Jack London, el conocido autor estadounidense que dio a luz a más de cincuenta libros, decía que nunca debías separarte de tu libreta porque “las marcas de lápiz duran más que la memoria”. Es un buen argumento, pero claro, el señor no pudo tener el pacer de conocer a las suites de ofimática o las aplicaciones OneNote, Trello, Wunderlist, entre otras, que pueden servir para guardar ideas.
Y la realidad es que las cosas cambian ¿no? Desde que la escritura fue inventada, muy probablemente en Mesopotamia alrededor del año 4000 AC, ha pasado por un montón de “trastornos tecnológicos”. Las herramientas han cambiado muchas veces. Las tablillas estaban antes de la invención del papel en China, y unos 1.000 años después unieron las hojas por primera vez para hacer un libro, después vino la invención de la imprenta, y los bolígrafos no aparecieron hasta la década de 1940; y lo importante, la capacidad de comunicación y la congelación de la idea para el futuro, se ha mantenido en cada transformación. Así que, a primera vista, la batalla entre los teclados y las plumas podría parecer simplemente el último giro en una historia muy larga.
¿Podemos decir que la escritura está cambiando y el proceso manuscrito muriendo? Nadie puede decir con precisión cuánto ha disminuido exactamente la cantidad de escritura a mano, pero una encuesta británica de 2.000 personas dio una idea de la magnitud. Según el estudio, encargado por DOCMAIL, una empresa de impresión y envío por correo, uno de cada tres encuestados no había escrito nada a mano en los seis meses anteriores. A lo mejor se saltaron las listas de la compra o los teléfonos garabateados a la prisa, pude ser, pero llama la atención. Además, teniendo en cuenta que el correo electrónico y los mensajes de texto han reemplazado casi por completo al correo postal —las notificaciones y facturas no cuentan, vienen a máquina de todas formas—, que los estudiantes toman ya casi todas las notas en portátiles o entregan los trabajos a ordenador y nosotros mismos hacemos nuestros informes y documentos a máquina cada día, si nos paramos a pensar, no es tan descabellado imaginar que como mínimo ha disminuido y mucho.
Pero primero, antes de entrar en las diferencias, ¿la escritura en sí misma es buena? Por supuesto, y por muchas cosas, pero su aportación principal es que cuando uno escribe sus pensamientos y emociones los revisa. Los psicólogos usan la denominada “escritura expresiva” para obligar a las personas deprimidas a ver lo exagerados que son a veces sus manifiestos. Por otra parte se ha encontrado que escribir sobre los acontecimientos traumáticos, estresantes o fuertemente emocionales da lugar a mejoras en la salud física y psicológica, en poblaciones clínicas y no clínicas.
Además, dado que la escritura también hace que tengas que sacar esas ideas de la cabeza y ponerlas en palabras reales y comprensibles para alguien más que tú, o incluso para ti mismo en el futuro, también te desafía a pensar cómo se puede comunicar el mensaje de una manera que tenga sentido. Vas a tener que dar vuelta a tus ideas abstractas para transformarlas en algo que sea concreto y comprensible, y en el proceso, desarrollarás habilidades de lenguaje y comunicación que pueden ser útiles luego en la comunicación verbal.
Escritura vs mecanografía
Hay una serie de evidencias prácticas que hacen a ambos sistemas diferentes:
- La escritura manual es más lenta y cansada, no se puede decir que sea “duro”, pero si escribes tres o cuatro folios de carrera probablemente la mano te empiece a doler. Sin embargo, tiene sus cosas gratificantes, como elegir el cuaderno que más te gusta, bolis de colores, o incluso ser fan de las plumas y el lettering.
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La mecanografía puede ser más conveniente, es más rápida y más cómoda. La multiplataforma es una ventaja también, puesto pasamos una media de 10h al día frente a pantallas de todas formas y siempre tenemos un móvil a mano, lo que reduce el fenómeno “me olvidé la libreta, luego lo apunto”.
Ahora bien, ¿es lo mismo en resultado? Puede haber una base científica para la superioridad de la pluma sobre el teclado cuando se trata del desarrollo de las funciones cognitivas. La Dra. Virginia Berniger, quien estudia los sistemas de lectura y escritura y su relación con los procesos de aprendizaje, y sus colegas, reclutaron a más de 200 niños de desarrollo normal para un estudio. En este concluyeron que la capacidad de escritura de los niños era consistentemente mejor (que escribían más, más rápido y más frases completas) cuando utilizaban un lápiz en lugar de un teclado.
“Sólo para escribir el alfabeto el teclado era mejor que el bolígrafo. Cuando se utiliza un bolígrafo, los niños producen ensayos más largos y compuestos a un ritmo más rápido”.
Parece que el proceso es más duro no sólo por la mecánica, también “visualizamos” la letra que queremos escribir, en lugar de que nos la den y sólo tengamos que pulsarla, y esto se traduce en un coste cognitivo superior. La mecanografía es menos demandante, nos deja “espacio mental” para distraernos en otra cosa y sumado a la idiosincrasia de un ordenador, pone la multitarea en bandeja. Digamos que la escritura manual, tiene mayor capacidad para “sumergir” al sujeto; en realidad, aumenta la actividad en la corteza motora del cerebro, un efecto similar a la meditación.
“La escritura es una tarea compleja para el cerebro que requiere diversas habilidades, entre ellos mover el instrumento de escritura, en la dirección ordenada por el pensamiento", dice Edouard Gentaz, profesor de psicología del desarrollo en la Universidad de Ginebra. "Los niños toman varios años para dominar este ejercicio motor porque es necesario dominar una secuencias de comandos internos mientras la mano se mueve. La escritura es el resultado de un movimiento singular del cuerpo, la mecanografía no lo es”.
Por otro lado, algunos neurólogos piensan que renunciar a la escritura afectará la forma en que las futuras generaciones aprenden a leer. "Dibujar cada letra con la mano mejora sustancialmente reconocimiento posterior”, explica Gentaz. “Dos investigadores del laboratorio de neurociencia cognitiva en la Universidad de Aix-Marsella, han llevado a cabo un estudio de 76 niños de tres a cinco años. El grupo que aprendió a escribir cartas a mano fue mejor en el reconocimiento que el grupo que aprendió a escribir en un ordenador. Repitieron el experimento en adultos y los resultados fueron similares”.
Dibujar cada letra mejora nuestra comprensión del alfabeto porque realmente tenemos una "memoria corporal”. De hecho, algunas personas tienen dificultades para leer de nuevo después de un accidente cerebrovascular, y para ayudarles a recordar el alfabeto de nuevo, les piden que las letras con el dedo. Y funciona, el gesto recupera el recuerdo en la memoria.
¿Cual puede ser la solución? Probablemente la convivencia. Ambos sistemas parecen tener sus ventajas e inconvenientes y dado que tenemos ambos disponibles no tenemos por qué elegir, todavía. No tenemos que matar un “arte” con ventajas, ni tampoco renunciar a la innovación. Me encantaría firmaros a mano al pie ahora, pero por evidentes dificultades técnicas, me conformaré con ir a consolarme con unas notas en mi Bullet Journal y a remitiros a este otro artículo en el que hablamos de las ventajas de escribir con regularidad, lo hagas en el formato en el que lo hagas.