Nos encontramos en un momento en el que se le está sacando jugo a un terror que nos ha perseguido desde hace mucho tiempo: el miedo a los payasos. Pennywise está de vuelta con la adaptación cinematográfica de la novela "It" de Stephen King Y otros temibles payasos atormentan a todo aquel que se atraviese por su camino en la nueva temporada de American Horror Story. Pero ¿desde cuándo y cómo hemos alimentado ese temor por los payasos? La respuesta bien puede sorprendernos: tal vez siempre han sido siniestros.
Sí, es verdad que han existido payasos famosos en distintos países alrededor del mundo, cada uno con esa peculiar apariencia que intenta ser lúdica, juguetona y con la intención de hacer reír a los niños. Pero también es verdad que jamás se ha desprendido de los payasos cierto halo temible que nos obliga a cerrar los ojos o evitarlos a toda costa.
El origen de los payasos
Los antecedentes de los payasos se remontan hasta la época de los faraones egipcios, es decir desde 2500 años a. C. También existen vestigios durante los imperios chino y romano. Su papel era básico: hacer reír a la corte de los monarcas o emperadores, tanto con sus canciones, números, como con su apariencia. La sátira y la burla era parte de su repertorio: "De alguna manera, el payaso siempre ha sido un espíritu travieso", dijo David Kiser, director de talento en un prestigioso circo de los Estados Unidos, al sitio del Instituto Smithsoniano.
En ese mismo artículo sobre la psicología detrás del miedo a los payasos, Andrew McConnell Scott, decano de la Universidad de Búffalo, declaró que lo que ha cambiado con el paso de los años es como se ha manifestado esa oscuridad que inherentemente transmiten los payasos, tal vez por sus apariencia dual entre la tristeza y la alegría, o esa exagerada felicidad que resulta sospechosa.
El teatro y los espectáculos callejeros están profundamente ligados al personaje del bufón, del payaso que hace burla de todo o representa de forma cómica los desastres más oscuros de la sociedad. En Francia, por ejemplo, fue muy popular desde mediados del siglo XVI y hasta principios del XIX la comedia del arte (Commedia dell'Arte) en donde se presentaban distintos espectáculos que mezclaban el teatro con recursos mímicos y trucos acrobáticos. La comedia del arte tuvo una influencia a posteriores manifestaciones teatrales y en autores destacados como Shakespeare, Lope de Vega y Moliere. Se acostumbraba en la comedia del arte la puesta en escena de tramas simples y repetitivas; en donde, además, participaban personajes tipo como el Arlequín y su novia Colombina, el astuto Brighella, el torpe Polichinela o el rústico Truffaldino.
Recordemos también la famosa ópera italiana Pagliacci (payasos) de Ruggero Leoncavallo del año 1892 en donde la historia cuenta sobre una compañía de artistas que hará una representación al estilo de la compañía del arte y como Canio, el personaje principal, en un arrebato de celos asesina a su esposa de la vida real en plena actuación. Esta tragedia y sufrimiento escondidos tras el maquillaje es un rasgo que muchas veces está presente en el personaje del payaso.
La era moderna de los payasos
En un principio el tono de los espectáculos de los payasos era más bien para público adulto, pero con el apogeo de los circos en América y de estos personajes en las primeras épocas de la televisión, los payasos se fueron asociando como shows para niños.
En Estados Unidos fue muy famoso Bozo el Payaso y, como decíamos líneas arriba, puede decirse que cada país tuvo (o tiene) su propias versiones de estos personajes. Aunque los payasos siempre conservaron su dualidad festiva y siniestra, sabemos bien que la realidad siempre, siempre, supera a la ficción, es el caso de Pogo, el payaso que fuera interpretado por John Wayne Gacy, hombre funestamente famoso por ser un asesino serial que mató a más de 35 jóvenes en el área de Chicago durante los años setenta.
Los siniestros eventos y personajes que han inspirado las temporadas de American Horror Story
Además de esta brutal aportación de la realidad a la imagen de los payasos, la ficción también puso de su parte. En The Greatest Show on Earth, del director Cecil B. DeMille de 1952, aparecía además de la vida de un grupo de artistas de circo, la historia trágica de un payaso. Una historia clásica de un payaso aterrador es la de la película Poltergeist de 1982. ¿Cómo olvidar la temible escena del payaso de juguete que ataca a su dueño? Un poco más tarde, en 1986, Stephen King publicaría "It" la terrorífica novela que daría un giro, y para siempre, a los payasos. ¿Cómo olvidar a Pennywise? Por supuesto este tomó forma (una muy siniestra) en el imaginario colectivo con la adaptación de la novela en la miniserie de televisión de 1990, en donde Pennywise fue interpretado de forma inigualable por Tim Curry.
De ahí en delante distintas películas y personajes han sumado puntos a la mala fama de los payasos. Se les ha atribuido los peores vicios y las tragedias más complejas, como Krusty de Los Simpsons o bien se ha usado la imagen de payaso o su maquillaje para esconder los más terroríficos objetivos como en la franquicia de Saw o como el Jocker interpretado por Heath Ledger.
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Hace muy poco se estrenó la adaptación al cine de "It" y el terror por los payasos se avivó. También hemos visto infinidad de payasos en American Horror Story: Cult, en donde la dicotomía de los payasos entre lo festivo y lo siniestro se deja de lado para enfocarse en el lado más terrorífico de estos personajes: la maldad que esconde el alma humana.