Los corsarios más famosos de la entera historia del cine vuelven en una quinta entrega realizada por los noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg, y parece una nueva promesa de que no será la última.Nada menos que catorce años de saga nos contemplan, pues este es el tiempo que las películas creadas a partir de una atracción de Disneyland llevan reventando la taquilla de cine, todo por la gran diversión que le reportan a los espectadores de todo el mundo las peripecias del peculiar capitán pirata Jack Sparrow y compañía. Y resulta perfectamente comprensible que Jerry Bruckheimer escogiera a Rønning y Sandberg para dirigir **La venganza de Salazar (Dead Men Tell No Tales, 2017)**. Pese a su procedencia europea, comenzaron su trayectoria en el largometraje con un proyecto del mismo Hollywood, **Bandidas (2006)**, un abominable western cómico de guion coescrito por el cineasta Luc Besson que se hunde bajo el peso muerto de su propia insipidez, su insolvencia dramática y su vulgar solemnidad ocasional.
Y, si bien se supone que con este filme ya tenían un pie dentro de la industria, quizá por su fiasco hubo de ser con un par de producciones de su país natal cuando pudieron demostrarnos de qué pasta cinematográfica están hechos los dos, que siempre han trabajado juntos: **Max Manus (2008) y Kon-Tiki (2012)**, ambas sobre personajes destacados de la historia de Noruega, un líder y saboteador de la resistencia contra la invasión de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y el segundo, el explorador y etnógrafo Thor Heyerdahl, que se propuso demostrar en los últimos años cuarenta cómo había sido en verdad la colonización humana de la Polinesia, narraciones impecables, con pocas secuencias destacadas, que les garantizaría la confianza imprescindible en su saber hacer para encargarse luego de películas como La venganza de Salazar.
Por otro lado, durante lo que debió de ser un arduo rodaje, el de Kon-Tiki, seguro que Rønning y Sandberg adquirieron la experiencia suficiente en materia de filmación en el mar y que esta sumase puntos para su elección como realizadores de su reciente filme y, claro, una mayor soltura para ello, muy útil al grabar estas nuevas aventuras de piratería y navegación fantástica que, sea como fuere, se ven siempre con gusto. Y eso que seguimos muy por debajo del nivel que alcanzó el enérgico Gore Verbinski en la trilogía original, compuesta por La maldición de la perla negra (The Curse of the Black Pearl, 2003), El cofre del hombre muerto (*Dead Man’s Chest, 2006) y En el fin del mundo (At World’s End, 2007). Más o menos al mismo, en verdad, que el de la decaída aportación de Rob Marshall, En mareas misteriosas (On Stranger Tides*, 2011).
Si con Verbinski todo era vigoroso, divertido y de lo más ocurrente, con secuencias de un ritmo envidiable, casi sinfonías de escenas encadenadas, luengas y aparatosas coreografías de acción henchidas de ingenio, una planificación visual elaborada y emociones y épica verdaderas, con Marshall y, ahora, Rønning y Sandberg, todo eso se ha perdido en la noche del recuerdo. No obstante, cuidado con las malas interpretaciones: tanto En mareas misteriosas como La venganza de Salazar constituyen un entretenimiento digno, una peripecia que, por la misma excentricidad de los personajes y el puro cariño que se les tiene, contemplamos con alegría y sincero agradecimiento. El problema es que todo lo que antes sobresalía y elevaba los filmes, ahora simplemente se queda en el terreno de lo funcional, de lo justo para cubrir el expediente y que pasemos el rato sin la baba caída.
Incluso la propia peripecia se nos antoja bastante escasa en La venganza de Salazar frente a la enorme movilidad de antes, y los intentos de brindarnos una coreografía de acción algo compleja son inútiles en comparación con los logros en este sentido de la primera trilogía. Hasta los diálogos se resienten lo suyo en chispa y humor: Terry Rossio sigue ahí como en las cuatro películas precedentes para la historia, pero Ted Elliott ha sido sustituido por Jeff Nathanson, que también ha escrito el guion en solitario, siendo que antes era cosa de Rossio y Elliott. Es decir, si para En mareas misteriosas continuaban los guionistas de siempre y la función bajaba la guardia por el lánguido Marshall, aquí no contamos siquiera con los autores del libreto habituales y además hemos de conformarnos con dos cineastas competentes pero, por lo pronto, sin garra alguna.
Así las cosas, **el reparto hace lo que buenamente puede. Johnny Depp en su línea como el delirante Sparrow, Geoffrey Rush como el capitán Héctor Barbossa, un poco aprovechado a pesar de la subtrama que se le ofrece; Kevin McNally, Stephen Graham y Martin Klebba retornan a Gibbs, Scrum y Marty sin mucho entusiasmo, igual que un breve Orlando Bloom a su Will Turner, y alguien más. Javier Bardem es un villano decente como el capitán Salazar pero no muy notable, y en cuanto Brenton Thwaites y Kaya Scodelario como Henry Turner y Carina Smyth, se los ve tan poco decididos y vivaces que, con el resto, diríase que Rønning y Sandberg no han sabido dirigir muy bien a sus actores.
Y hay que señalar también que a Henry y Carina les reservan las peores líneas de diálogo del guion, que a veces dan vergüenza ajena inclusive, para su insulso romance. Pero lo que sí resulta atractivo es la coherencia de la película con el conjunto y el modo de poner fin a un elemento recurrente de la saga, lo cual da la oportunidad de resolver tanto el conflicto que se plantea en este último filme como otras situaciones de algunos de los que lo preceden, propiciando quizá una nueva secuela. Geoff Zanelli, por otra parte, aprueba en el difícil reto de salir airoso con su contribución a las potentes bandas sonoras compuestas por Klaus Badelt y el gran Hans Zimmer**.
Conclusión
Ved La venganza de Salazar por el sencillo placer de reencontraros con el extravagante capitán Sparrow y compañía, por no perder el hilo de la historia, añorar a Verbinski y descubrirse ante él y, sobre todo, con la esperanza de que regresen los buenos tiempos en las próximas entregas que, a juzgar por lo visto tras los créditos, seguramente se rodarán.
Pros
- Que estas nuevas aventuras de piratería y navegación fantástica se ven siempre con gusto.
- Johnny Depp en su línea como el delirante capitán Jack Sparrow.
- La coherencia de la película con el conjunto.
- El modo atractivo de poner fin a un elemento recurrente de la saga.
- Que Geoff Zanelli sale airoso con su contribución a las bandas sonoras de Klaus Badelt y Hans Zimmer.
Contras
- Que todo es funcional, lo justo para cubrir el expediente.
- Que la peripecia se nos antoja bastante escasa.
- Que los intentos de brindarnos una coreografía de acción algo compleja son inútiles.
- Que los diálogos se resienten lo suyo en chispa y humor.
- Que Rønning y Sandberg no han sabido dirigir muy bien a sus actores.