Para un coche autónomo es relativamente sencillo controlar otros coches o incluso a peatones, pero tienen un gran problema con los vehículos más ligeros, silenciosos y pequeños que circulan por la carretera: las bicicletas. Y esta afirmación viene de Steven Shladover, ingeniero de investigación de la Universidad de Berkeley, que es experto en conducción autónoma.
Las bicicletas plantean un problema de detección muy complejo por tres motivos: son pequeñas, rápidas y heterogéneas. En comparación con el coche, este presenta unas formas relativamente estables, un gran bloque de "material" en definitiva, mientras que una bicicleta puede variar por completo en el tamaño, forma y colores, pero lo peor para el coche autónomo son los añadidos. ¿Cuánta gente personaliza sus bicicletas con elementos que cuelgan?
Los algoritmos que ayudan a detectar los vehículos han mejorado en los últimos años de una forma muy amplia. Si bien ha sido sencillo llegar a una etapa de detección de coches con fiabilidad, por debajo del 70% de acierto, en la actualidad hay sistemas que alcanzan el 90%, todo un reto porque conseguir ese 20% extra ha costado mucho más que el 70% inicial, y el 10% restante costará tremendamente más que todo lo avanzado. Sin embargo cuando hablamos de bicicletas, el dato baja entre el 59% y el 74% entre bicicletas y motos.
Los radares LIDAR se posicionan como elementos fundamentales para crear los mapas de alta definición que usará el coche autónomo. Ford afirma que este tipo de mapas de alto detalle en 3D son el núcleo de los 70 coches de prueba que tiene la marca para probar el coche autónomo este mismo año. El resto de sistemas y tecnologías son meros complementos.