Ding, dong. En una presentación silenciosa, únicamente a través de novedades publicadas en la Apple Store online, Apple ha aprovechado para anunciar su iPhone 7 en color rojo, y también unos sorprendentes nuevos iPad de bajo coste, que parten de los 329 dólares (399 euros) para el modelo de 9,7 pulgadas con conectividad Wi-Fi, cien dólares por debajo de su precio habitual. Otro modelo con la misma capacidad de almacenamiento pero con conexión LTE también estará disponible por 459 dólares (559 euros).

El iPad pierde así de forma definitiva el apellido "Air", ya que la nomenclatura oficial es simplemente "iPad", y los Pro quedan como más avanzados en especificaciones, pero con mismo tamaño y factor de forma. Su procesador de hecho es el A9, que mejora a su antecesor, el iPad Air 2, que llevaba un A8X, pero se mantiene por debajo claramente de iPad Pro de su mismo tamaño, que incorpora un A9X.

Este movimiento, de cercenar el precio del iPad y hacerlo mucho más accesible, llega en un momento en que Apple ve cómo sus iPad dejaron atrás su mejor momento de ventas, y ni siquiera la llegada del Pro ha logrado repuntar sus ventas. Como se apuntó desde la propia Apple, hay mayor masa de usuarios de iPad que nunca, pero las ventas no coinciden. Traducción: un iPad dura muchos años y su ciclo de renovación es bastante menor que el de los iPhone, además de ser un producto que por su propia naturaleza vende menos.

En los próximos trimestres veremos si estos nuevos iPad de bajo coste consiguen animar las ventas. A Apple por momentos incluso le podría interesar renunciar a cierto nivel de márgenes si luego consigue más usuarios de sus servicios, una división que le está dando cada vez más dinero, llegando a los niveles de ingresos de Facebook por sí sola.

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