Durante años la posibilidad de trasplantar un órgano procedente de un animal en un ser humano parecía un sueño alcanzable. La similitud anatómica y fisiológica entre los cerdos y nuestra especie alimentó esa posibilidad, que se fue al traste de forma repentina hace dos décadas. Un estudio publicado en la revista Nature Medicine mostró que un tipo de virus presentes en el genoma porcino, denominados retrovirus, eran capaces de infectar células humanas en el laboratorio.
El miedo a transmitir patógenos de una especie a otra, en el contexto de la crisis de las vacas locas y de la pandemia mundial de sida, se propagó rápidamente, frenando las expectativas depositadas en los xenotrasplantes, aquellos trasplantes realizados entre dos especies diferentes, como podían ser, por ejemplo, los cerdos y los humanos. Su desconocido potencial infeccioso, no solo para el receptor de un posible trasplante, sino también para su entorno personal, llevó incluso a la Organización Mundial de la Salud a alertar sobre los posibles riesgos de esta práctica ideada inicialmente para aumentar el número de trasplantes de órganos en todo el mundo.
Borrar la posibilidad de transmitir enfermedades
Un equipo internacional de científicos ha conseguido eliminar el rastro de los virus del genoma de los cerdos, un avance que allanaría el camino para llevar a cabo trasplantes de órganos animales en nuestra especie. Su trabajo, publicado hoy en la revista Science, ha empleado la técnica de CRISPR-Cas9 para borrar los llamados retrovirus endógenos porcinos (PERV) del ADN porcino. En particular, los investigadores mapearon los lugares del ADN donde podían encontrarse esta clase de virus. Sus resultados mostraron que había retrovirus en veinticinco sitios genómicos de las células porcinas analizadas, llamadas fibroblastos.
El grupo, liderado por el prestigioso George M. Church, de la Universidad de Harvard, ya había desactivado anteriormente estos peligrosos virus del genoma de células procedentes de cerdos, demostrando que era posible frenar la transmisión de estos agentes a células humanas. Los resultados presentados son un paso más importante, ya que suponen la eliminación de los retrovirus porcinos del genoma de animales vivos, un avance similar al conseguido hace unas semanas, cuando otro grupo de científicos borró el VIH del genoma de células y animales gracias a la técnica de la edición genómica.
"Es el primer trabajo que anuncia la producción de cerdos libres de retrovirus endógenos porcinos", dice Luhan Yang, autor del estudio y cofundador de la compañía biotecnológica eGenesis. "La investigación supone un importante avance para el abordaje de las cuestiones de seguridad relacionadas con la transmisión de virus entre especies. Nuestro equipo seguirá diseñando una cepa de cerdos libre de PERV para conseguir xenotrasplantes seguros y efectivos", afirma el científico.
Su equipo desarrolló una estrategia para editar el genoma de células primarias gracias a CRISPR. Una vez logrado este hito, produjeron embriones porcinos cuyo genoma no contenía rastro de los retrovirus mediante una técnica denominada transferencia nuclear de células somáticas. A continuación, los investigadores implantaron los embriones en el útero de diecisiete animales y, tras meses de gestación, nacieron treinta y siete cerditos libres de virus. A día de hoy quince puercos continúan vivos, según el artículo, y el animal más viejo cuenta con cuatro meses de edad.
Los cerditos son los primeros animales hasta la fecha que han nacido sin rastro de virus endógenos en su ADN. A pesar de este importante avance en biomedicina, los investigadores quieren determinar si la edición genómica provoca efectos a largo plazo sobre la salud de los animales. Aunque no existe por el momento evidencia de que los retrovirus realmente pudieran infectar a los humanos una vez que se hubiese realizado un xenotrasplante, lo cierto es que el riesgo observado en experimentos celulares frenó en seco la posibilidad de llevarlos a cabo hacia finales de los noventa. El sistema CRISPR-Cas9, que ya había demostrado su potencial para borrar posibles retrovirus en el genoma de diferentes líneas celulares, nos acerca ahora a una posibilidad inimaginable hace dos décadas.