La deriva de UK tras la polémica (y el fiasco) del Brexit está alcanzando tintes algo oníricos. Como un mal sueño, parece que el legislador británico quiere alejarse totalmente de la postura europea de garantizar la libertad de la red o, al menos, poner bases para su neutralidad. Después de que la propuesta del ejecutivo británico de recopilar los historiales web de los ciudadanos ganase la votación, y se cediera parte del control de la libertad en la red de los ciudadanos británicos (y de todos aquellos conectados a sus redes) las cosas están a punto de complicarse aún más.

De momento no es más que una propuesta, pero lo suficientemente arriesgada y polémica como para haber hecho saltar todas las alarmas por lo bizarro de la cuestión, si se permite el uso de término. Y es que el asunto es especialmente peligroso porque en el fondo del asunto está la excusa de buscar una fórmula para la mejora del Internet de los británicos y para frenar el poder que tienen grandes empresas como Google y Facebook en lo que se refiere a la transferencia de información.

"Algunas personas dicen que no es cosa del Gobierno cuando se trata de regular la tecnología y el Internet: no estamos de acuerdo - Manifiesto del partido conservador británico".

La cuestión es que debajo de ese manifiesto, tapado en parte por las cuestiones relativas al Brexit o al control migratorio, se esconde un cambio muy importante que afectará a la inmensa mayoría de los británicos que utilizan Internet: dejar de tratar a Internet como un ente libre y anárquico. En otras palabras, y tal como han confirmado algunos asesores del partido conservador a Buzzfeed, todo es parte de un ambicioso intento por parte del partido de imponer un control férreo sobre Internet y las redes sociales.

Y cuando se refieren a control, es control: tomar medidas para proteger la fiabilidad y objetividad de la información que es esencial para nuestra democracia, garantizar los creadores de contenido son recompensados ​​adecuadamente, introducir un régimen de sanciones para garantizar el cumplimiento, dando a los reguladores la posibilidad de multar o procesar a aquellas empresas que fallar en sus obligaciones legales y para ordenar la retirada de contenidos donde se viola claramente el derecho del Reino Unido.

Se trata, a la espera de conocer el texto definitivo, de uno de los sistemas de control férreos más grandes que se han propuesto en un país democrático europeo. De hecho, The Independent va más allá y cita textualmente que la postura de May y de los conservadores es la de supeditar Internet totalmente al control del Gobierno, obligando bajos sus pautas a Facebook y Google a decidir qué es material ilegal, en lugar de confiar en el sistema de tribunales británicos independiente, es decir, en la justicia.

Lo peligroso es el efecto llamada que podría tener un regulación de este tipo sobre el resto de países europeos.