En septiembre de 2015, la NASA aprovechó sus extraordinarios recursos de comunicación y marketing para asombrar al mundo. Durante días, la agencia espacial norteamericana alimentó los rumores sobre un inusual hallazgo en Marte, que se terminó publicando en la revista Nature Geoscience. Los investigadores habían descubierto sales hidratadas en el planeta rojo, una evidencia de la existencia de agua líquida en Marte. Aunque no era la primera vez que se sugería algo parecido, la noticia copó decenas de titulares y acaparó las portadas de los principales medios de comunicación de todo el mundo.
La ciencia, sin embargo, no se construye a partir de evidencias definitivas y seguras, sino que toda investigación ha de ser reproducible y confirmada por estudios posteriores. El problema con el bombazo del anuncio del agua en Marte es que ni era definitivo ni completamente seguro, sino una prueba más que se añadía a la lista de evidencias que parecen confirmar que en el planeta rojo podría haber este líquido esencial para la vida. La propia NASA parece desdecirse de aquel artículo científico ahora a través de un nuevo trabajo, también publicado en Nature Geoscience, donde los científicos sugieren que lo que parecía agua en realidad podría ser arena.
Un equipo de investigadores del Servicio Geológico de Estados Unidos, la Universidad de Arizona, el Instituto de Ciencias Planetarias y la Universidad de Durham ha analizado en detalle las hileras estacionales, que aparecen y desaparecen del planeta rojo por culpa aparentemente de un hipotético flujo de agua salada en Marte. Las regiones conocidas en inglés como Recurring Slope Lineae (RSL) crecen gradualmente, se desvanecen cuando supuestamente están inactivas y reaparecen en la época más calurosa del año. Sus características habían llevado a los científicos a pensar que se debían a la filtración de agua líquida; sin embargo, su origen no está nada claro, y este nuevo estudio apunta que dichas fluctuaciones podrían ser ocasionadas por material granular de arena y polvo.
Según el estudio, el extremo terminal de las pendientes es idéntico a las laderas que se observan en las dunas de arenas, donde el movimiento está provocado por flujos de material granular seco. Los científicos rechazan ahora que el comportamiento de estas hileras se deba a la presencia del agua, ya que requeriría que el volumen de líquido corresponda a la longitud de la pendiente y, por ello, se produciría más líquido en regiones más extensas. Sin embargo, tras examinar 151 hileras, los científicos vieron que se trata de pendientes parecidas a pesar de tener longitudes muy distintas.
"Habíamos pensado en las RSL como posibles flujos de agua líquida, pero las pendientes son más similares a lo que esperaríamos para arena seca", explica Colin Dundas, científico del Servicio Geológico de Estados Unidos y uno de los autores del artículo. "La nueva comprensión de las RSL apoya otras evidencias que muestran que Marte a día de hoy está muy seco", asegura. Su investigación, que se ha realizado en colaboración con el Mars Reconnaissance Orbiter, sugiere que la superficie del planeta rojo carece en la actualidad de agua líquida. Los autores del nuevo trabajo sí admiten, sin embargo, que pueda haber pequeñas cantidades de agua en las partes iniciales de estas hileras, ya que se han detectado minerales hidratados, pero la existencia de este líquido estaría en todo caso bastante limitada.
En opinión de Jesús Martínez Frías, jefe del Grupo de Investigación del CSIC de Meteoritos y Geociencias Planetarias en el Instituto de Geociencias (IGEO), los autores realizan un análisis de tipo topológico "muy interesante". La investigación, según el director de la Red Española de Planetología y Astrobiología (REDESPA), incide "más en la interpretación y modelización de lo observado que en la obtención de nuevos datos". Martínez Frías destaca que los hallazgos realizados en el pasado sobre las sales hidratadas y la estacionalidad del proceso son hechos inequívocos, pero no descarta que el mecanismo de movilización sea fruto de una combinación de agua y arena. "Muchas veces intentamos ser cainitas y la realidad nos confirma que pueden ser varias las causas necesarias para explicar el resultado final", agrega.
"Las RSL probablemente se originan por algún tipo de mecanismo único en el ambiente de Marte, por lo que representan una oportunidad para aprender cómo se comporta el planeta rojo, lo que es importante para la futura exploración de su superficie", señala en un comunicado difundido por la NASA Alfred McEwen, profesor de la Universidad de Arizona e investigador principal del experimento HiRISE. Los científicos creen que la comprensión de estas intrigantes regiones pasará, probablemente, por los estudios que se realicen in situ. El nuevo trabajo sugiere que las hileras no estarían lo suficientemente hidratadas como para albergar hipotéticamente vida microbiana, un hallazgo que obligará a los científicos, una vez que lleguemos al planeta rojo, a extremar las precauciones cuando exploren estas zonas para evitar cualquier contaminación con microorganismos procedentes de la Tierra.