Seguro que has visto a alguien usando un fidget spinner o como mínimo has oído hablar de ellos. La moda sobre estos dispositivos ha generado tal interés que se han convertido en uno de los juegos más vendidos en Amazon. El dispositivo, inventado y patentado por Catherine A. Hettinger hace más de dos décadas, se ha convertido en un éxito absoluto en las últimas semanas.
El fidget spinner sigue la estela de otros juguetes parecidos, como los anillos giratorios, las bolas con cascabeles en su interior o los recientes fidget cube, que levantaron 6,5 millones de dólares a través de Kickstarter. Una gran variedad de juegos para entretener, cuya promoción alude constantemente a unos supuestos efectos terapéuticos. Pero, ¿qué hay de cierto en la publicidad del fidget spinner?
Fidget spinner, ¿diversión o tratamiento?
Los fabricantes defienden que es un dispositivo excelente contra la ansiedad, el autismo, la hiperactividad, el estrés y que también ayudan a mejorar la concentración de los usuarios. Sin embargo, en opinión del psicólogo Eparquio Delgado, director del Centro Rayuela, "no hay evidencia científica" que sustente dichas afirmaciones. "Simplemente es un juego de moda, como en el pasado pudieron ser las peonzas, los cromos o los muñecos", sostiene en conversación telefónica con Hipertextual. Delgado no entiende la necesidad de atribuir supuestos efectos terapéuticos a un juego como el fidget spinner. "Me sorprende porque los niños no piden el juguete por ningún beneficio, sino porque está de moda. Parece que ahora tiene que haber un reclamo de salud detrás de cualquier cosa para promocionarla. Sin embargo, es una simple estrategia de marketing: ya no basta con que un dispositivo entretenga, sino que también hay que asociarlo con una serie de fines educativos o médicos. Si algo no es terapéutico parece que no vale nada", explica.
Pese a la promoción que rodea al fidget spinner, no existen estudios científicos que apoyen los supuestos beneficios terapéuticos como tratamiento contra la ansiedad, el autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o el estrés. "El reclamo publicitario del juguete se parece casi al de las Power Balance", asevera el psicólogo. Estas pulseras se pusieron de moda en el año 2009, cuando los brazaletes se vendían como la espuma mientras los fabricantes defendían unos supuestos beneficios para la salud que nunca se demostraron. La empresa fue luego condenada por publicidad engañosa, tanto en España como en Estados Unidos.
La opinión del psicólogo Eparquio Delgado coincide con la de Celso Arango, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. A través de un comunicado, la entidad niega tajantemente que el fidget spinner ayude a los niños con TDAH o autismo. Los expertos señalan que la promoción sobre los supuestos beneficios terapéuticos de los juguetes no son más que "publicidad engañosa". "El problema de este tipo de propaganda es que, a diferencia de lo que sucede con los medicamentos, no está regulada", sostiene Arango. Los trastornos mentales deben en todo caso abordarse con los tratamientos indicados por las agencias regulatorias que hayan demostrado seguridad y eficacia, que pueden ir desde las terapias psicoterapéuticas a las farmacológicas.
A juicio de Arango, "hay muchas familias sin formación, o incluso con ella, que están dispuestas, con las mejores de las voluntades, a gastar dinero" en este tipo de juguetes, cuya publicidad trata de resaltar unos beneficios terapéuticos que no han sido demostrados. Fuera de España, otros expertos también han destacado la falta de ensayos clínicos sobre el fidget spinner. Mark Rapport, psicólogo clínico de la Universidad Central de Florida, señaló en declaraciones a Vox que "lo más probable es que el juguete sirva más como una distracción que como un beneficio para los niños con TDAH". Por su parte, Julie Schweitzer, psicóloga en la Universidad California (Davis), apuntó "la necesidad de evaluar si el uso del fidget spinner marca o no una diferencia en estos trastornos", según informó The Washington Post.
La promoción que rodea al fidget spinner puede llevar a los padres a sentir una cierta culpabilidad si privan a sus hijos del dispositivo, en opinión de Eparquio Delgado. "Se venden diciendo que puede ayudar a que los niños atiendan mejor, por lo que las familias pueden pensar que están privando a los niños de un 'juguete saludable', cuando no tiene por qué serlo", apunta. "Es un juego de moda que entretiene", destaca el psicólogo, que añade que estudios similares sobre otros juegos "son puntuales" y en todo caso "no se toman en serio para demostrar realmente sus propiedades". De lo que no hay duda es que el fidget spinner resulta atractivo y divertido, de ahí su éxito avalado por las ventas. Cuestión distinta es que ayuden como una terapia, un asunto que ni ha sido analizado ni mucho menos demostrado.