La novena película que ha parido esta longeva serie de adaptaciones cinematográficas, dirigida por Matt Reeves, es quizá la mejor desde la original, un buen cierre para la que se conoce como la trilogía de Caesar.Si bien **este realizador neoyorkino ha demostrado un claro interés por la fantasía y la ciencia ficción desde el principio de su carrera, que se inició con un segmento de Future Shock (Reeves, Eric Parkinson, Oley Sassone, 1994), no fue en ese terreno narrativo con el que se estrenó en el largometraje no episódico, sino en el de la comedia romántica con la infravalorada Mi desconocido amigo (The Pallbearer, 1996); y más tarde creó una serie por el estilo, Felicity (1998-2002), con el célebre J. J. Abrams, a quien conocía desde su primera experiencia. No hay duda de que ambos comparten este interés por los géneros que trastocan la realidad, así que Abrams no tuvo inconveniente en producirle su siguiente largometraje, el escaso y repetitivo Monstruoso (Cloverfield, 2008).

la guerra del planeta de los simios
Fox, Chernin

A continuación, fue el encargado de elaborar el remake estadounidense homónimo de la sueca Déjame entrar (Låt den rätte komma in, Tomas Alfredson, 2008), que adapta la novela de John Ajvide Lindqvist, y el resultado fue la aceptable Let Me In (2010). Y entonces fue cuando Reeves se topó con los antropoides inteligentes capitaneados por el mítico Caesar, y dirigió ese digno entretenimiento que fue El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes, 2014), la segunda de la nueva saga tras la admisible El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes, Rupert Wyatt, 2011), y la anterior a la secuela que tenemos entre manos.

Lo que no parece lógico desde ninguna perspectiva es negar que, en conjunto y de momento, la nueva saga ha resultado de mayor calidad y enjundia que la original, poniendo siempre por delante la primera adaptación de la novela escrita por Pierre Boulle, la inolvidable El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968). Porque ya en la insostenible Regreso al planeta de los simios (Beneath the Planet of the Apes, Ted Post, 1970) el bajón de virtudes es considerable, no digamos ya en Huida del planeta de los simios (Escape From The Planet of The Apes, Don Taylor, 1971), La rebelión de los simios (Conquest of the Planet of the Apes, J. Lee Thompson, 1972) y Batalla por el planeta de los simios (Battle For the Planet of the Apes, Thompson, 1973).

Las tres últimas constituyen la narración original de los acontecimientos que se cuentan en la nueva trilogía, con diferencias muy evidentes en cualquier caso, y su única bondad indiscutible es que hacen de la primera saga una historia deliciosamente circular en sus causas fundamentales. Y del fallido remake homónimo de la inicial, dirigido por el popular Tim Burton en 2001 y desgajado de todo lo demás, mejor olvidarse.

la guerra del planeta de los simios
Fox, Chernin

No así de **La guerra del planeta de los simios, la cual sobresale, no sólo de entre todo lo que nos han dado las adaptaciones de la novela de Boulle, sino también y de forma notable dentro de su propia trilogía e incluso en la trayectoria de Reeves. Porque El origen y El amanecer, por mucho que no nos resulten nada desdeñables, no podemos verlos más que como blockbusters al uso. Pero La guerra es otra cosa, algo bastante más complejo, rico y diferente en cualquiera de sus rasgos, tal vez ya un poco entrevisto en el filme anterior, por su hondura psicológica, emotiva y referencial.

Este cierre de la parte de la saga protagonizada por Caesar, pues continuará con nuevas películas según declaraciones del propio director, muestra a unos personajes con una profundidad que no les habíamos visto en las obras precedentes, tanto en su esencia como en sus dramas internos y contradicciones, y a resultas de ello, brota una emotividad especialmente intensa, tanto en lo que se refiere a la empatía que experimentamos como lo que nos llegan a conmover algunas de sus interacciones. Además, La guerra del planeta de los simios huele a antecedentes tan respetados como a La gran evasión (The Great Scape, John Sturges, 1963) o Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), algo inesperado, agradecido y de lo más estimulante**.

la guerra del planeta de los simios
Fox, Chernin

Pero este aroma no es nada superficial sino que, junto con el calado psicológico y afectivo de la película, se trata de lo que la convierte en un blockbuster por completo distinto a lo que Hollywood nos tiene acostumbrados, en una obra cinematográfica que lo trasciende y se introduce al menos un tanto en aquellas con afanes y pinceladas de elevación y complejidad narrativa, agraciada con seres de ficción por cuyo fondo bien podrían haber aparecido en cualquier filme bélico estimable de toda la vida fuera de la ciencia ficción, fondo del que carecen hasta los personajes de El planeta de los simios de Schaffner, para la que sirve inquietantemente de preparación con determinados detalles.

A ello contribuye sobremanera, como no podía ser de otro modo, la labor de un inspirado reparto cuya interpretación no esconden las capas de efectos visuales con captura de movimiento. Andy Serkis debería recibir nominaciones por su construcción de Caesar, y el coronel de Woody Harrelson, en su extraña fatalidad, no nos recuerda menos que al Walter Kurtz de Marlon Brando en la ya mencionada Apocalypse Now. Y una mención especial merece el encantador Simio Malo de Steve Zahn, que añade humor y ternura al grupo de Caesar.

Sin embargo, en sus loables pretensiones están también sus defectos: Reeves no ha soltado suficiente sedal para que piquemos los espectadores que valoramos las mayores profundidades, y podría haber dado mucho más de sí en ese sentido, haciendo de este filme algo de gran importancia; y echamos en falta que el coronel se prodigue también en mayor medida. Pero todo lo bueno no sería nada sin la eficiente planificación visual de Reeves, el buen ritmo que le imprime con los montadores William Hoy y Stan Salfas, la conveniente fotografía de Michael Seresin y la adecuada banda sonora de Michael Giacchino, que se aproxima en ciertos tramos a la primera de Jerry Goldsmith.

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Conclusión

De manera que, si El origen y El amanecer nos habían gustado como dos adaptaciones decentes que nos proporcionaban un pasatiempo más que agradecido, La guerra del planeta de los simios se alza casi como lo mejor de estas historias simiescas y nos obliga a reconocer que aquí hay algo más que diversión, y que las intenciones de profundidad no están reñidas con el formato de los blockbusters, aunque pudiese haber llegado más hondo de donde llega.

Pros

  • La profundidad de los personajes y las emociones que despierta.
  • Su estimulante aroma a antecedentes muy respetados del cine.
  • Las interpretaciones de Andy Serkis como Caesar Woody Harrelson como el coronel.
  • El encantador Simio Malo de Steve Zahn.

Contras

  • Que podría haber dado mucho más de sí en sus pretensiones de profundidad.
  • Que se echa en falta que el coronel de Harrelson se prodigue más de lo que le permiten.

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