En la actualidad la palabra "morgue" nos remite a una imagen, si bien tétrica, muy distinta a lo significaba en la Francia del siglo XVIII, en donde comenzó a designarse la morgue al lugar donde se resguardaban los cuerpos hallados en las calles o en el río (también en revueltas sociales como más tarde sucedió) para que fueran reconocidos por sus familiares. La diferencia estriba en que dicho lugar no era un espacio cerrado, medicalizado y de estricto acceso como es en la actualidad sino un lugar muchas de las veces insalubre, descuidado o bien abierto como si de una atracción pública se tratara.
Para comprender esto y contextualizar el origen de la palabra "morgue" debemos ubicarnos en la Francia prerevolucionaria, específicamente en la llamada Grand Châtelet, una construcción hecha por Luis VI, sede de la policía, las mazmorras y donde se ubicaría la primera morgue de la capital. Ahí iban a parar los cuerpos encontrados en las calles y en los ríos, se dice que la ubicación de la Grand Châtelet a la orilla del Sena facilitaba la recolección de cadáveres que proliferaban tanto por ahogamientos, asesinatos o suicidios. Los cuerpos eran llevados al sótano a donde los familiares identificaban a sus muertos a través de una rejilla; a este sitio se le denominaba Basse-geôle.
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De manera informal ese lugar se le comenzó a llamar la morgue. La palabra "morgue" se deriva del verbo del francés antiguo "morguer", que significa "mirar solemnemente", el que a su vez deriva de "murricare" del latín vulgar que significa "hacer una mueca o un puchero". Para 1718 el Dictionnaire de l’Académie define a la morgue como:
Un lugar en el Châtelet donde los cadáveres que se han encontrado están expuestos y a la vista del púbico para que sean reconocidos.
Cuando el Grand Châtelet fue destruido por orden de Napoleón e 1808 (en donde se construyó la Plaza del Châtelet y el Teatro del Châtelet) otro edificio fue designado para contener los cadáveres para su identificación: La Morgue (esta vez llamada así oficialmente), ubicada en Quai du Marché Neuf y Pont St. Michel, en una área cercana al cuartel de policía, el juzgado y la facultad de medicina de La Sorbona. La Morgue no fue más un lúgubre y mal ventilado sótano sino un mausoleo tipo griego en donde los cadáveres eran exhibidos en una sala especialmente diseñada para ello, con ventanas de vidrio y mucha luz natural, así que la gente se congregaba para mirar los cuerpos que eran colocados en losas mármol inclinadas.
La ubicación de La Morgue y la facilidad para adentrarse y mirar los cadáveres propició que el lugar fuera visitado por muchas personas y de todas las clases sociales, incluso como una atracción. En días posteriores a un crimen la multitud abarrotaba el lugar. Se conocen testimonios sobre visitas de hasta 40,000 personas en un sólo día. A todas luces se le consideraba un espectáculo, además no había restricción de entrada para nadie, incluso los niños podían asistir.
Nueva época + medicina forense
En 1864 el edificio de La Morgue fue demolido. La nueva ubicación fue justo debajo de Notre Dame. A este cambio también se vincula la introducción de las prácticas forenses y la identificación médica de cadáveres. Esta nueva morgue tenía un cuarto de autopsia y laboratorio; también la policía mejoró en el manejo de la información de los cadáveres y archivo de los datos.
En adelante se vinculó a la morgue con los conceptos que actualmente tenemos de estos lugares: como una institución con su área administrativa, medica, de investigación, es decir, un espacio restringido y regulado. En 1907 se cerraron oficialmente las visitas públicas a la morgue; dejó de ser un lugar para dar rienda suelta al morbo y los cadáveres un espectáculo.
Los procesos de la morgue de París se extendieron y desarrollaron en otros lugares del mundo. La palabra para designar estos espacios se fue adoptando también en otros países, por ejemplo en Estados Unidos se le llamaban "dead house" pero a principios del siglo XX se comenzó a utilizar el término "morgue" y claro, dejó de ser una atracción pública que tenía de todo menos el "mirar solemnemente" al que se refiere su etimología.