Los coches autónomos forman parte cada vez más de la realidad y los esfuerzos de muchos empresas por innovar en la tecnología han ayudado a que los automóviles sin piloto se conviertan en algo alcanzable. Sin embargo, si en lugar de vehículos hablamos de aviones la cosa cambia. El hecho de volar a unos diez mil pies de altura sin nadie al mando es algo inimaginable para muchas personas, las cuales no dejarían su vida en manos de la tecnología.

Así lo afirma un estudio del banco suizo UBS, en el que entrevistaron a 8.000 personas de las cuales más de la mitad dijeron que no volarían en un avión sin piloto, aunque fuera más barato.

En total, solo un 17% estaría dispuesto a volar en un avión de tales condiciones, mientras que ese número aumenta en las personas de 25 a 34 años, de los cuales un 31% se vería capaz de probar la experiencia.

A pesar del miedo generalizado de la mayoría de los encuestados, el estudio de UBS sostiene que estos cambios tecnológicos harían el vuelo más seguro y evitarían los errores humanos que pueden tener los pilotos en cabina. Algunas empresas ya han desarrollado la tecnología necesaria y están poniendo a prueba las nuevas naves no tripuladas. Los vuelos de carga serán los primeros en utilizar este nuevo método de vuelo, seguido de los aviones de negocios, helicópteros y finalmente los vuelos comerciales, presagia el estudio. UBS cree que entre 2025 y 2030 la tecnología ya estaría completamente desarrollada, y añadió:

Las tecnologías que están en desarrollo permitirán que el avión asista y respalde al piloto en todas las fases del vuelo, quitando al piloto del control manual y de las operaciones de sistemas en todos los tipos de situaciones.

La adopción de los aviones sin piloto no solamente sería una gran innovación para la industria, también una manera de ahorrar 30.000 millones de dólares anuales. La reducción de los costos en la sustitución de los pilotos y su entrenamiento y las ganancias en combustible serían las principales deducciones de las compañías y, además, los pasajeros podrían aprovecharse. Si los costos por vuelo se reducen, podría pasar lo mismo con las tarifas siempre y cuando no se apliquen costos adicionales por la tecnología que permite que la aeronave vuele sin piloto.

"El porcentaje promedio del costo total y el beneficio promedio que se podría pasar a los pasajeros en la reducción de precios para las aerolíneas estadounidenses es del 11 por ciento", concluyó la investigación.

A pesar de las ventajas, todavía queda mucho para que este tipo de aviones se conviertan en nuestra nueva forma de transporte aéreo. En primer lugar, la tecnología que permitiría a un avión operar completamente solo todavía tiene que ser probada y regulada. Por otro lado, el hecho de que los pilotos sean removidos de sus puestos supondría una fuerte oposición de los sindicatos de trabajadores, los cuales serían despedidos si esta tecnología llegara a aprobarse y utilizarse.

Además de conseguir que fuera regulado, los interesados en poner en práctica los aviones sin piloto deben conquistar a sus clientes. UBS explicó que hay una luz al final del túnel y que algunos jóvenes entre 25 y 35 años sí estarían dispuestos a subirse a un avión de estas características y apunta a que el futuro de esta tecnología podría estar en las personas de edad más temprana.

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