Para entender porque Qualcomm y Apple han desatado una épica batalla legal en diversos países que probablemente durará varios años, primero hay que hablar sobre el inusual negocio que le ha ayudado a triplicar sus ingresos durante la última década a la empresa de semiconductores más grande del mundo. Además de vender módems y otros chips, ha acumulado una cartera de más de 130.000 patentes que incluyen, entre otras cosas, las tecnologías clave que permiten a los teléfonos inteligentes enviar y recibir datos.

Eso significa que cualquiera que quiera vender un smartphone con conectividad a la red de alta velocidad, necesita una licencia de Qualcomm. Por ello, la fabricante de chips cobra regalías de hasta el 5% el precio promedio de venta de un móvil, las cuales pueden llegar a más de 30 dólares por dispositivo, de acuerdo con Bloomberg.

Este esquema de precios que la empresa de procesadores considera justo ha sido bautizado por las fabricantes de móviles como "el impuesto de Qualcomm". Dicha práctica ha sido investigada por reguladores en China, Taiwán, Corea del Sur, Japón, la Unión Europea y los Estados Unidos. Esta es la historia antes de llegar a ese punto.

El impuesto de Qualcomm

Tras el lanzamiento del primer iPhone, Apple compró durante cuatro años sus procesadores a Infineon, que posteriormente fue adquirida por Intel. Antes de comprarle por primera vez a Qualcomm, pagaba las tarifas de licencia indirectamente a través de sus proveedores.

La empresa de Cupertino intentó sin éxito negociar una licencia directa con Qualcomm en los términos de FRAND (justo, razonable y no discriminatorio), pero terminaron firmando un "Acuerdo de Incentivo de Marketing". Apple prometió no desafiar las patentes de la empresa de San Diego y no alentar a los reguladores a indagarla. Sin embargo, sí permitía a Apple responder honestamente a preguntas de cualquier investigación que ya estuviera en curso.

El escándalo de Corea del Sur

Los problemas empezaron cuando Qualcomm comenzó a cobrar sus licencias por separado, violando la ley de agotamiento de patentes. De acuerdo con la fabricante de chips, fue cuando Apple alentó a Samsung para que presionara a los reguladores de Corea del Sur a indagar una investigación abierta desde el 2014 como parte de una conspiración para presionarla a reducir sus precios.

El escándalo salpicó a la ex presidenta Park Geun-hye, quien fue acusada de corrupción, y al presidente y CEO de Samsung, Lee Kun-hee, quien fue acusado de sobornar al Gobierno de su país. El entonces vicepresidente de la Comisión Federal de Comercio de Corea del Sur renunció, mientras que la ex mandataria surcoreana fue destituida. Por su parte, la empresa de Cupertino siempre ha negado que los hechos ocurrieran de esta manera.

La cacería de prácticas monopólicas

En 2015, China impuso a Qualcomm una multa récord de 975 millones de dólares por infringir la ley antimonopolio. Ese mismo año, la Comisión Europea también inició dos investigaciones antimonopolio en su contra por presuntamente abusar de su posición dominante en el mercado.

Un año después, en 2016, Corea del Sur impuso a la firma de San Diego una multa de 854 millones de dólares, la más grande jamás impuesta en el país, por supuestas prácticas comerciales desleales en las ventas de licencias de patentes que limitaban a su competencia.

En enero del 2017, la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) presentó una denuncia, acusándola de prácticas anticompetitivas para mantener su monopolio en el mercado de los teléfonos móviles al cobrar a los fabricantes una tarifa desproporcionada por sus patentes. Esa misma semana, Apple demandó a Qualcomm por 1.000 millones de dólares por la retención de un pago de la misma cifra. La declaración oficial de la empresa de Cupertino señala lo siguiente:

Qualcomm insiste en el cobro hacia Apple de por lo menos cinco veces más en los pagos que todas las demás licencias de patentes celulares con las que tenemos acuerdos de forma combinada. Para proteger este esquema de negocios, Qualcomm ha tomado medidas cada vez más radicales, más recientemente la retención de casi mil millones de dólares en los pagos de Apple como venganza para responder con veracidad a los organismos policiales que los investigan a ellos.

Por otro lado, la Comisión de Comercio Justo de Taiwán le impuso este año otra multa récord de 773 millones de dólares por muchos años de infringir las leyes antimonopolio y abusar de su posición dominante en el mercado.

Todos contra todos

Apple anunció en abril del 2017 la suspensión de pagos a Qualcomm por las licencias relacionadas con el iPhone hasta que se resolviera toda su disputa legal. La fabricante de semiconductores no se quedó de brazos cruzados y le solicitó a la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (ITC, por sus siglas en inglés) una orden para prohibir la importación de los iPhones y otros productos de Apple por infringir seis de sus patentes, por las cuales se negó a seguirle pagando regalías.

En mayo, Qualcomm extendió su batalla contra los proveedores de Apple demandando por el incumplimiento contractual de sus acuerdos de licencia a Foxconn, Pegatron Corporation, Wistron Corporation y Compal Electronics. La empresa de Cupertino también dio instrucciones a sus proveedores de no pagar regalías a la empresa de chips.

La firma de San Diego ha admitido que el impago de la empresa de Cupertino le ha causado una pérdida de un 40% en sus ingresos durante el tercer trimestre del año fiscal en comparación con el año pasado. No obstante, a finales de septiembre, Qualcomm llevó el litigio a China, donde la demandó por infringir tres de sus patentes. Además, pidió que se detuviera la fabricación y venta del iPhone en el país asiático.

En el más reciente capítulo de la batalla legal entre ambas empresas, Qualcomm ha demandado a Apple a principios de noviembre por presuntamente violar los términos de una licencia de software, acusándola de compartido el código de un chip con Intel.

De acuerdo con The Wall Street Journal, Apple tenía planeado dejar de ser cliente en 2018 de la fabricante de semiconductores. Sin embargo, todo parece apuntar ahora a que Broadcom podría ser la heroína de esta historia al adquirir a Qualcomm. La oferta inicial en la que podría convertirse en la mayor operación tecnológica de la historia es de 130.000 millones de dólares.

Broadcom y Qualcomm podrían cerrar la mayor operación tecnológica de la historia

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