El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que deportaría al menos a 3 millones de indocumentados y presos que viven en Estados Unidos en los primeros días de su Gobierno.
Sin embargo, México sostiene que Estados Unidos no podrá deportar a más de 60.000 inmigrantes sin papeles al año según los protocolos internacionales, afirmó Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos.
El funcionario recordó que en Estados Unidos están encarcelados 27.000 presos mexicanos y que no le cuadra la cifra de 3 millones de indocumentados que Trump quiere echar del país.
México no está de acuerdo con la política de deportaciones del presidente electo en Estados Unidos pero, ante las posibles llegadas de connacionales a su país de origen, se ha puesto en marcha un acuerdo con la industria manufacturera mexicana para crear 30.000 plazas de trabajo.
El objetivo es ayudar a los mexicanos deportados de Estados Unidos con oportunidades laborales y con la ayuda del programa Somos Mexicanos, que identifica a los inmigrantes recién llegados, les asegura Seguro Popular durante tres meses y les ayuda a volver a su ciudad de origen o donde quieran dirigirse.
Durante los ocho años de presidencia de Barack Obama, 3 millones de inmigrantes sin papeles fueron deportados, lo que supone una cifra de 200.000 al año. 1 de cada 3 expulsados (1.3 millones) eran mexicanos que cometieron algún tipo de delito en tierras estadounidenses, según el diario Milenio.
Un secretario de Justicia antiinmigrante
Este viernes se confirmó que Donald Trump escogió a Jeff Sessions, senador por Alabama, para que ocupe el cargo de secretario de Justicia.
Sessions es conocido en Estados Unidos por apoyar las propuestas antiinmigrantes del nuevo presidente y por apoyar la construcción del muro entre Estados Unidos y México. Trump lo describió como "el experto en lo referente a las fronteras".
El senador por Alabama anunció durante la Convención del Partido Republicano el pasado mes de julio que comparte la idea de que los inmigrantes le están quitando el trabajo a los estadounidenses.
El New York Times lo describió como el “virulento opositor del proyecto de ley de inmigración que aprobó el Senado en 2013, que incluía un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados que ya están en el país”.
Jeff Sessions recibió sus primeras críticas por sus postura contra lo inmigrantes en 1986. El senador afirmó en ese entonces que no es racista ni insensible con los negros, y que apoyó las actividades de los Derechos Civiles de su estado.
El Senado de Estados Unidos debe confirmar todavía la elección de Sessions como secretario de Justicia y la de Mike Pompeo, el candidato de Trump para director del servicio de espionaje estadounidense (CIA).