Si hace unas horas, Airbnb anunciaba que durante el próximo año saldría a bolsa colocándose como la apuesta tecnológica de 2019, ahora le llega el turno a Uber.

Dara Khosrowshahi ha hecho un anuncio que, hasta hace unos meses, algunos habrían considerado imposible. Ha confirmado que Uber y Waymo, delegación de vehículos autónomos de Google, están en conversaciones para trabajar juntos en la tecnología de los coches autónomos. Concretamente, ha precisado, para que los modelos de Waymo se integren en la estructura de la compañía creada por Kalanick. Esto marcaría un antes y un después en la historia de Uber y en la estrategia de Khosrowshahi de intentar cambiar el devenir de la tecnológica respecto a los errores de hace unos años. Aún así, confirma, que "depende de ellos" y que si no llega buen puerto tampoco pasaría nada respecto al futuro de Uber y de la conducción autónoma.

Aún así, el hecho de sentarse a hablar con perspectivas positivas ya es todo un cambio. No hace mucho tiempo que las dos tecnológicas solo accedían a sentarse en la misma mesa si en esta mediaba un equipo de abogados. El supuesto robo de la tecnología para vehículos autónomos de Google por parte de Anthony Levandowski, ingeniero que después contrató Uber, levantó un muro irreconciliable entre ambas compañías. 14.000 archivos descargados que, según apostaba Google, terminaron en manos de Kalanick para crear el ansiado vehículo autónomo de Uber.

La guerra entre Waymo y Uber termina en acuerdo, millonario eso sí

Pese a que Uber confirmaba que en ningún momento hubo filtración de información clasificada, la realidad es que Levandowski terminó siendo despedido de Uber. La sombra de la sospecha no abandonaba a la tecnológica.

Meses de juicios interminables y un posible acuerdo sobre la mesa culminaron con un pacto entre las dos compañías. En febrero de 2018, la guerra se cerraba con un pago de 245 millones de dólares y una participación del 0,34% de Uber transferida a Waymo.

El acuerdo, que parecía poner fin a cualquier cuestión entre ambas compañías tanto para bien como para mal, ha terminado de la mejor forma posible. Independientemente del pago del importe de acuerdo a Google, financiado en gran parte por una de las últimas rondas levantadas por Uber, el new age de Khosrowshahi está empezando a dejarse ver en todo su esplendor. Google ha pasado de ser un problema a una oportunidad.