En la mente de los usuarios, uno de los grandes problemas de los smartphones modernos es su batería. Se tiende a pensar que la autonomía no ha mejorado pese a que la cifra de miliamperios hora crezca prácticamente en cada generación, pero como toda percepción sin datos, puede estar muy lejos de la realidad. Durante sus presentaciones, Samsung no suele ofrecer cifras oficiales de autonomía, pero sí lo hace en las especificaciones de cada terminal que lanza, y con la batería del Samsung Galaxy S8 y del S8+ no ha sido menos.

Lo más interesante de las cifras que aparecen en las gráficas es lo que cuentan de cada dispositivo. Aunque, eso sí, hay que partir de que estas pruebas están realizadas en entornos controlados para poder comparar de forma efectiva. Las cifras que se pueden obtener en el día a día son muy distintas y podrían variar enormemente dependiendo del uso y contexto de cada usuario. Sin embargo, si se tiene en cuenta el avance de cada procesador en cuanto a evolución de la litografía (nanómetros), además de otros datos como la capacidad de la batería o el tamaño y resolución de cada pantalla, se entienden mucho mejor las razones (y las subidas y bajadas) detrás de cada generación. Todas las cifras pertenecen a las variantes vendidas en Europa, es decir, todas aquellas con procesadores propios de Samsung exceptuando a los Galaxy S4 y S5.

La prueba de la reproducción de audio, probablemente es la que, junto a la de llamadas, muestra resultados más sensibles a los cambios de capacidad en batería y eficiencia en componentes (en este caso procesador), tal y como se puede ver, por ejemplo, comparando dispositivos con la misma capacidad de batería como el Samsung Galaxy S7 normal y el Samsung Galaxy S8. El Samsung Galaxy S8+, por ejemplo, logra tener 4 horas más pese a tener 100 mAh menos que el S7 edge al que sucede. Buen trabajo de Samsung ahí con los 10 nanómetros y la gestión de la energía.

En reproducción de vídeo, el detalle de contar con menor batería que el S7 edge también hace salir al S8 peor parado y al S8+ sólo igualar las cifras de su hermano del año anterior, por contar este con 100 mAh menos y una pantalla considerablemente menor (5.5" vs 6.2"). Lo interesante aquí, es que la eficiencia de la pantalla y del procesador le dan al S8 normal una hora más que al S7 normal, pese a que la derrota estaba más o menos clara por el paso de las 5.2" a las 5.8" y el hecho de que la capacidad de la batería sea la misma.

También cabe resaltar, por ejemplo, el gran aumento producido en eficiencia en llamadas, que va mucho más allá del incremento de las baterías, y que se explica con la evolución de las antenas, del módem y los chips de radiofrecuencia. En el caso actual, eso sí se puede observar que, según Samsung, el rendimiento en llamadas de sus dos nuevos modelos sale peor parado que los flagships del año pasado, pese a que por ejemplo la batería del S8 "pequeño", sea igual que la del S7 y la pantalla no importe, pues en las pruebas de llamadas se encuentran apagadas.

Los 3600 mAh del Galaxy S7 edge seguirán dando mucha guerra en los próximos tiempos.

Por último, donde también se ha producido en los últimos años un avance muy grande es en la eficiencia de los módems bajo 4G, visible en las pruebas de Internet. Mientras que en su llegada a la gama en el Galaxy S4 la navegación web 4G empataba en horas con la basada en 3G y se situaba a dos horas de la misma prueba sobre Wi-Fi, en la actualidad el S8+ ha alcanzado en 4G el rendimiento del Wi-Fi. El punto negativo es que las cifras del S7 edge son superiores a las de los dos modelos nuevos en Wi-Fi, pese a la mayor eficiencia en pantalla y procesador que estos presentan. Los milagros no existen, y el paso de las 5.5" con 3600 mAh a las 5.8" y 6.2" con 3000 mAh y 3500 mAh respectivamente penaliza irremediablemente.

En conclusión, como se puede ver desde el Samsung Galaxy S3 (antes no había cifras completas) la tendencia siempre ha sido al alza y se han ido superando en la mayoría de casos las cifras que se obtendrían en el caso de calcular aumentos proporcionales en base a la capacidad de los modelos viejos frente a los nuevos. Lo preocupante en última instancia, y a falta de conocer cómo se comportan los terminales en el día a día, es que la batería del Samsung Galaxy S8 parece un paso atrás respecto a los Galaxy S7 en muchos sentidos. La batería del Samsung Galaxy S8+ ofrece resultados más sólidos, pero el aumento de pantalla reduciendo capacidad respecto al S7 edge no le sienta demasiado bien en el momento en que se enciende la pantalla, ganando sólo en la prueba de Internet (navegación web) bajo 3G.