Un año después de los S7 que consolidaron la curva de los Galaxy, con una catástrofe entre medias llamada Note 7, Samsung ya ha pasado página. La prolongación del marketing de los S7 fue como el llanto de un bebé, un mal necesario. De alguna forma había que seguir vendiendo smartphones en el último trimestre de 2016 y primero de 2017. Ahora eso es historia: Samsung se ha desquitado con los nuevos Galaxy S8 y Galaxy S8+, que dan el siguiente salto en diseño tras un par de generaciones casi idénticas por fuera.
Lo más llamativo y revolucionario de los S8 es la pantalla, que ocupa casi todo el frontal del teléfono, algo que se nota todavía más con el S8+ por su mayor tamaño. Su pantalla de hecho tiene una proporción 18.5/9, y Samsung la ha bautizado como Rounded Edge Display, por sus esquinas curvadas, e Infinity Display, por la sensación de que ocupa el total (no es así, pero casi) del terminal.
Las pantallas son de 5,8 pulgadas en el caso del S8, y de 6,2 pulgadas para el S8+, ambas HDR. Prácticamente son las únicas diferencias entre el Galaxy S8 y el S8+. En cualquier caso, la compañía enfatiza el término "visionado inmersivo" para que nos hagamos una idea de hasta qué punto perdemos de vista todo lo que no sea el contenido que estamos viendo. Con la nueva proporción incluso desaparecen las franjas negras cuando vemos una película en formato panorámico.
Los nuevos Galaxy S8 están disponibles, ambos modelos, en tres colores: negro, gris orquídea y plateado. Su llegada a las tiendas está prevista para el 28 de abril, a un precio de 809 euros para el S8 y 909 euros para el S8+.
Estas son todas sus especificaciones técnicas:
Algo que también llama la atención es que esta vez no hay opción flat, la curva ha ganado. Está presente tanto en el S8 como en el S8+, y es ya de hecho la "nueva" seña de identidad de Samsung, que ha pasado de tratarla como un experimento (Note Edge, 2014) a una apuesta formal (S6 Edge, 2015) y ahora hace su particular all-in en la gama S. Lo que sí se mantiene es la resistencia al agua y polvo gracias a la certificación IP68, algo que ya parece un innegociable en teléfonos de esta horquilla de precios.
Por dentro, presenta algunas novedades más allá de las especificaciones, como Snap Window, una nueva función que permite dividir la pantalla en la proporción que se desee entre dos aplicaciones, sin necesidad de que dicha app venga con esta función soportada por sus desarrolladores. Así, es posible ver un vídeo y chatear por WhatsApp mientras tanto, por dar un ejemplo.
Se mantienen también la carga rápida e inalámbrica, la memoria expandible (soporta microSD de hasta 256 GB), y la seguridad biométrica. Otra novedad es que hace uso de Bluetooth 5.0 para ofrecer la posibilidad de escuchar música con dos auriculares Bluetooth conectados de forma simultánea.
Sobre esto último, la biometría, el sensor dactilar pasa a la parte trasera, junto a la cámara. No es casual: en el frontal ocupa demasiado espacio, y Samsung quiere diferenciarse ofreciendo lo que no ofrece el resto: un lector de iris, que es algo menos friccional que el lector dactilar (no tenemos que pegar una parte de nuestro cuerpo a ningún sensor, sino simplemente mirar en la dirección correcta). Lo estrenó en el Note 7 y funcionó realmente bien, incluso con gafas de lente gruesa. Ahora podremos tenerlo también en el S8.
Por otro lado, estrena Samsung DeX, un modo mediante el cual podemos conectar el S8 a un monitor, un ratón y un teclado, y utilizarlo así como un PC. Hemos podido probarlo y a nivel de usabilidad es prometedor y funciona de forma fluida. La incógnita es si tendrá un hueco real en el mercado pese a que la propuesta es muy buena.
Hablemos de Bixby
Google tiene a Assistant, Amazon tiene a Alexa, Apple tiene a Siri, Microsoft tiene a Cortana y Samsung se sube al carro de los asistentes virtuales por voz con Bixby, que tiene incluso un botón dedicado en el borde izquierdo. En cuanto lo pulsas, puedes pedirle a Bixby... "cualquier cosa". No hemos podido probarlo, pero vimos una demo en la que se avanzaban algunas de sus capacidades.
Para empezar, podemos dictarle por voz ajustes del propio terminal, como desactivar el Wi-Fi o enviar la imagen en pantalla a la entrada inalámbrica del televisor. Luego vimos algunas inclusiones interesantes gracias a la integración de servicios de terceros. Por ejemplo, podemos hacer una foto de un monumento y pedirle que identifique cuál es. Acto seguido nos aparece su información (nombre, localización, historia, comentarios de la gente... todo a través de la información de Foursquare), también podemos explorar datos más allá, como listar sus restaurantes cercanos.
En la misma demo también vimos cómo reconocía la etiqueta (que no QR) de una botella de vino al fotografiarla, y acto seguido mostraba su valoración, detalles de la cosecha, etc. Lo mismo con otros productos que pueda reconocer. Todavía no está claro cuáles serán los límites de Bixby ni el estado inicial en el que llegará al mercado, pero se aprecia bastante ambición a la hora de dar un salto de calidad respecto a lo que era S Voice.
¿Está en español? No. Al menos todavía no. Samsung tampoco ha dado una fecha estimada de llegada, se limitó a comentar que el español está en su hoja de ruta, pero los esfuerzos, de momento, se enfocan únicamente a mejorar el producto en inglés.