Que la vejiga de un pez pueda valer unos 60.000 dólares el kilo es tan absurdo como suena. O puede qué más. Pero, según las fuentes de prensa latinoamericanas, esto es lo que ocurre con la totoaba, Totoaba macdonaldi, cuyo órgano natatorio se conoce también como "cocaína marina" por haber excedido supuestamente el precio de la droga en el mercado negro. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene de especial? La locura y la absurdidad de esta situación están poniendo en serio peligro de extinción a varias especies.

La "cocaína marina"

La totoaba, también llamada corvina blanca, es una especie endémica del Golfo de California y Mar de Cortés, únicos lugares donde habita, y que puede alcanzar hasta los dos metros. Por otro lado, la vejiga natatoria es un órgano especial presente en los peces que les permite mantener la flotabilidad sin que necesiten un esfuerzo muscular para ello. Y parece ridículo que esta sea un objeto de valor tan cotizado en el mercado negro. Según fuentes de prensa latinoamericanas, este tejido sería objeto de regalo de lujo, dotes de boda, inversiones y otra miríada de atenciones económicas por parte del mercado chino, donde supuestamente alcanzaría hasta los 60.000 euros el kilo. Según estas misma fuentes, el crimen organizado sería uno de los motores de la pesca ilegal de la totoaba para vender su vejiga natatoria, que puede comprarse en México por entre 500 y 1900 dólares. La totoaba, en los años 40, era considerada como una especie abundante en el Golfo de California. Sin embargo, la sobreexplotación unida a la reducción de hábitats de la especie ha conseguido mermar el número de estos animales hasta alcanzar un punto crítico del peligro de extinción, el paso anterior a terminar extinta.

Pero, a pesar de las normas impuestas y de la persecución del tráfico ilegal, los pescadores furtivos no parecen haber cejado en su intento de capturar este pez. De hecho, por su precio y su ilegalidad, a la vejiga de totoaba se le conoce también, según varias fuentes, como "cocaína marina". Pero, ¿por qué está tan valorado en el mercado negro este órgano? En China, la vejiga es empleada para cocinar cierta sopa con propiedades milagrosas: reduce las molestias del parto, arregla otro tipo de dolores, aumenta la potencia sexual y otro sinfín de atribuciones mágicas. Y mágicas es la palabra porque no existe ni una sola evidencia científica de que esto pueda ser mínimamente verdad. La vejiga natatoria desecada no es más que una piel reseca sin ningún tipo de componente químico capaz de tamañas virtudes.

Esto, por supuesto, no le importa a los traficantes de este órgano, quienes no tienen escrúpulos en cazar a la totoaba. Este no es el único ejemplo de pesca y caza ilegal motivado por el consumo desenfrenado y la mente pseudocientífica típica de la China más arcaica. El pensamiento mágico y la venta de ingredientes milagrosos es común en el país asiático donde se pueden adquirir todo tipo de productos con propiedades casi panacea tanto en el mercado negro como en el mercado convencional. El ejemplo más conocido es el de los tiburones y sus aletas. Pero también ocurren casos en los que varias especies de holoturias (pepinos de mar), equinodermos (estrellas y erizos), moluscos (almejas, babosas y calamares) y, por supuesto, peces que han sido extinguidos por culpa de un consumo exagerado debido a la creencia en sus propiedades mágicas.

Totoabas y vaquitas, a punto de desaparecer

Este pez, como decíamos, ha reducido su número de forma drástica en los últimos treinta y cinco años. En el año 1942 comenzó su pesca cuando los inmigrantes chinos en California comenzaron a vender las "maravillas" procedentes de la vejiga de totoaba. Por entonces se podían obtener hasta 2.270 toneladas de este pescado al año. En 1975, sólo se obtenían 59 toneladas. Para entonces se declaró la veda permanente de la pesca de totoaba, y un año más tarde, este pez se incluyó en el listado de especies amenazadas y en peligro de extinción de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). A día de hoy todavía continúa la pesca ilegal, habiéndose incautado en los últimos años hasta diecisiete toneladas, aunque no se especifica si de todo el animal o sólo de la vejiga, lo que implicaría muchos más ejemplares.

Pero no sólo la totoaba es la víctima de este comercio ilegal y absurdo. Cuando decimos "a punto de desaparecer" no exageramos. Es el caso de la vaquita marina, Phocoena sinus, un cetáceo procedente del Golfo de California del que sólo quedan treinta ejemplares, según las estimaciones. En el caso de este animal, a pesar de haber lanzado una campaña de emergencia para asegurar su conservación, no se tienen esperanzas de poder salvar a la especie que ha visto una reducción drástica en los últimos años. Las causas principales, actualmente, son las redes de enmalle, que atrapan y ahogan a estos cetáceos, los cuales no pueden salir a respirar. Esto precisamente es lo que ocurre con la pesca furtiva de totoaba, las cuales no respetan ningún tipo de directriz. La totoaba y las vaquitas comparten parte de sus hábitats, por lo que es común relacionar la muerte de ambas especies. Y todo por una cuestión absurda, con un precio absurdo y un final absurdo: la desaparición de al menos dos especies únicas en el mundo.

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