beso de mamá

Fuente: Pixabay.

Durante los últimos días, numerosos usuarios han compartido en redes sociales una noticia en la que se aseguraba que un beso de mamá cura más que la homeopatía. El artículo, publicado en España por un medio digital, señalaba que "un estudio demuestra que los niños que recibieron un beso en la zona tuvieron un alivio del dolor más rápido". Aunque la homeopatía no ha demostrado mayor evidencia científica que el placebo, tampoco es cierto que se haya realizado una investigación comparando la eficacia de los productos homeopáticos con los besos de los padres.

El origen del bulo científico se remonta a una publicación realizada en The Science Post, una página satírica que recopila noticias totalmente ficticias y de humor relacionadas con la salud y la ciencia. El falso artículo citaba un supuesto estudio publicado por la Universidad de Pittsburgh en una revista imaginaria llamada The Journal of American Parenting, aunque sí existe una denominada Parenting. La noticia original incluía además las declaraciones de uno de los científicos que presuntamente habían participado en el trabajo, el doctor Francis Campbell, y de un homeópata llamado Dana Ullman.

Hipertextual se ha puesto en contacto con la Universidad de Pittsburgh para desmentir la existencia de un estudio que compare la homeopatía con los besos de los padres. "The Science Post es pura sátira. No contamos con ningún profesor llamado así y no parece que la revista Journal of American Parenting sea real", confirma Joe Miksch, director de Comunicación de la institución académica norteamericana. Quien sí existe de verdad es Dana Ullman, portavoz del colectivo a favor de la homeopatía en Estados Unidos y que ha escrito en numerosas ocasiones sus alegatos a favor de estos productos, a pesar de que no han demostrado hasta la fecha ser más eficaces que el placebo.

Homeopatía y besos de los padres: el origen del bulo

El artículo satírico publicado originalmente por The Science Post afirmaba que los científicos habían analizado a 248 niños que presentaban "pequeños rasguños y golpes en sus brazos y piernas". "Vimos que los pequeños que recibían un beso de su progenitor en el área lesionada experimentaban un alivio más rápido y significativo que aquellos que no eran besados y que, en su lugar, tomaban homeopatía", decía el falso doctor Francis Campbell. Sus declaraciones podrían sonar creíbles teniendo en cuenta que, en ocasiones, las investigaciones tratan de averiguar objetivos cuanto menos disparatados, como nos recuerda cada año la entrega de los famosos premios Ig Nobel.

Pero la lectura completa de la noticia en The Science Post dejaba claro su tono humorístico y falso. La publicación atribuía a Dana Ullman unas declaraciones en las que decía que "muchas veces los beneficios de la homeopatía no son evidentes sino hasta el mismo momento en el que la lesión o enfermedad se habría resuelto naturalmente por sí misma". A su juicio, proseguía el texto, el falso estudio demostraba "que los padres deberían utilizar homeopatía para los niños", ya que "no había reacciones adversas en el grupo que recibió productos homeopáticos, algo que no sucede en los tratamientos convencionales para el dolor". Unas pistas claras que apuntaban a que la historia era completamente mentira, en el caso de que no nos hubiéramos dado cuenta de que la página web de The Science Post recoge en su logo que es una publicación satírica.

homeopatía
La homeopatía es una terapia que no ha demostrado mayor efecto que el placebo. Imagen cedida por Boiron.

Aunque no se haya realizado ningún estudio comparando la eficacia de los besos de los progenitores con este tipo de pseudoterapias, tampoco se ha llevado hasta la fecha ninguna investigación que pruebe que la homeopatía tiene mayores efectos que el placebo. Así lo han confirmado entidades como el Servicio Nacional de Salud y el Comité de Ciencia y Tecnología de Reino Unido, el Consejo de Investigación y Medicina de Australia, el Colegio de Estados Unidos de Toxicología Médica y de Toxicología Clínica y diversos estudios publicados por la Real Academia Nacional de Farmacia o en las revistas The Lancet, The Lancet (II), Nature, British Journal of Clinical Pharmacology, Journal of Clinical Epidemiology o Journal of Law and Medicine.