Uno de los aspectos que sirven a enriquecer las sagas cinematográficas como las del Universo Cinematográfico de Marvel, con tantos años de comics e historias a sus espaldas, son las referencias y los guiños puntuales a su pasado. Descubrirlas embarga de satisfacción a los seguidores de estos superhéroes y a los cinéfilos más entregados. Entre todas estas **referencias, las hay en Spider-Man: Homecoming, dirigida por Jon Watts como décimo sexto filme del UCM, a las adaptaciones anteriores** sobre el mutante Peter Parker y su alter ego superheroico, el trepamuros, de las que vamos a dar cuenta aquí.
Para empezar, después de que su compañero Ned Leeds (Jacob Batalon) sepa accidentalmente que Parker (Tom Holland) es Spider-Man al volver este a casa tras el desastre con los atracadores vengadores y la tienda del señor Delmar (Hemky Madera), y se líe a hacerle tropecientas preguntas sobre sus actividades como tal, una de las cosas que le plantea es qué alcance tienen sus telarañas, es decir, cuál es la longitud de lanzamiento de las mismas, hasta dónde puede hacerlas llegar. Parker lo desconoce, y Ned le dice que él subiría a lo alto de un rascacielos y lo comprobaría, que es exactamente lo que hace Spidey (Tobey Maguire) en **Spider-Man (Sam Raimi, 2002)** después de percatarse en el comedor del instituto de que es capaz de arrojarlas por la muñeca.
Cuando salva en Spider-Man: Homecoming a su equipo estudiantil del Decatlón Académico de precipitarse en el ascensor del monolito de Washington, a donde habían acudido por el torneo nacional, a su amada Liz Allen (Laura Harrier) consigue rescatarla la última. Él se encuentra colgado boca debajo de su telaraña, frente a ella, y Karen (Jennifer Connelly), su traje ultraavanzado, le susurra que es el momento de besarla, cosa que no puede hacer porque esa telaraña que lo sostiene se rompe. Esto, sin lugar a dudas, es un guiño paródico a la famosa escena de la primera adaptación de Raimi en la que Spider-Man besa a Mary Jane Watson (Kirsten Dunst) en un callejón tres impedir que unos indeseables la agrediesen.
Más tarde, nuestro adolescente arácnido se va sin autorización del aula de castigo en la que le ha metido el director Morita (Kenneth Choi) a su regreso de Washington por perderse durante el torneo escolar, regresa a casa, se asegura de que no está allí su tía May (Marisa Tomei) y *se pone la máscara de Spidey con ropa normal, lo que nos recuerda a cómo iba ataviado su homólogo (Andrew Garfield) en The Amazing Spider-Man (Marc Webb, 2012)* cuando inicia sus aventuras por Nueva York como superhéroe, guindando de telarañas a delincuentes frente a comisarías policiales.
El trepamuros convence al maleante Aaron Davis (Donald Glover) de que le diga dónde puede encontrar a Adrian Toomes, el Buitre, y por ello sabe que debe ir al ferry de Staten Island, donde va a tener lugar una reunión por negocios ilegales. Allí se monta un cirio de grandes dimensiones, y Spidey termina tratando de que no se separe del todo la estructura del ferry que el rayo de una de las armas de Toomes, compuesta con aparataje alienígena que había sacado de los restos del ataque extraterrestre de *Los Vengadores* (Joss Whedon, 2012), ha partido en dos.
Verle agarrar con mucho esfuerzo el manojo cabos de su telaraña para conseguirlo, antes de que llegue la ayuda ultratecnológica de Iron Man (Robert Downey Jr.) para arreglar el destrozo, nos trae a la memoria de inmediato la estupenda secuencia de **Spider-Man 2 (Raimi, 2004)** en la que el hombre araña detiene, antes de que caiga desde el extremo de una vía muerta, el tren metropolitano que el Doctor Octopus (Alfred Molina) había puesto fuera de control en su propósito de atraparle para Harry Osborn (James Franco), quien busca venganza por la muerte de su padre, Norman, el Duende Verde, en la entrega anterior.
Y la última referencia clara de Spider-Man: Homecoming a las películas precedentes se produce cuando Flash Thompson (Tony Revolori) se dirige al baile del instituto con su pareja, conduciendo su descapotable, y se disculpa porque la lubina o branzino que han cenado no estaba fresco, y Spidey aparece para tomar su coche prestado y perseguir a Toomes. Resulta difícil acordarse pero, en The Amazing Spider-Man, Parker cena con la familia de Gwen Stacy (Emma Stone), y no tiene ni la más remota idea de cómo debe comerse ese mismo pescado, por lo que la madre le pide a uno de sus hijos que le socorra en la operación con los cubiertos. Un guiño minúsculo y poco relevante, sin duda, pero igual de agradecible que los demás.