La Unión Europea tiene puesto el ojo en Amazon. Luxemburgo no es, desde luego, la primera vez que aparece dentro de los directorios en los que facturas muchas empresas multinacionales que operan en Europa, sobre todo para empresas norteamericanas de base tecnológica, que suelen utilizar el país europeo como centro de operaciones hasta que tiene la suficiente presión como para tener presencia en los países en los que operan o bien, buscan zonas comunitarias con menor presión fiscal (como Irlanda o Malta).
Ahora es Reuters la que informa del cambio legislativo que la Comisión Europea va a proponer a la cámara sobre la forma en la que se gravan los productos vendidos dentro de la Unión Europa con la intención de poner fin a la ingeniería fiscal y financiera que utilizan muchas de estas compañías para minorar su base imponible y, por tanto, pagar menos impuestos en los países en los que operan.
El documento, al que ha tenido acceso Reuters, la Comisión propondrá que el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en el comercio transfronterizo se grave a la tasa establecida por el país donde se encuentra el comprador, en lugar del tipo del país en el que la compañía resida, lo que supone que, cuando se realicen ventas directas desde un país con baja presión fiscal, el IVA impuesto a la venta será el del lugar desde el que se compre.
Lógicamente, este movimiento no afecta a la venta a pérdida entre filiales para la repatriación de beneficios, la operativa que hace que la venta en origen no reporte beneficios y que al final se integren en el destino, que generalmente suele tener una baja presión fiscal, algo que han venido utilizando muchas compañías americanas que han domiciliado su residencia en Malta, Irlanda o Luxemburgo, que tiene la tasa fiscal más baja de la toda la UE, ni tampoco afecta al tipo medio del impuesto de sociedades, otro de las armas que se utilizan para minorar la base fiscal, ya que no existe una armonía fiscal dentro de territorio comunitarios que limite estas acciones, una practica utilizada por la mayoría de compañías que venden online productos electrónicos, como por ejemplo ebooks (y toda la operativa de Amazon).
Que Apple pague el pato no es la solución al lío fiscal de la Unión Europea
No obstante, si la Comisión empieza a introducir cambios de gran calado en la forma en la que se gravan los impuestos por ventas dentro de la Unión Europea, sobre todo en lo que se refiere al IVA, las primeras compañías afectadas son aquellas que realizan sus ventas desde único centro operativo que recoge las ventas internas realizas a las filiales y que actúa como centro de beneficio: Amazon, cuya sede europea se encuentra en un país con baja presión fiscal como Luxemburgo, y en un momento en el que la compañía se enfrenta a una investigación por un supuesto acuerdo fiscal ilegal en Luxemburgo, similar a las acusaciones de Apple e Irlanda, que la Comisión puso en marcha 2016.
Según la propuesta de la Comisión, el IVA seguirá pagándose a los países donde las empresas están ubicadas, es decir, la formula será idéntica a la actual, pero se aplicará al tipo de país de origen del comprador y será cargado por este, para posteriormente ser transferido (y fiscalizado) al país de la sede de la compañía que vaya a repatriarlo, algo que se conoce como One Stop Shop, y que actualmente es de obligado cumplimiento para los servicios de telecomunicaciones, de radiodifusión o de televisión y electrónicos, que deben tributar por el Impuesto sobre el Valor Añadido en cada uno de los Estados donde se encuentren establecidos o residan sus clientes consumidores finales.
One Stop Shop, que pro ejemplo ya está implementado para recaudación de IVA por la Agencia Tributaria para varios sectores, es un paso más que puede resultar en dolores de cabeza para algunas compañías con grandes volúmenes (como Amazon y los ebooks) pero que se ha convertido en una formula muy efectiva para fiscalizar la recaudación de IVA y para armonizar las trasferencias de dinero entre la UE tomando como referencia el país de residencia del comprador.
Sea como sea, este es un primer paso para la armonización fiscal en la UE, aunque todavía queda el mayor escollo: todas las propuestas legislativas sobre cuestiones fiscales necesitan el respaldo de los 28 estados de la UE para convertirse en ley, por lo que de momento algunas de las regiones con menor presión fiscal que se ven beneficiadas pro estos movimiento puede estar en contra de este tipo de medidas.