Dark kitchen, delivery

Ha sido la noticia del fin de semana y daba un nuevo giro a los acontecimientos en la historia de una de las tecnológicas más polémicas del año. Una Inspección de Trabajo en Valencia determinaba que el modelo de relación laboral de Deliveroo no se ajusta a la realidad, afirmando que los riders son asalariados con todos los derechos y no trabajadores autónomos. Según publicaba El País, esto supondría que la compañía de reparto de comida a domicilio tendría que abonar algo más de 160.000 euros en concepto de cotizaciones a la seguridad social. Algo diferente a lo que sucediese con la misma compañía en Reino Unidos, donde un Tribunal determinaba que los repartidores de la plataforma eran de facto autónomos con todas las de la ley. Pero, quizá, similar a la experiencia de dos conductores de Uber en la misma geografía que, tras acudir a los tribunales, han conseguido tener el título de empleados con vacaciones pagadas y todo lo que supone alcanzar ese estatus.

La sentencia ha hablado: los riders de Deliveroo no son empleados

Sea como fuere, el acta de inspección no tiene de momento ningún efecto jurídico, por lo que, según se explica en un comunicado oficial de Deliveroo, se recurrirá en los Tribunales. ¿Su mayor defensa? La entrada en vigor de un nuevo modelo de relación con sus roderes basado en el tipo de contrato de autónomos de TRADE.

“La Inspección de Trabajo ha presentado una propuesta basada en un modelo de relación con riders que ya no está vigente en España. La compañía confía en que se demuestre la condición de autónomos de los riders, como así lo han manifestado sentencias recientes en el Reino Unido y Francia, en las que se ha avalado que los riders que colaboran con Deliveroo son autónomos”.

Según el informe al que ha tenido acceso El País, la tecnológica se respaldaría en un aspecto muy concreto de sus antiguos acuerdos de colaboración para establecer la relación laboral. Es decir, sobre los papeles quedaría constancia de que el rider estaría firmando un "contrato de servicios de un trabajador autónomo", pero en la práctica las condiciones no serían tales. En términos financieros para la compañía, contar con autónomos supone el ahorro de miles de euros para cualquier empresa.

Por su parte Deliveroo, que se escuda en gran parte en su aportación a la economía española en unos 27 millones de euros entre 2016 y 2017, tiene clara su réplica en los tribunales.

deliveroo
Sam Saunders (Flickr)

Los planteamientos presentados y sus fundamentos

Los argumentos para el informe desfavorable de la Inspección de Trabajo se basan en tres aspectos muy relevantes. Por un lado, según el texto se explica que los riders están completamente sometidos a las decisiones de la compañía en cuanto a horarios y actividad. Lo que Adrián Todolí, en su blog legal, ha determinado como una suerte Gran Hermano del S.XXI. “Sabemos que has recogido el pedido pero vemos que no te mueves, ponte en movimiento!” o “hay que mejorar los tiempos” serían sólo algunas de las frases con las que el "Gran Hermano" controlaría a sus riders. Recomendaciones de vestimenta o su papel como relaciones públicas de la compañía serían otras de las alegaciones que el inspector ha tenido en cuenta para llevar a cabo el texto. Lecciones sobre la filosofía de la empresa, órdenes de llevar o no la señalética de la compañía y tener aprendices de rider a su cargo. Todos motivos suficientes para el Inspector.

Según Todolí, uno de los fundamentos necesarios para abordar la cuestión de Deliveroo radicaría en comprender los nuevos modelos de empleo generados por aquello conocido como economía colaborativa o economía de plataformas. La laboralidad actual, por tanto, se ha fundamentado en sistemas antiguos de empleo bajo nuevos modelos de empresa.

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Se atiende también al hecho de que, en estos nuevos modelos, los prestadores de servicios no son los dueños de la plataforma. Así, los riders son los dueños de la bicicleta, pero no del negocio de la misma manera que Uber es propietaria de la mayor compañía de coches sin tener ningún vehículo en plantilla o Airbnb la mayor plataforma de pisos sin viviendas. Y, por último, la unilaterilidad de las decisiones en la toma de decisiones vinculadas a la compañía.

Sea como fuere, se confirman dos hechos relevantes en esta historia. Pese a los elevados ingresos de Deliveroo este año, a nivel de imagen, ha sido el peor para la compañía. Añadiendo que, pase lo que pase, la decisión en cuanto a la Inspección será completamente influyente en el futuro de la economía de plataformas.

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