El hombre y las máquinas tienen una relación de amor y odio desde el principio de los días. Por mucho que te guste la tecnología, alguna vez te las habrás visto con un aparato que no se encendía, que iba muy lento o que simplemente no obedecía a tus órdenes.
La informática no es una excepción. ¿Quién no se ha quedado sin tinta justo cuando tenía que imprimir un documento a entregar ese día? ¿A quién no se le ha reiniciado el PC sin avisarnos y sin haber guardado lo que estaba haciendo? ¿Quién no ha visto nunca un pantallazo azul o un mensaje de error de Windows?
Cuando tu PC no funciona puedes hacer varias cosas. Después de desahogarte, puedes llamar al típico amigo al que se le da bien arreglar este tipo de problemas. También puedes acudir a una tienda de informático con servicio de reparación. Pero si no quieres complicarte, ¿por qué no intentar arreglarlo por tu cuenta?
Está claro que hay problemas cuya única solución pasa por acudir a un servicio de reparación. Principalmente en temas relacionados con el hardware, como que la batería de tu portátil no se cargue, que el PC no se encienda por mucho que pulses el botón de encendido o que el cable esté bien conectado a la corriente, que el monitor no muestre nada a pesar de estar encendido y conectado o que la tarjeta gráfica o el disco duro hayan pasado a mejor vida.
Obviamente, si un componente físico de tu computadora no funciona, tendrás que cambiarlo y la única manera es acudir a una tienda de confianza.
Pero otros muchos problemas pueden resolverse con el programa adecuado, tengas o no idea de cuál es el problema y cómo resolverlo, o acudiendo a la herramienta de Windows correspondiente. Veamos algunos de ellos.
El modo seguro de Windows
Partimos del hecho que nuestro PC no funciona como debiera pero arranca correctamente, aunque tarde mucho en hacerlo y/o muestre mensajes de error. Si no arranca directamente, es mejor llevarlo a un servicio de reparación.
La manera más práctica de detectar un problema de Windows o de hardware es acudir al modo seguro de Windows, que arranca el sistema operativo con lo mínimo posible para funcionar.
En las computadoras de toda la vida basta con pulsar F8 al arrancar el ordenador para iniciar el modo a prueba de fallos o modo seguro. En ordenadores más recientes con Windows 7 en adelante no siempre funciona esta opción.
Así que para iniciar en modo seguro nuestro Windows tendremos que ejecutar msconfig (Win+R y escribir msconfig en el campo Abrir).
En la ventana que se abre, Configuración del sistema, vamos a Arranque y marcamos la opción Arranque a prueba de errores. Con Mínimo es suficiente, pero si vas a necesitar internet, mejor elige Red.
La próxima vez que enciendas tu PC o al reiniciar, Windows se ejecutará en modo seguro. Pero de ahí en adelante, iniciará en modo normal.
Con el modo seguro de Windows puedes trabajar sin problemas, ya que el componente o software que te da problemas seguramente no esté funcionando en el modo a prueba de errores.
Limpiando malware
Si sospechas que el problema tiene que ver con virus, troyanos o malware en general, es conveniente ejecutar una herramienta limpiadora. Si la ejecutas en el modo seguro, evitarás que el propio malware esté funcionando y detecte el limpiador.
Con estas herramientas anti-malware lograrás quitar programas que seguramente ralentizan tu PC y/o navegador web, así como barras de herramientas del navegador no solicitadas y otros programas no deseados que dan más problemas que alegrías.
Poniendo a dieta Windows
Desde el modo seguro de Windows también puedes realizar ciertas tareas de mantenimiento de Windows con las que resolver problemas de lentitud o mal funcionamiento.
Con unos pocos pasos, por ejemplo, lograrás mejorar la velocidad de Windows 10. Básicamente se trata de eliminar programas del arranque, quitar elementos gráficos o desactivar funciones que no necesitarás, como Cortana.
Al volver a iniciar Windows verás que todo va más rápido.
Analizando nuestro hardware
Si nuestro PC no funciona pero podemos acceder a Windows, tenemos la oportunidad de analizar los componentes de nuestra computadora por si alguna pieza no responde adecuadamente.
Con una herramienta de benchmark podemos analizar el funcionamiento del hardware y comprobar si algún elemento da problemas, bien por no contar con el driver adecuado, porque está mal configurado o porque ha dejado de funcionar.
Diagnóstico de hardware y software
Otra opción consiste en comprobar software y hardware a la vez con la misma herramienta de diagnóstico. Como vimos en un artículo anterior, Windows cuenta con un Monitor de rendimiento donde ver programas, servicios y componentes hardware y cómo responden en tiempo real.
Además, hay herramientas de terceros como Kaspersky System Checker o Lenovo Solution Center que combinan el análisis de hardware, software e Internet.