Las noticias falsas, conocidas popularmente como fake news desde que Donald Trump hiciera del término un estandarte en sus apariciones públicas tanto durante la campaña como una vez en la presidencia, son en la actualidad una de las principales preocupaciones de las redes sociales debido a su creciente utilización con fines inmorales. También lo son ahora de la Comisión Europea, que propone hoy unas medidas con el fin de acotar su existencia propagación.
Con ello, según señalan varios cargos de Comisión, se pretende ahondar en varias áreas que permitan poner punto y final a la desinformación a través de las plataformas online, algo que no solo puede atentar contra la sociedad de democracia sino también contra la seguridad de los estados miembros de la Unión. Ponen, además, en relevancia el escándalo de Facebook y Cambridge Analytica, asegurando que ha "demostrado exactamente cómo pueden explotarse datos personales en contextos electorales y nos recuerdan de manera oportuna que se necesita mucho más para asegurar unos procesos democráticos resilientes".
Un Código de Buenas Prácticas sobre Desinformación
Para combatir las fake news, Europa propone una serie de medidas que se suman a algunas de las propuestas que ya habían realizado con anterioridad a las redes sociales. La más importante de ellas, que deberá ponerse en marcha de aquí al próximo mes de julio, es un Código de Buenas Prácticas sobre Desinformación común a todas las plataformas, el cual permitirá aplicar una misma vara de medir sin importar de qué red social se trate.
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El Código, tal y como especifica la Comisión, tratará de garantizar la transparencia sobre los contenidos patrocinados, en particular la publicidad de carácter político, así como restringir las opciones de determinación de un objetivo para ese tipo de publicidad y proporcionar una mayor claridad sobre el funcionamiento de los algoritmos, permitiendo su verificación por terceros. Además, se pretende hacer que resulte más fácil para los usuarios encontrar y acceder a fuentes distintas de noticias que representen otros puntos de vista, así como introducir medidas para identificar y cerrar cuentas falsas. Todo ello redondeado con la capacitación a los verificadores de información, los investigadores y las autoridades públicas para controlar permanentemente la desinformación en línea.
Una estructura que reduzca el margen de error
Las medidas expresadas, no obstante, no son las únicas propuestas que desvela hoy el organismo europeo. Aunque el Código de Buenas Prácticas sobre Desinformación es el único que parece contar con una fecha de aplicación prevista, la Comisión plantea otras medidas, como la creación de una red europea independiente de verificadores de información, conseguir una mayor alfabetización mediática que permita a las personas adoptar un espíritu crítico hacia el contenido que vean publicado en internet o apoyar una información plural y de calidad a través de un periodismo honesto.
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Es de esperar, por consiguiente, que a lo largo de 2018 veamos más movimientos por parte de la Comisión Europea para aplicar esta serie de medidas, así como la concreción de las mismas, para evitar futuros escándalos en relación a la difusión de las noticias falsas. Por su parte, Facebook ya ha comenzado a poner en práctica algunas políticas al respecto a raíz de la injerencia rusa en las pasadas elecciones estadounidenses.