El campo del almacenamiento interno no suele generar mucho interés por parte del público y de los medios, pero no por ello deja de ser importante. Aunque la atención suele estar en la cámara o en procesador, sin una buena memoria NAND, la experiencia puede verse seriamente afectada, y en esa línea, un teléfono mediocre con un almacenamiento interno de buena calidad puede mejorar exponencialmente. Es un proceso que en el mundo del escritorio comenzó con los SSD hace unos 10 años, y que en el mundo móvil sigue vivo con la llegada de UFS 3.0.
Se trata de la última especificación de memoria NAND móvil anunciada por la JEDEC, y llega para sustituir a las exitosas UFS 2.0 (que debutó en el Samsung Galaxy S6 en 2015) y UFS 2.1, que a su vez sustituyeron, aunque sigan conviviendo en el tiempo, a la memoria de tipo eMMC.
Las novedades de UFS 3.0 respecto a sus predecesores no son pocas, pero la más importante es que frente a los 900/180 MB/s de lectura y escritura que ofrecía UFS 2.1 respectivamente, el nuevo estándar perfume doblar el ancho de banda hasta los 11,6 Gbps por canal, lo que supone 1,45 GB/s. En UFS 3.0 también pueden configurarse dos canales, como venimos viendo desde UFS 2.0. Esto, en la práctica se traduce en poder brindar hasta 2.9 GB/s, cifras que actualmente no vemos en la práctica ni en los discos SSD de muchos equipos profesionales.
El consumo energético, tan crucial en el mundo móvil, también ha mejorado considerablemente con UFS 3.0. Gracias a una reducción del área de los chips y a mejoras en los procesos de fabricación, el consumo baja a 2,5 voltios, frente a los 3,6 voltios máximos de las anteriores iteraciones de UFS.
UFS 3.0 en el día a día
En búsqueda de componentes cada vez más resistentes a cualquier tipo de contexto, otra novedad que la JEDEC ha confirmado en el nuevo estándar son las temperaturas en que la memoria UFS 3.0 puede operar sin problemas, y el rango es muy amplio: desde -40ªC bajo cero hasta 105ºC. Esto garantiza los usos corrientes de smartphones, pero también los de vehículos o equipamiento usado en condiciones extremas.
La pregunta final es, ¿importa esto de verdad en el día a día de un smartphone? La respuesta larga y clara es que sí. La velocidad del almacenamiento es crucial no sólo en la apertura de aplicaciones, juegos o su instalación, donde los terminales de gama media y baja sufren durante horas en el momento de la activación, sino también a la hora de tomar fotografías o vídeos de mucha resolución, que puede producir ralentizaciones en la app de cámara. La respuesta corta y más subjetiva es que no todos los usuarios lo necesitarán, pues muchos disfrutan de una experiencia fluida con memoria NAND eMMC convencional.
En principio, lo probable es que las primeras memorias UFS 3.0 aparezcan en terminales que se comercialicen en la segunda mitad del año, pues ahora, por plazos, parece algo ajustado. Sin embargo, cuando de Samsung se trata, las implementaciones siempre han sido rápidas. Nadie esperaba UFS 2.0 en el Samsung Galaxy S6 ni Gorilla Glass 4 en el Galaxy Note 4. Estamos abiertos a posibles sorpresas.