Hace unos días hablábamos acerca de la terrible inflación que enfrenta Venezuela. Los precios han llegado a ser tan altos que los billetes existentes se quedan cortos para satisfacer la demanda de los pagos en efectivo. Además de que andar con muchos billetes encima en uno de los países más peligrosos del mundo es poco práctico.
Debido a esto, el Gobierno decidió estrenar billetes nuevos para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Pero lo que sorprendió a todos es que Nicolás Maduro ordenó recoger todos los billetes de cien bolívares en un lapso de setenta y dos horas. La razón: frenar a las mafias que contrabandeaban este dinero con el objetivo de usarlos para falsificar dólares.
Esta medida ocasionó que los bancos colapsaran por completo, las colas para depositar estos billetes que pronto no valdrían nada eran kilométricas y se movían con lentitud. Para muchos economistas era obvio que el sistema bancario no iba a poder dar abasto a un cambio tan drástico. Existen 6,111 millones de billetes de cien, que representan el cuarenta y ocho por ciento de moneda circulante en Venezuela. El presidente dio apenas tres días para que estos fueran depositados en su totalidad en las arcas del Estado o cambiados por las nuevas monedas.
Luego de este desastre, se esperaba que el Gobierno comenzara a hacer circular los nuevos billetes este quince de diciembre, como se había establecido semanas antes. Sin embargo, esto no ocurrió y allí fue donde comenzó el caos total.
La gente había entregado sus billetes con gran esfuerzo y cuando se dirigían a un cajero automático a retirar los nuevos, volvían a recibir los mismos que habían depositado. Es difícil pensar en algo más frustrante que pasar horas en fila para deshacerse de un tipo de moneda que pronto no valdrá nada, solo para recibirla otra vez sin ninguna explicación.
Esto generó protestas y saqueos a nivel nacional. Toda esta incompetencia por parte del Gobierno se suma al colapso de los puntos de venta hace unos días, a causa de razones desconocidas.
A raíz del descontento generalizado, Maduro ha decidido hacer algo aún más problemático: anunció que los nuevos billetes llegarían a finales de diciembre o principios de enero. El billete de cien mantendrá su valor hasta el día dos del primer mes del próximo año. Lo que significa que todo este desastre institucional no ha servido de nada. El único efecto que tuvo fue diezmar la capacidad de compra del ciudadano promedio en el mes que más consumos se realizan.
Varios estados se encuentran totalmente militarizados para evitar protestas masivas y los precios no hacen más que dispararse ante la total incertidumbre económica.
La situación no da señales de mejorar y, mientras tanto, el PSUV no parece tener ninguna intención de salir del poder, ni por medio de un revocatorio ni por una renuncia del presidente que debería haberse dado hace meses. La Navidad en Venezuela este año será una para el olvido.