La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha otorgado el Premio Abel, considerado como el "Nobel de las Matemáticas", a Yves Meyer, investigador de la École normale supérieure Paris-Saclay (Francia). La institución ha dado a conocer el galardón esta mañana en Oslo, aunque la decisión fue tomada hace unas semanas en el Institut d’Estudis Catalans de Barcelona. Con este reconocimiento, la entidad homenajea a uno de los pioneros en el desarrollo de la teoría de las ondículas, cuyo trabajo comenzó, curiosamente, en una fotocopiadora.

Meyer ha sido considerado un "nómada intelectual", dado que el matemático francés realizó importantes contribuciones al principio de su carrera en el campo de la teoría de los números, para luego cambiar por completo de disciplina. En una entrevista publicada en el boletín de la Sociedad Europea de Matemáticas, el investigador explicó cómo empezó a estudiar la teoría de las ondículas, también denominadas wavelets. "La historia es bastante extraña", confesó.

Las ondículas, clave para procesar señales

Mientras trabajaba como profesor en la École polytechnique, los investigadores en Matemáticas y en Física se veían obligados a compartir una sola fotocopiadora. La mayor parte de científicos estaban cansados de hacer cola para utilizar la única máquina Xerox que había en el centro. La razón de su espera solía ser que el investigador Jean Lascoux realizaba copias de todos los trabajos que recibía, lo que frustraba al resto de sus compañeros. "Si necesitabas hacer alguna fotocopia, tenías que esperar a que hubiera acabado. Pero nunca me irritó, sino que me sentía feliz de charlar con Jean durante la media hora que empleaba para realizar todas sus copias", explicó Yves Meyer.

La casualidad hizo que un día, mientras Meyer conversaba entretenidamente con su compañero, Lascoux le mostrase un artículo que cambiaría por completo su vida. "Estoy seguro que este trabajo te servirá", le dijo. Las copias correspondían a la investigación realizada por Jean Morlet y Alex Grossmann, donde desarrollaban por primera vez la teoría de las ondículas. "No podía creer que tuviera algo que ver con el procesamiento de señales", afirmó el hoy galardonado con el Premio Abel. Emocionado por el hallazgo, Yves Meyer decidió subirse al primer tren que iba hacia Marsella con el objetivo de conocer a Ingrid Daubechies, Alex Grossmann y Jean Morlet personalmente.

"Fue como un cuento de hadas. Me enamoré del procesamiento de señales y sentí que por fin había encontrado mi hogar", comentó Meyer en aquella entrevista. Así fue como el matemático francés descubrió la disciplina a la que dedicaría el resto de sus investigaciones. Desde aquel lejano 1984, Yves Meyer ha trabajado en el análisis de ondículas, un campo que trata de estudiar funciones matemáticas para descomponerlas en sumas de funciones más sencillas. Dos años más tarde de aquel encuentro casual en una fotocopiadora, el investigador había logrado la primera serie de ondículas tan poderosas como las conocidas transformadas y series de Fourier.

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Centre Henri Lebesgue (YouTube)

"Si recordamos el número Pi (π), sabemos que se utiliza cuando los cantantes graban sus discos, ya que los estudios pasan las grabaciones de audio por una especie de 'Photoshop', que son series de Fourier para que todo suene mejor. Estas series son capaces de escribir cualquier función usando ondas muy sencillas, el seno y el coseno, de forma que sirven en el procesamiento de la voz o de las imágenes", explica a Hipertextual la Dra. Clara Grima, profesora en la Universidad de Sevilla y divulgadora científica. "Las ondículas mejoran en algún sentido el procesamiento respecto a las series de Fourier porque se pueden aplicar en casos más concretos", añade.

El trabajo realizado por Yves Meyer, en el que también han jugado un papel clave Daubechies, Grossmann y Morlet, ha permitido grandes avances en Matemáticas, Ingeniería informática o Física. "Las ondículas nos ayudan a limpiar el ruido de los sonidos, en la compresión de imágenes con el sistema JPEG2000, en el procesamiento de imágenes médicas o en la detección de las ondas gravitacionales con el observatorio LIGO", comenta Grima por teléfono. Las transformadas de Fourier, a pesar de que han sido fundamentales para procesar señales, no se aplican fácilmente en el análisis de los datos de la vida real, ya que son mucho más complejos.

La teoría de las ondículas está presente a día de hoy en tecnologías muy diferentes, dado que permiten procesar señales que no son periódicas o que tienen muchos saltos, como explican desde el programa de divulgación Los 3 Chanchitos. En otras palabras, este tipo de análisis permite comprimir imágenes y sonidos reduciéndolo a números, una opción de gran utilidad en el cine digital, en la detección de falsificaciones o en la extracción de huellas digitales en investigaciones criminológicas, según informa The Guardian. El trabajo de Meyer, hoy premiado con el "Nobel" de esta disciplina, no deja de ser una gran demostración del abanico de aplicaciones que las Matemáticas tienen en el mundo real. Y todo, curiosamente, comenzó en una conversación casual al lado de una fotocopiadora.