Fue una de las tendencias de 2016 y todo apuntaba a que 2017 cerraría con un incremento de lo que prometía ser el futuro del automovilismo. La conducción autónoma, así como las empresas dedicadas a ello, se posicionarían como un de los elementos más importantes para uno de los negocios internacionales por excelencia. La conducción autónoma, sin entrar en las polémicas asociadas a las normativas legales que rigen este nuevo modelo de conducción, se ha instaurado como el punto número uno a la hora de lograr financiación.
Esta nueva lógica ha llegado al punto de que startups, en su concepción de base tecnológica más que por sus dimensiones, han iniciado la financiación de otras de su grupo para entrar de lleno en el negocio de los coches autónomos. El último de la lista ha sido Baidu, el gigante chino que sigue causando pesadillas a Uber. La compañía de transporte por ciudad ha anunciado la ampliación de su fondo para startups con 1.500 millones de dólares para la financiación de pequeñas tecnológicas dedicadas al desarrollo de coches sin conductor. Su objetivo es apoyar unas 100 startups en los próximos 3 años que complementen lo que Baidu ya ha estado investigando en su propia plataforma, la cual tiene como objetivo poner vehículos 100% operativos y sin conductor en 2020.
Si Henry Ford levantase la cabeza…
Baidu ha sido la última de una lista muy larga en la que todos los jugadores están moviendo fichas a través de fusiones, adquisiciones y colaboraciones con una velocidad que supera todo lo visto con anterioridad. Las inversiones de Ford en inteligencia artificial y su compra de Chariot, General Motors comprando Cruise y asociándose con Lyft; la cual tiene detrás a otro gigante como Google. Tesla en su universo paralelo y, por supuesto Uber que con su división Otto quiere revolucionar no sólo el negocio de los coches, también el de los camiones. Independientememte de las polémicas internas entre Google y Uber por el caso Lewandowski.
En todo este entramado y coincidiendo con las inversiones de startups de coches en otras del sector autónomo, ha sido poca la coincidencia por parte de algunos grandes fondos, principalmente de Silicon Valley, a la hora de subirse al carro. A16z Led con 3.100 millones por delante ha entrado en varias compañías de este tipo, así como Andy Rubin que también ha querido sumarse a la tendencia.
A la zaga de una constante
Lyft, con Google detrás, Uber, Didi o Baidu, servicios similares para un fin último muy claro: controlar el transporte privado por las ciudades bajo demanda. El sector del taxi, polémico en esencia, quedaría para los servicios de calle en última instancia antes de -según apuntan todas las teorías, desaparecer por el uso de las apps de transporte.
Sin embargo, uno de los mayores problemas de estas compañías son los propios conductores. Los problemas de inseguridad, las solicitudes de mejores condiciones de empleo y, a fin de cuentas, el trato último con seres humanos es uno de los lastres más grandes para compañías que quieren conquistar el transporte por ciudades. Todas las teorías apuntan a una estrategia d. conquista previa en la mayor parte de las geografías para, una vez haberse hecho hueco en el mercado, posicionar el mayor número de vehículos sin conductor posible. Todo un futuro empresarial dirigido a los coches sin conductor en el que ganará aquel que llegue primero.