Actualizado el 26 de julio a las 11:00. Los bancos saben que el cambio está a la vuelta de la esquina y tienen varias opciones para afrontar el reto.

La primera de ellas es no hacer nada, lo cual no es una buena idea. La disrupción ha entrado para cambiarlo todo en muchos de los sectores que se creían indemnes a la tecnología; sólo hay que ver el estado actual de las agencias de viajes o la sempiterna lucha entre el tradicional sector del taxi y las nuevas multinacionales del transporte. También pueden crear sus propias tecnológicas enfocadas al fintech; y esto estaría muy bien si las grandes entidades financieras pudieran someterse a los tiempos que maneja el mundo emprendedor. Rapidez, agilidad o espontaneidad no son adjetivos que puedan ir acompañados de la palabra banco. La inversión que deberían realizar para estar a la altura de sus jóvenes competidores no estaría justificada desde ningún punto. Y por último: comprar o invertir en aquellas que les llamen la atención en referencia a su estrategia a futuro. Ya sea integrando la compañía para aprovechar su tecnología o para entrar dentro de la rueda del fintech.

Ya son muchas las opiniones que apuntan a que ciertamente la tecnología fintech está cambiando la forma de entender al usuario como un elemento poderoso de la estructura en vez de un actor secundario. Sin embargo, serán los bancos los que dominen el futuro de la banca tecnológica. Y, de hecho, son muchos los actores que opinan que muchas compras o inversiones en startup tienen una estrategia que apunta más al hecho "de quitarse de en medio un problema", más que a un interés en la propia tecnológica. Añadiendo a todo esto que la mayor parte de los emprendimientos vinculados al fintech y que alardean de ser un banco simplemente actúan como pasarelas de pago u OTTs; porque bancos hay unos pocos en el mundo.

https://hipertextual.com/2016/06/fintech-las-otras-otts

En este contexto en el que no sólo los bancos entran en el juego de la inversión de moda, –cualquier gran compañía goza de una división de innovación e inversión–, Banco Santander tienen un perfil de inversión de lo más peculiar.

Santander Innoventures fue creada en 2014 con una inversión de casi 100 millones de dólares para entrar a participar en una industria que estaba dando mucho de qué hablar. En 2016, volvieron a meter una inyección de fondos que tenía como objetivo seguir participando del sector fintech internacional. Pero realmente fue uno de los últimos de los grandes en unirse a las entidades bancarias con brazos financieros enfocados al fintech; su competidor principal en España, BBVA, ya tenía un año de operaciones con su división para inversiones: BBVA Ventures. La cual ha vivido sus más y sus menos desde su creación. La Caixa, a través de Caixa Capital Risc, desde 2004 también ha invertido en el negocio startup, pero con una visión no sólo enfocada al fintech. Sea como fuere, y pese a lo reducido de sus inversiones, Banco Santander es uno de los más activos a nivel mundial en el sector fintech; ya que Caixa Capital Risc no computa con su diversificación de sectores.

HQ en Londres y sin inversión en España

Con este lead se puede resumir el historial de inversiones en startups de Banco Santander. El centro de operaciones ya dice mucho de la estrategia de Patricia Botín para su división de inversiones. Londres fue la capital elegida para localizar la actividad de Santander InnoVentures; lo cual tiene sentido desde el punto de vista de mercado. La ley fintech cuenta con su mayor desarrollo en Reino Unido y, hasta que nadie diga lo contrario o haga un adelantamiento estratégico, seguirá siendo el primer centro emprendedor en materia financiera.

Lo más curioso de todo esto es que, pese al origen español de Banco Santander, el interés por las startups del sector financiero del país no causan demasiado interés para la entidad. San Francisco, Londres o Tel Aviv son algunos de los lugares que más interés han causado en las oficinas de Banco Santander, centrados en los subsectores más populares del negocio fintech: gestión de pagos, blockchain o pagos móviles. En esto no hay ninguna novedad.

Sea como fuere, el trabajo de Banco Santander se ha centrado en startups que ya contaban con un recorrido. O lo que es lo mismo, el riesgo se reduce esperando a rondas Serie A, B o incluso D. Pese a tratarse de un fondo de inversiones early stage, sólo en su inversión en Pixoneye han estado invirtiendo sin compañía de otros inversores. Se añade, además, que estás 15 inversiones han salido de un total de 3.500 fintech revisadas, lo que implica que sólo el 0,5% de que se postulan consiguen financiación. Al final, todo se reduce a una apuesta interesante que juega sobre seguro y pone el listón muy alto.