Las fiestas navideñas llegan cargadas de buenos propósitos, reencuentros familiares y regalos. A veces, por desgracia, durante estas fechas también nos acompañan síntomas como la tos, los mocos o el dolor de cabeza. Mientras estamos convalecientes, es posible que nos preguntemos la causa de los catarros y cómo hacer frente al malestar. La gripe y el resfriado están provocados por un virus, pero no son la misma enfermedad.
Por un lado, el catarro común es una enfermedad infecciosa leve causada por un gran número de virus respiratorios, como los rinovirus o los adenovirus, que pueden mutar rápidamente. Esta es la razón por la que no es posible desarrollar una vacuna contra los resfriados, ya que la variabilidad genética de los virus impide que una herramienta así fuera eficaz. Por el contrario, la gripe está producida por virus Influenza, que nos afectan en ciclos previsibles, de manera que sí es factible desarrollar vacunas para frenar su ataque. Según aconseja el Ministerio de Sanidad, es recomendable que las personas mayores de 65 años o los menores de 65 que presenten un alto riesgo se vacunen para prevenir la gripe.
La principal diferencia entre el resfriado y la gripe es la aparición de sus síntomas. En el caso de que tengamos catarro, conocido comúnmente como trancazo o constipado, tendremos síntomas como congestión nasal, secreción acuosa y estornudos. Estos síntomas, según explica el médico de familia Vicente Baos, pueden evolucionar hacia mocos espesos y verdes y tos frecuentemente seca e irritativa. En general, la duración total del catarro es de siete a diez días.
La gripe, sin embargo, aparece de forma súbita, cursando con fiebre elevada, dolor muscular y de cabeza, problemas respiratorios, tos seca y enrojecimiento ocular. Además, se presenta generalmente en invierno y de una forma epidémica, ya que el virus de la gripe se contagia fácilmente de una persona a otra. También puede haber pérdida de apetito y falta de energía, unos problemas que pueden extenderse más allá de la duración de la fiebre y de los dolores que, normalmente, desaparecen entre tres y cinco días después. Sin embargo, una persona que haya pasado la gripe puede tardar en recuperarse del todo hasta dos semanas.
Si algo comparten el resfriado y la gripe es que no deben ser tratadas con antibióticos. Ambas enfermedades son producidas por un virus y este tipo de medicamentos solo es eficaz contra bacterias. ¿Qué debemos hacer? La respuesta es, sobre todo, descansar, y tomar fármacos que nos ayuden a aliviar los síntomas y el malestar que padecemos. Para ello, es aconsejable tomar abundantes líquidos, evitar el alcohol y el tabaco, usar medicamentos como el paracetamol para bajar la fiebre (el ibuprofeno no se recomienda como analgésico para bajar las décimas), en el caso de la gripe, o aliviar el dolor. Además, no debemos administrar aspirina a niños ni adolescentes que padezcan gripe, dado que podría provocar un problema raro y grave conocido como síndrome de Reye.
En el caso de sufrir un resfriado, también es posible tomar fármacos con paracetamol para aliviar las molestias generales de la infección respiratoria. Además, se aconseja realizar lavados nasales con agua y sal para reducir la mucosidad y mejorar la respiración. Baos también recomienda la ingestión de líquidos templados que puedan ayudarnos contra la irritación faríngea y la tos. Sin embargo, es mejor no emplear anticongestivos sistémicos o locales, basados en principios activos como la pseudoefedrina, ya que aunque reducen la secreción de moco, pueden provocar más sequedad e incluso aumento de la tensión arterial. En el tratamiento del resfriado, tampoco es aconsejable inhalar sustancias mentoladas, como el famoso Vicks vaporub, pues el alivio es mínimo y solo causan mayor sequedad. En ambos casos, por último, lo mejor es descansar y tratar de reducir los síntomas con estos consejos, sin optar por automedicarnos con antibióticos, que no servirán en la terapia de estos problemas de salud tan habituales.