Imaginar el futuro parece una inquietud inherente a los seres humanos. Aunque adivinar el futuro se relaciona, y con razón, con prácticas muy dudosas, lo que no podemos negar es que es un tema fascinante. Muy lejos de la superchería se encuentra la ciencia ficción que, además de imaginar futuros de todos los colores y formas, con mayor o menor suerte para los humanos, ha alcanzado una importancia cultural innegable e, incluso, ha influido directamente en el quehacer científico.

De hecho la ciencia ficción ha sido definida por algunos partiendo de su estrecha relación e influencia con la ciencia. Hugo Gernsback (el mismo que da nombre a los premios de ciencia ficción) afirma que es un romance encantador entrelazado con hechos científicos y visión profética; mientras que Isaac Asimov la define como “esa rama de la literatura que pacta con la respuesta de los seres humanos para cambiar la ciencia y la tecnología”.

Por qué es importante la ciencia ficción

La siguiente colección de imágenes ejemplifica perfectamente el interés y expectativa sobre el futuro a principios del siglo XX. En varias de ellas encontraremos diversos dispositivos mecánicos y automáticos que facilitarían la vida cotidiana, el arte, el transporte y, claro, la guerra.

Estas estampas coloridas y peculiares fueron creadas en Francia en el periodo del 1899 al 1910 por el artista Jean-Marc Côté. Originalmente se les podía encontrar en envoltorios o cajas de cigarros y más tarde fueron publicadas como postales. Este artista y otros de la época prepararon una colección para la Exhibición Mundial de París en 1900 en donde imaginaron cómo sería la vida en el año 2000.

El resultado es muy curioso e interesante pues aunque nuestros dispositivos modernos lucen muy distintos a los de las postales sí que corresponden a necesidades que desde principios del siglo XIX ya tenían las personas. Podemos notarlo en la postal sobre las batallas aéreas o los autos bélicos que, aunque se derivan de intereses menos loables y no nos guste, demuestran que el desarrollo tecnológico está estrechamente ligado a la guerra. También podemos notarlo en la automatización de tareas cotidianas como el curioso robot que limpia la casa o en la idea de un día a día rodeados de lo que hoy llamamos objetos y casas inteligentes.

Muy curiosas resultan las postales con escenas de una vida con juegos de críquet, paseos y carreras bajo el mar. En ellas se ve reflejado el interés de la época por la exploración marina, una actividad que tomó auge en la segunda mitad del siglo XIX y que despertó toda clase de hipótesis e ideas sobre la vida bajo el mar, las criaturas que ahí habitaban y la posibilidad de colonizar los bastos océanos (algo que en nuestra época se equipara con la exploración espacial y la colonización de otros planetas).

El aislamiento social

Las postales de los artistas franceses, que por cierto Isaac Asimov recopiló en un libro llamado Futuredays, no fueron las únicas en imaginar e ilustrar el futuro. Acá podemos ver un cartón publicado en la revista inglesa Punch en 1906. Titulada como "Pronóstico para 1907" y, aunque se trata de una predicción casi inmediata no deja de sorprender la idea de un telégrafo wireless, en donde cada quien disfruta lo que más le gusta o interesa: la mujer está recibiendo un mensaje de su amado y el hombre está atento a los resultados de las carreras. Si dejamos de lado los roles tradicionales podemos ver con claridad que desde entonces existía la preocupación sobre el ensimismamiento o aislamiento social por el uso de los dispositivos tecnológicos.

Un Facetime o Skype victoriano

El telephonoscope (que podríamos traducir como telefonoscopio) es un invento ficticio que fue representado por varios artistas de distintos países. Se trata de un mecanismo de comunicación de voz e imagen que permitiría ver y escuchar al mismo tiempo a los usuarios, una mezcla de tecnología que sonaba imposible en aquella época pero que, como podemos deducir, siguió siendo una inquietud persistente. Hoy en día no sólo disfrutamos de las videollamadas sino que estas pueden ser en nuestros smatphones, ¿qué diría Thomas Edison al respecto? A quien, por cierto, se le adjudicaba la autoría del teleponoscope.

La moda en el futuro

La moda es una otra forma de expresión de la cultura y resulta muy curioso cómo se imaginaron el futuro en este sentido en 1893. La siguiente colección se publicó en la revista The Strand. En ellas se puede ver la extravagante evolución de la moda a través de un siglo. Dividida por épocas se pueden apreciar los estrambóticos modelos de los años ochenta y noventa. Aunque las predicciones de la moda fueron mucho más erradas que las tecnológicas este material no tiene desperdicio y además da la oportunidad, tal como lo hacen las colecciones anteriores, de conocer sobre ese pasado que imaginaba el futuro.

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