primer cohete orbital desde suelo británico ha comenzado oficialmente", ha explicado Patrick Wood, de la multinacional estadounidense Lockheed Martin. La compañía participa en el consorcio encargado del desarrollo de la base espacial en Escocia. Según informa The Verge, la salida de Reino Unido de la Unión Europea no ahuyentará ninguna inversión en la construcción del puerto escocés. No sucede lo mismo, sin embargo, con otras iniciativas de las que el país formaba parte, como el programa Galileo, cuya membresía está en peligro por culpa del Brexit.