La espera terminó con el inicio del 2017. Sherlock estrenó su cuarta temporada el primer día del año. El primer episodio llamado "The Six Thatchers" nos dejó muy en claro que nada volvería a ser igual con nuestros viejos conocidos personajes; ahora que la temporada llegó a su fin (y muy probablemente la serie) parece que acertamos en asegurarlo.
Como ya es costumbre en Sherlock, su nueva temporada consta apenas de tres capítulos con una duración de alrededor de los 90 minutos cada uno. También, como es costumbre en esta serie de la BBC, los capítulos son de gran calidad, muy divertidos y llenos de enigmas y deducciones.
Tanto "The Six Thatchers", como "The Lying Detective" (4x02) y "The Final Problem" (4x03) mantienen una relación entre ellos, sin embargo, y luego de cavilar un tanto al respecto, tal vez no sea tan convincente como se pretende. Es bien cierto que a las historias de detectives les otorgamos casi de inmediato una cláusula de credibilidad, licencias dramáticas para que la historia funcione, pero también es cierto que existe una línea muy delgada entre lo verosímil y lo ilógico, ese lugar donde decimos "no, eso no puede ser", y al menos el último capítulo de esta cuarta temporada de Sherlock nos lleva a ese terreno peligroso.
Sabemos bien que Sherlock Holmes es un personaje extraordinario, que es capaz de regresar de la muerte y que siempre parece tener un as más bajo la manga. Aun así, o por esto mismo, resulta más que divertido cuando alguien lo pone a pensar, a deducir, a observar más que mirar o a temer la locura de alguien como bien puede ser su archirrival, Moriarty. Pero que se vea a Sherlock superado en todos los sentidos, engañado, con la memoria hackeada, y hasta con los demás siendo un tanto condescendientes con él es algo demasiado arriesgado luego de pasar tantos años al lado de este peculiar detective.
Y es que el drama de la "hermana Holmes desconocida" parecía bastante prometedor, sobre todo si hablamos del capítulo que cierra la temporada y, como decíamos, la serie. Sin embargo, los abusos al personaje de Eurus, hacen que caigamos en la incredulidad y pongamos en tela de juicio que una sola persona sea tan, tan, pero tan inteligente y posea tanta sangre fría.
Claro, la serie no deja cabos sueltos y nos dice el por qué esta hermana de Mycroft y Sherlock es como es, aunque esto no asegura que sea creíble del todo. Para esto se tendría que aceptar que Sherlock es medianamente inteligente y astuto o al menos solo enfrente de otras personas que no sean sus hermanos, y que lo que lo ha salvado hasta ahora es únicamente porque no se había enfrentado con su hermana. Sería como demeritar a todos y cada uno de los personajes a los que se ha enfrentado Sherlock.
"The Final Problem" une los cabos de los dos capítulos anteriores y esto mismo hace que la incredulidad crezca. Eurus aparece hasta en la sopa y francamente es un poco irritante para la mitad del episodio final. La tensión que se crea se siente falsa y un tanto forzada. El conflicto de los tres hermanos parecía mucho más prometedor de lo que vimos. Por otro lado, la "vivisección" que Eurus le hace a Sherlock es lo más interesante del asunto y lo vemos muy poco. Lo más delicado es que todo esto parece injustificado; lo que hace Eurus y sobre todo: por qué lo hace.
Me atrevo a decir que el primer episodio de esta cuarta temporada es digno de la saga de Sherlock, incluso el segundo. Llenos de drama, de momentos memorables, también divertidos y con muchos recursos cinematográficos que hicieron de esta serie una referencia de la nueva televisión. Sin embargo, en este tercer y último episodio se nos pide creer que todos y cada uno de los eventos anteriores tienen que ver con Eurus... simplemente no me parece la decisión más acertada.
Si bien es cierto que muchos de los conflictos y acciones de los villanos en Sherlock se van construyendo poco a poco y son parte de un arco que luego nos es revelado, en esta ocasión parece que cada paso fue orquestado por la hermana resentida de los Holmes y con una justificación de sus actos bastante pueril. Claro que, en estas cuestiones, todo es cuestión de gustos y, por supuesto, todos son bastante respetables.
Con todo y esto, Sherlock en su totalidad es una serie que vale la inversión de nuestro tiempo. Tiene cosas únicas y muy disfrutables. Su narración y los recursos visuales muchas veces son excelsos, dignos de análisis y sobre todo de disfrutarlos de nuevo cada tanto. Con esta temporada probablemente se cierre un capítulo más en la televisión y también se suma una obra digna a lo mucho que se ha construido con las fabulosas obras que inventaría Arthur Conan Doyle hace ya 130 años. La inteligencia, la deducción y los dramas humanos no han pasado, ni por asomo, de moda.
¡Hasta luego, chicos de Baker Street 221B!