De la historia del machismo de Uber llega la de acoso y discriminación racial en Tesla. En este caso, el tema no ha saltado por una publicación en un blog personal, sino que se ha pasado directamente a la demanda presentada por el grupo de ley de los derechos civiles de California y por parte de DeWitt Lambert, un hombre negro de 44 años que formaba parte de una de las cadenas de montaje de coches Tesla en California.
En estos momentos, al igual que Uber, la compañía de Musk ha comenzado una investigación sobre las acusaciones demandadas por Lambert, mientras este queda suspendido de empleo y sueldo hasta nuevo aviso. Aunque la situación no parece que tenga una resolución clara a corto plazo: ambas partes mantienen discursos completamente opuestos y la lucha promete ser compleja.
La posición de Lambert apunta a que, según su experiencia, durante el tiempo que ha trabajado en las cadenas de montaje de la empresa de coches sus quejas ante recursos humanos han sido completamente desoídas; razón por la cual fue directamente a la demanda en firme. En las declaraciones relatadas en el texto expone que sus compañeros le llamaban negro a lo largo de su jornada de trabajo, comentaban sobre el tamaño de su pene y le colocaban una pistola de perforación en sus nalgas. Además de otra serie de insultos raciales y comportamiento altamente lascivo.
Por otro lado, Tesla argumenta que en investigaciones realizadas en 2015, de cuando datan las primeras quejas de Lambert ante recursos humanos, no se encontraron evidencias claras sobre las acusaciones. Añadiendo que, de hecho, el propio trabajador entraba "en el juego" de sus compañeros siguiendo con el tono y el lenguaje criticado. Añaden que incluso el empleado ha estado en vigilancia por parte del equipo de Tesla por incumplir una de las normas más sagradas para la empresa: publicar fotos confidenciales de la tecnología de Tesla en Facebook. Razón por la cual Tesla le mantiene apartado del empleo, y de cualquier promoción de su puesto de trabajo, y no por la demanda de racismo.
Ya en 2016, el caso de Lambert dentro de Tesla se reabre por la presentación de un vídeo en el que, supuestamente, se puede ver como un grupo de compañeros acosaba al empleado. Según la posición del departamento de recursos humanos, este vídeo nunca fue entregado como prueba. La versión que expone Tesla en un comunicado oficial a través de Techcrunch explica que Lambert tuvo una discusión con un compañero de trabajo, con el que mantenía una amistad fuera de las instalaciones, siguiendo a esta disputa una amenaza con violencia. Ante esta situación, Dewitt presentó una denuncia ante recursos humanos, en la que se incluía a los empleados presentes en el conflicto, alegando que le había maltratado e incluyendo un lenguaje racista en la queja. En sus investigaciones y entrevistas al grupo de empleados, Tesla concluyó que el lenguaje inapropiado venía de ambas partes, además de una incoherencia en el discurso entre ambas partes, y dando aviso para que no se repitiese Tesla zanjó el tema.
La cuestión podría haber quedado ahí e incluso Lambert, según explican desde Tesla, siguió acudiendo a recursos humanos por otros temas que nada tenían que ver con el caso de racismo. Unos meses más tarde, llegaba la demanda que a tenor de las declaraciones de la compañía, podría tener tintes de venganza por parte del empleado contra sus compañeros, a los que acusa de haber dado el aviso de la publicación de las imágenes confidenciales en la red social, y contra la propia empresa a raíz de la suspensión de su empleo.
Sea como fuere, la demanda de racismo llega en un momento sensible para la compañía que intenta sacar adelante su nueva flota de Tesla Model 3, para lo cual requiere una inyección de fondos urgente. La polémica relación que mantiene Musk con sus empleados, unida a la afiliación de Musk a la toma de decisiones de la Casa Blanca posicionándose como asesor del nuevo presidente del Gobierno y como miembro de la American Innovation, posicionan a Tesla en un punto de éxito muy complejo.