En un mundo donde Internet se revela imprescindible para buena parte de las actividades humanas, donde la desconexión es fruto de un capricho excéntrico, de la inercia de los muchos años o de la imposibilidad material, donde las amenazas a la seguridad de la red son innumerables, crecientes y continuas y, además, no se puede acceder a los mismos contenidos dependiendo del país en el que uno se encuentre, sentirnos protegidos y libres para recorrer todo el universo virtual resulta tranquilizador y hasta placentero.
**Y si hay algo que pueda ayudarnos a conseguirlo son las conexiones VPN** (virtual private network o red privada virtual) como la irreverente Hide My Ass!, ya que con ellas podemos utilizar la web como si de una red privada se tratase, es decir, como una prolongación segura de la red local sobre una pública o sin controles. Así, **cualquier ordenador conectado a una VPN envía y recibe datos escondiendo su dirección IP verdadera bajo alguna de las de dicha red compartida, dando la impresión de que el usuario se halla donde los servidores de esta, lo que impide que se conozca su ubicación y pone de barrera la red y sus medidas de seguridad contra las amenazas, todo ello con el correspondiente cifrado de la información.
Por su conveniencia, estas conexiones suelen ser empleadas por instituciones universitarias, bancos o gobiernos para proteger lo mejor posible sus datos confidenciales; y aunque no se trata de un entramado tecnológico nuevo en absoluto, no ha sido hasta los últimos años cuando se ha generalizado su conocimiento y utilización entre los internautas particulares. Los motivos de esta generalización son evidentes: las grandes ventajas que semejante tipo de redes proporciona a los usuarios y todo el partido que le pueden sacar**, sea una VPN de acceso remoto, de punto a punto, de túnel u over LAN.
Al falseo de nuestra localización y a la seguridad adicional que nos suministra, estemos conectados en casa, en la oficina o a un punto de acceso WiFi cualquiera, hay que añadir que ni siquiera nuestro proveedor de Internet tiene la más remota idea de qué por dónde navegamos ni lo que hacemos entonces, que tanto conectarse como desconectarse a la VPN siempre que nos convenga es facilísimo una vez que la hemos configurado y que, vaya, funciona con todas las aplicaciones que queramos manejar, al contrario de lo que sucede con los habituales servidores proxy.
Las VPN hacen posible que el equipo de una empresa se conecte a su red particular desde cualquier parte sin temor a los intrusos, sea por razón de un desplazamiento, porque opera con sucursales o con teletrabajo; y un usuario particular puede acceder a la red de su casa de la misma manera. En el caso de HMA! Pro VPN, el cliente podrá navegar utilizando los servidores de HMA! repartidos alrededor del mundo cambiando su IP de forma encriptada.
**El intercambio de archivos con redes P2P (peer-to-peer o entre iguales) también se ve beneficiado**, al margen de si lo que se intercambia es legítimo o no lo es.
Como la labor de aquellos que deseen torear los indignantes procedimientos de censura en Internet que sufren determinados países, e incluso saltarse el bloqueo geográfico de contenido, sobre todo audiovisual, que pesa sobre los navegadores dependiendo de a qué lado de las fronteras se conecten. Y esto último es de lo más útil actualmente dado el auge de las plataformas de películas y series en streaming, con catálogos distintos en cada jurisdicción comercial. De modo que las conexiones VPN como Hide My Ass!, por ello y por las demás ventajas de privacidad y protección, suponen una buena herramienta con los tiempos que corren.