Llegó en 2015 a España después de haberse abierto su hueco en el mercado protagonizado por Tinder. Bumble, otra de tantas aplicaciones para ligar, nacía en 2014 con una peculiaridad que el resto sólo podía soñar.

La aplicación fue creada por Whitney Wolfe y Andrey Andreev; la primera de ellas fue la que dio una gran parte de la personalidad a la app. Wolfe tenía el privilegio de haber sido una de las co-fundadoras de Tinder, su salida de una de las multinacionales de citas más importantes a nivel mundial se debió a un caso de acoso sexual hacia la co-fundadora por parte de Justin Mateen, otro de los ideadores del imperio de las citas. Finalmente, su caso no llegó a los tribunales por un acuerdo firmado entre ambas partes. La cuestión es que Wolfe se llevó de Tinder algo más que un disgusto, ella conocía, de forma íntegra, todos los entresijos de la compañía: sus algoritmos, sus virtudes y, sobre todo, sus mayores problemas. Como no, la mayor parte de ellos versaba sobre la posición de las mujeres respecto a los hombres en el juego que ha abanderado Tinder desde su primer momento: el match. El sistema creado para Tinder tenía un problema de base: dejaba a las mujeres expuestas a mensajes de cualquier tipo por parte de sus pretendientes.

Con este germen nace Bumble, una app para ligar en la que todo funciona igual. La diferencia es que sólo la mujer puede iniciar los mensajes privados con aquellos pretendientes que hayan hecho el match. Ellas tendrán 24 horas para decidir si les gusta la propuesta o no; pasado ese tiempo, la candidatura desaparecerá para siempre y problema resuelto.

Uno de los resultados de este tipo de apps es la desaparición paulatina de la tolerancia a la frustración. Esa sensación de que si un match falla siempre habrá otros tantos detrás e incluso mejores. "Cuando tienes un acceso tan grande a tanta cantidad de gente y puedes comenzar interacciones de forma tan fácil, pero que no lo es tanto, a lo mejor nuestra tolerancia a la frustración es mucho más baja", explicaba Eparquio Delgado a Hipertextual, psicólogo sanitario en el Centro Psicológico Rayuela. Las 24 horas de límite añaden algo más de frustración al juego de los ligues en internet.

El amor en los tiempos de Tinder

Una nueva y compleja actualización

En algunas geografías, Tinder ha visto su uso evolucionado a algo distinto al ligue que ha triunfado en la mayor parte de los países. No de forma exclusiva lógicamente, pero estas han visto su evolución en el entorno de las amistades. Especialmente en Asia y en el norte de Europa el hecho de conocer a gente nueva con el único objetivo de ser amigos es algo realmente complicado por una cuestión cultural de base. Estas apps han sabido encontrar se hueco en este mundo. Al final, la realidad depende mucho de cómo se mire y cómo se dibuje. Como ya comentaba Eparquio Delgado a Hipertextual, "es complicado determinar qué es la realidad porque cuando hablamos de ella hay que determinar de cuál estamos hablando".

La cuestión es que Bumble ha lanzado una actualización, de momento sólo en Estados Unidos pero que se espera llegue a los diferentes lugares donde opera, en la que se centra única y exclusivamente en las amistades entre mujeres. Con el nombre de BFF o "Best Friends Forever". Es decir, en su nueva versión lo que propone es que busques amigas con la misma lógica del match. Su funcionamiento es el mismo que en el de la versión chico-chica, con la diferencia de que cuando hay una conexión, la comunicación se abre en las dos direcciones. Pero, de nuevo, sólo con 24 horas.

¿El problema? De nuevo entra en juego la superficialidad de la situación. Quizá en el juego de las citas, el hecho de elegir a tu posible pareja por su aspecto físico puede tener sentido en tanto en cuanto no deja de ser el primer impacto para muchas relaciones. ¿Qué pasa si trasladamos el aspecto físico a las amistades entre féminas? Podría dar a entender que sólo aquellas que sean guapas o atractivas pueden ser las ganadoras de los codiciados match. El aspecto físico nunca había sido tan importante como en este momento.