Uber ha cedido a las presiones. El proceso de arbitraje ha estado en el punto de mira después de que la ex ingeniera Susan Fowler, que desencadenó la crisis en Uber tras sacar a la luz los escándalos de acoso sexual de la compañía, y otras víctimas por las mismas prácticas criticaran este proceso de resolución de problemas.
La compañía había apostado por el llamado proceso de arbitraje, que se basa en solucionar el conflicto de manera interna, confidencial y sin poder presentar el caso ante la justicia. Hasta ahora. Uber ha anunciado que acabará con el arbitraje forzado para los empleados y conductores de la plataforma.
¿Qué cambios empresariales implica la ley que apoya Susan Fowler?
Este cambio supone que cualquier persona que haya sido víctima de acoso o agresión sexual puede presentar una denuncia pública y llevar el caso por la vía judicial sin enfrentarse directamente con la empresa.
"Al hacer este anuncio, no estamos diciendo que el arbitraje sea malo; por el contrario, el arbitraje es una forma apropiada de resolución de disputas que a menudo es más beneficioso para las partes que acudir a los tribunales ", afirmó Tony West, jefe de asuntos jurídicos de Uber, en un comunicado. La diferencia sustancial consiste en que, a partir de ahora, este proceso ya no será obligatorio y estará en las manos de las víctimas si deciden aplicarlo o no.
Decidimos que cuando se trata de este conjunto de reclamos singularmente personales y difíciles, queríamos dar a los sobrevivientes la opción de buscar una solución a sus acusaciones individuales de asalto sexual y acoso sexual en el lugar que elijan.
Este cambio, sin embargo, no aplicará a los pasajeros del servicio de transporte, quienes seguirán estando obligados a llevar un proceso de arbitraje en el caso de que denuncien a la empresa por un motivo diferente al acoso o violencia sexual. Asimismo, las demandas colectivas tampoco se enmarcan dentro de esta iniciativa.
Esto afecta directamente a las 14 víctimas de agresión de Uber que quisieron dar visibilidad a la problemática y exigir un cambio. A pesar del paso adelante, estas mujeres seguirán sin poder presentar su caso ante la justicia. "Si bien este cambio no se aplicará a las acciones colectivas, sí creemos que afecta a la gran mayoría de los reclamos de asalto que vemos en nuestra plataforma", aclaró West.
Otro de los puntos incluidos en el fin del arbitraje forzado es la confidencialidad. Hasta ahora, todos los procesos entre trabajadores y Uber estaban sujetos a una cláusula que obligaba a mantener la denuncia en secreto. Con la novedad, se podrán divulgar los detalles de las demandas si el denunciante así lo determina.
Víctimas de agresión sexual en Uber exigen que sus denuncias lleguen a la justicia
De esta manera, la compañía ha abierto la puerta a la flexibilidad en el proceso de resolución de conflictos internos. Susan Fowler fue una de las primeras personas en denunciar este modus operandi que también es implementado por otras empresas en Estados Unidos. Uno de los aspectos más criticados al respecto era que, en la mayoría de los casos, los empleados firmaban en el contrato su consentimiento para arbitrar las denuncias pero no eran conscientes de ello por el complicado lenguaje que se utilizaba en el documento para explicarlo.
Adicionalmente, Uber se ha comprometido a publicar un informe de transparencia de seguridad y a aliarse con grupos de víctimas de acoso sexual y consejeros como Ebony Tucker de la Alianza Nacional para Eliminar la Violencia Sexual y Cindy Southworth de la Red Nacional para Eliminar la Violencia Doméstica. Con esta metodología, la empresa intentará ser de ayuda también para otras plataformas de ride-hailing al compartir la información que han obtenido.
Uber ha pasado por tiempos convulsos y por una crisis interna que provocó la renuncia de Travis Kalanick. El acoso sexual en la compañía ha sido uno de los aspectos más importantes de los conflictos internos, así como la seguridad durante los viajes de la plataforma. Con la llegada de nuevo CEO, Dara Khosrowshahi, se han empezado a implementar cambios que, aunque no lograrían erradicar la crisis por completo, parecen ser un buen comienzo.