Lejos quedaron esos años en los que Henry Ford ideó la mejor forma de alcanzar la optimización en la producción industrial, convirtiéndose no solo en una forma fabricación, también en un medio de vida conocido como el fordismo, que tanto ha inspirado a economías enteras, ideologías políticas o a obras literarias. Centrándose en la fabricación en cadena de sus coches consiguió revolucionar el mercado automovilístico, primero en Estados Unidos para pasar en pocos años a colonizar todo el mundo. Todas las decisiones, diseños y modificaciones se aplicaban en esos complejos sistemas; nada quedaba a la suerte ni de otros fabricantes ni de los propios conductores.
Un gran número de startups han surgido para competir en el complejo mundo del automóvil
Y tras Ford, muchas marcas de coches han surgido, con mayor o menor suerte, para formar parte del Olimpo de los modelos de cuatro ruedas. Todas usando la misma técnica de producción, que salvo una mayor tecnificación, siguen funcionando prácticamente igual.
Pero como era de esperar, y como ha ocurrido prácticamente en todos los sectores que abordan la economía, ha surgido un nuevo competidor, nuevas necesidades y nuevos exigencias del consumidor. Las decisiones relevantes en cuestión de seguridad, autonomía, emisiones de gases o conectividad ya no solo están en manos de los reputados ingenieros de las automovilísticas; algunas de las mejores ideas e iniciativas vienen directas de startups y emprendimientos que, pese a las grandes barreras de entrada que ofrece este mercado, se han atrevido a jugar con los más grandes.
La seguridad en el coche alcanza nuevos límites
Los accidentes de coche se han convertido, según la OMS, en una de las mayores epidemias de nuestros días. Con más de mil millones de coches circulando por el mundo, la seguridad de estos se ha convertido prácticamente en una obsesión. Evitar el fallo humano, la previsión de accidentes y las colisiones han sido objeto de atención de un gran numero de startups. Que además, están siendo observadas muy de cerca por las aseguradoras, que tienen grandes intereses comerciales en sus resultados.
La ciberseguridad también es una cuestión de coches
Estar atentos a la carretera se ha hecho cada vez más complicado con el millón de tecnologías que nos rodean durante la conducción; Navdy, con más de veintiséis millones de financiación a nivel global, busca evitar precisamente esas distracciones. Lyxt, evita las colisiones y de paso reduce el consumo de combustible, incluso ha recibido la financiación de algunas empresas de la industria como Volvo. Incluso algunas, como Cambridge Mobile Telematics, tienen vocación didáctica y, a partir de nuestros errores, nos enseña cómo conducir mejor.
Pero la ampliación de la tecnología trae consigo nuevos riesgos, que implican la creación de otros tipos de seguridad, incitadas por las diferentes maneras de comprometer la autonomía de nuestros automóviles. Cuanto más conectados están los coches a la nube, a infraestructuras o a otros coches, más posibilidades hay de que se generen nuevos ataques. La ciberseguridad en automóviles se ha convertido en uno de los nichos de mercado más prometedores para este sector. TowerSec, considerada la mejor startup de ciberseguridad del mundo en 2015 y curiosamente sin contar con financiación, ha creado un sofware que vendría a funcionar igual que un antivirus pero para el coche.
Nuestro vehículo ya piensa solo, y eso importa
Tanta seguridad ha venido dada por un aumento de la "inteligencia" de nuestros coches. Qué pasaría si estos pudiesen tomar sus propias decisiones respecto a velocidad, distancia con otros coches... La comunicación de vehículo a vehículo, como una forma de innovar en la nueva relación que existe con los automóviles, atrae a los creadores de software y hardware listos para crear nuevas herramientas específicas como la de Autotalks y Cohda Wireless. O de coche a persona con el objetivo de traer al siglo XXI muchos vehículos ya atrasados que buscan una segunda oportunidad con Cruise.
Con estas innovaciones las opciones son infinitas. Imaginemos la cantidad de datos que se generan a partir de todas estas mediciones, y las posibilidades que supone la explotación de datos, sobre todo para la relación con terceros y las métricas de mantenimiento. O la adaptación de muchas de estas tecnologías a los gremios que se dedican al transporte.
Las nuevas necesidades
El drama por las emisiones de CO2 acrecentado a partir de los avisos emitidos en la Cumbre de París, y por el salto a la palestra de las irregularidades de Volkswagen en la fabricación de sus vehículos, ha puesto de manifiesto la necesidad de una nueva era en el negocio de los coches. El problema de las baterías y la eficiencia energética se ha tratado por empresas como Scuderi Power o Agility. Pero, sin duda, ha sido Tesla, con su apuesta eléctrica, el unicornio más destacado y competitivo con vistas a futuro.
Las propias fabricantes de coches están invirtiendo en el sector startup
Pero, ya no todo el mundo necesita un coche. Entre las prioridades de muchos jóvenes ya no entra empezar a pagar un vehículo con su primer sueldo. La red de empresas que ha surgido a partir de esta cuestión es infinita, todas aprovechando ese concepto de economía colaborativa. Al rededor del mundo, y con vocación internacional, se suceden ejemplos de startups de alquiler de coches ,que tan populares se han vuelto en España, como el de BlaBlaCar, Drivy o Bluemove.
Y de esto se han dado cuenta las grandes corporaciones, lo cual se ha traducido en mayores inversiones y compra de startups. General Motors, a través de su firma de inversiones GM Ventures, ha sido la más activa, según CBInsights, realizando más de quince inversiones desde su creación en 2010 en startups enfocadas al desarrollo disruptivo del universo del automóvil. Y tras esta se encuentran BMW, Volvo, Audi, Ford... Y Google o Apple, fuera de este ámbito, también han hecho sus intentos por entrar a innovar.
Desde luego, el panorama no es para nada al que dibujó el Señor Ford hace ya unos cuantos años.