Los huevos de pascua, esos detallitos referenciales que los realizadores de cine nos dejan en películas que continúan una historia previa y en series de televisión, están a la orden del día. Pero no muchos de ellos son capaces de estrujarnos el corazón como el que sirve de cierre para una secuencia de Jurassic World 2: El reino caído, la quinta parte de la saga jurásica que inició el bueno de Steven Spielberg (Indiana Jons y la última cruzada) en 1993 con la influyente Parque Jurásico, que ha sido **dirigida en esta ocasión por Juan Antonio Bayona (El orfanato) y con la que se ha conseguido ofrecernos la mejor después de la original.
Dicha secuencia es la de la destrucción de la isla Nublar en una horripilante erupción volcánica de la que Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) y Owen Grady (Chris Pratt), junto con Franklin (Justice Smith) y Zia Rodríguez (Daniella Pineda), querían salvar a los dinosaurios, habiendo sido atraídos allí con falsos pretextos por Eli Mills (Rafe Spall). Los protagonistas escapan en el barco comandado por Ted Levine (Ken Wheatley) in extremis y, justo después de que suban al mismo, contemplamos con ellos y suma tristeza, mayor seguramente para los espectadores que hemos convivido con animales, a un pobre braquiosaurio, el pacífico saurópodo de cuello larguísimo, rugiendo con desesperación en el límite del muelle hasta que cae y la nube volcánica lo oculta por completo.
Pues bien, resulta que Bayona ha contado recientemente en una entrevista para The Empire Film Podcast que ese braquiosaurio es el mismo que apareció en una escena plena de sentido de lo maravilloso en la película original: “Ese es el mismo braquiosaurio que vimos la primera vez. Ese es el braquiosaurio que Alan Grant [Sam Neill] vio por primera vez en Parque Jurásico”, explica; “y hemos recuperado incluso la misma animación. Si echas un buen vistazo a la animación del braquiosaurio, es exactamente la misma que tenías en el plano general de esa escena”. Conque, si su muerte durante la erupción volcánica ya nos conmovía, imaginaos lo que hubiera sido ver esa escena de Jurassic World 2 siendo conscientes de qué dinosaurio se trataba, el primero y el último que vemos en la isla Nublar, con el alucine que nos produjo cuando Spielberg nos dio la oportunidad de conocerlo.