El Note 8 vuelve a pecar donde su hermano mellizo, el Galaxy S8, pecó hace seis meses: la biometría. El último teléfono de Samsung monta un setup similar al S8+: lector de huellas dactilares en la zona posterior (escorado hacia un lateral) y escáner de iris en la zona frontal. Y, como era de esperar, el resultado sigue siendo tan desastroso como ya se detalló en la reseña
El lector de huellas dactilares está situado atrás, en la zona superior y escorado hacia un lateral. Una ubicación muy poco accesible que se ve agravada por el gran tamaño del teléfono —al ser más grande y estar tan alto, también es más difícil alcanzarlo—. Además está muy próximo a la cámara y, al tacto, es difícil diferenciar un elemento del otro. El resultado es una lente más sucia de lo habitual (algo que afecta a las fotografías) y una ligera frustración cada vez que desbloqueas el teléfono.
Hola, Samsung Galaxy Note 8
El lector de huellas dactilares, además, es algo menos efectivo que propuestas como las de Apple o Huawei. Una ligera inferioridad que, unida a la terrible ubicación, completa el desastre biométrico del Note 8.
Muchos pensarán en el escáner de iris como reemplazo, pero la realidad es que sigue sin estar a la altura. Requiere que el teléfono esté a una distancia muy concreta, sin apenas margen de error. Y eso, como cualquier persona puede imaginar, es de todo menos invisible y práctico.
LG V30, todo lo que sabemos hasta el momento
El LG V30, según las filtraciones, hace un trabajo mucho mejor en ese sentido. Apuesta por un frontal full-screen y desplaza el lector de huellas a la zona posterior, pero su ubicación es mucho más natural: más abajo, en el centro y fácilmente diferenciable de la cámara posterior.
Esta opción no es 100% óptima —lo ideal sería integrarlo en la propia pantalla, como supuestamente habría querido hacer Samsung y Apple—, pero, para lograrla, quizá haya que esperar al próximo Galaxy S9.
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