Si hay una obra cinematográfica española que se ha ganado a pulso el calificativo de “entrañable” y muy bien conocida por sus compatriotas, esa es la que nos brindó el guipuzcoano Antonio Mercero, un cineasta que supo conquistar a los espectadores al margen del alcance artístico real de su trayectoria. Habiendo nacido en marzo de 1936, la primera de las películas de alguna relevancia que realizó fue *el corto Lección de arte (1962)*, que se hizo con la Concha de Oro y el Premio Perla del Cantábrico en el Festival de San Sebastián y el correspondiente del Círculo de Escritores Cinematográficos de España. *Su opera prima en el largometraje fue Se necesita chico (1963)*, sobre las peripecias y desventuras de del joven recadero de una floristería, que presentó en el Festival de Cine Humorístico de Bordighera, localidad del noroeste de Italia, poco antes de su desaparición.
**Los de mediana edad recordarán su primera serie televisiva, Crónicas de un pueblo (1971-1974), una exitosa comedia familiar y costumbrista de la que dirigió cincuenta y cuatro de sus ciento nueve episodios, por lo que es quien tiene mayor autoría, y que ganó un Premio Ondas al Mejor Programa Cultural en 1972 y la Antena de Oro en 1973. Y en medio realizó la que quizá es su mejor y más influyente obra, el mediometraje televisivo La cabina (1972)*, con guion suyo y de José Luis Garci (El crack*) según un relato de Juan José Plans; un intrigante drama de terror surrealista protagonizado por el gran José Luis López Vázquez (Atraco a las tres, Luna de avellaneda) **en el que hay quienes quisieron ver una angustiosa metáfora de la dictadura franquista, galardonado con el Premio Emmy Internacional al Mejor Telefilme en 1973, entre otros, y al menos tres para López Vázquez por su memorable interpretación**.
Luego llegaría el misterioso filme **Manchas de sangre en un coche nuevo (1975) con López Vázquez otra vez de intérprete principal; y la serie cómica Este señor de negro (1975-1976), con el mismo actor como el muy tradicional Sixto Zabaleta, un personaje creado por el dibujante Antonio Mingote; la comedia Las delicias de los verdes años (1976); la infantil La guerra de papá (1977), adaptación de una novela de Miguel Delibes, y la fantasía cómica de Tobi (1978), ambas éxitos de taquilla; el telefilme La noche del licenciado (1979), a la que Mercero “le tenía mucho cariño” por “unos cuantos elementos autobiográficos”; y por fin, la serie tragicómica Verano azul (1981)**, sobre un grupo de chicos y chicas de origen y edades diversos que pasan las vacaciones estivales y solamente diecinueve capítulos en la localidad andaluza y marítima de Nerja, con el pescador Chanquete, que vive en un barco, y la pintora Julia.
Con las sucesivas reposiciones de la serie en Televisión Española, y momentos como el recordadísimo del episodio “No nos moverán” (1x17) o la conclusión del trágico “Algo se muere en el alma” (1x18), logró marcar a fuego a varias generaciones de televidentes; y en 1982, fue recompensada con el Premio TP de Oro a la Mejor Serie Nacional, y Antonio Ferrandis (Plácido, El verdugo) obtuvo el de Mejor Actor por su inolvidable Chanquete. Después vino la dramática **Próxima estación y el musical de terror juvenil Buenas noches, señor monstruo (1982), el drama judicial televisivo Turno de oficio (1986-1987)*, con el TP de Oro a la Mejor Serie Nacional y el Premio Fotogramas de Plata al Mejor Intérprete de Televisión para Juan Echanove (Cuéntame cómo pasó); y la comedia negra y política *Espérame en el cielo (1988)**, gratificada con el Goya al Mejor Actor de Reparto para José Sazatornil (La escopeta nacional, Amanece, que no es poco) en 1989 entre otros laureles.
Mercero regresó a Delibes con el thriller **El tesoro y a la fantasía cómica con Don Juan, mi querido fantasma (1990), y estrenó en Antena 3 la otra serie por la que es de verdad recordado, Farmacia de guardia (1991-1995), sobre las graciosas ocurrencias en la botica de un barrio popular, que aún sigue siendo la más vista de la historia de España y que consiguió un buen número de premios: Ondas, Fotogramas de Plata, TP de Oro y de la Unión de Actores* y Actrices para Carlos Larrañaga (El extraño viaje) por su caradura incorregible Adolfo Segura, para Concha Cuetos (Los pájaros de Baden-Baden) por su enérgica Lourdes Cano, para Cesáreo Estébanez (A puerta fría*) por su refunfuñón Sargento Romerales y para el director y la propia ficción televisiva. En 1997, le otorgaron la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, y su drama **La hora de los valientes (1998)* sobre la Guerra Civil acumuló reconocimientos a su vez, como el Goya a la Mejor Actriz de Reparto para Adriana Ozores (En la ciudad sin límites, El método*).
La comedia dramática **Planta 4ª (2003) recogió premios en festivales de cine como los de Hamburgo, Montreal, Giffoni o Málaga. Pero la vejez no perdona, y a Mercero se le diagnosticó la enfermedad de Alzheimer en 2006; así que no es ningún capricho que rodara más tarde la película ¿Y tú quién eres? (2007)*, en la que el anciano Ricardo, al que interpreta el querido Manuel Alexandre (Muerte de un ciclista, Lázaro de Tormes), la sufre, y traba amistad en una residencia con Andrés, encarnado por López Vázquez en su cuarta y última colaboración juntos. En 2010, cuando ya estaba retirado de la vida pública por su padecimiento, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas puso en sus manos el Goya de Honor. Y, *si uno vuelve a ver Verano azul o Farmacia de guardia, se dará perfecta cuenta de que no han envejecido bien en absoluto. Pero es imposible no admitir que, con La cabina, forman parte de la cultura popular y la memoria cinematográfica de todo un país**.