Los primeros modelos de vehículos SUV datan de la década de los años sesenta, siendo Jeep su principal y único abanderado por aquel momento. Llegaba pues a nuestras carreteras un nuevo modelo de vehículo todocamino equipado con los elementos necesarios para obtener el máximo comfort para la conducción.
Lo que era la evolución lógica de las rancheras ruidosas, toscas, potentes pero pesadas y con interiores poco cuidados tuvo un despegue muy poco prometedor debido a sus elevados precios. Con la llegada de nuevas marcas disputándose el trono de este segmento, los precios se estabilizaron y comenzaron a disminuir a la par que se mejoraba aún más la comodidad y tecnologías en favor de la seguridad y conducción.
Diseños voluminosos e impactantes
A partir del año 2005 la demanda se volvió insaciable, pasando de un 5% a un 23% de cuota de mercado en Europa en tan solo diez años, y con expectativas de alcanzar el 27% de la cuota de mercado para el año 2020. Las principales razones de este éxito están ligadas directamente al diseño: un coche espacioso pero compacto, con acabados premium, alto de miras, ruedas grandes y capós voluminosos que aportan más sensación de seguridad, así como a su mutifuncionalidad: podemos usarlos para ir por ciudad, carretera y off-road mezclando las ventajas del turismo, monovolumen y todoterreno, sin perder agilidad. A pesar de que son vehículos grandes, más de cinco metros de longitud en casos como el del Ford Edge, el potente motor que guardan bajo su capó y una importante reducción de peso, les permiten recorrer las carreteras de forma liviana y sin un importante gasto de combustible.
“Los SUVs han pasado de suponer un pequeño nicho en Europa a convertirse en una de las tendencias más significativas del sector de la automoción durante la pasada década”, ha declarado Roelant de Waard, vicepresidente de Marketing, Ventas y Servicio de Ford Europa.
Máximos controles de seguridad
No es que el resto de segmentos no cubran todas las necesidades de seguridad al máximo, es que los SUVs, al ser vehículos multifuncionales, se tienen que adaptar a todo tipo de condiciones y terrenos. Estas son algunas de las pruebas que realizan todas las marcas de forma similar unas con otras.
Prueba de tracción y descenso controlado: Se prueban los sistemas de control de tracción con pendientes de hasta el 35% y el funcionamiento del control de descenso. Este último sistema garantiza un descenso controlado sin que el conductor tenga que accionar el pedal de freno y también la activación del ABS de manera automática si fuera necesario.
Prueba de Klapper: Los coches tienen más de 3.000 piezas y hay que analizar concienzudamente su comportamiento y resistencia conforme pasan los kilómetros. El test de Klapper asegura que todos los componentes funcionen en armonía total y no provoquen ningún ruido molesto para los pasajeros sea cual sea la condición y la superficie de conducción.
Prueba de aspiración de polvo: Circular tras un coche que está levantando una gran polvareda es muy incómodo por la reducción de visibilidad pero es mucho peor para el motor y el filtro del aire que debe funcionar correctamente. Para esta prueba, un coche circula por el desierto generando una gran nube de polvo, justo detrás de él, le sigue el vehículo que se somete al test para comprobar la vida útil del filtro de aire.
Prueba de grava: Los vehículos ruedan por una pista de grava donde se recorren 3.000 kilómetros para analizar los impactos que ocasiona la gravilla en toda la zona de los bajos, pasaruedas, zona exterior y posterior del parachoques. El objetivo es asegurar la resistencia de todas las piezas durante la vida del vehículo.
El segmento del lujo
Los SUVs se están convirtiendo en el segmento del lujo. Cada vez son más las marcas que apuestan por este tipo de vehículos para introducir en el mercado sus últimas mejoras a nivel de seguridad, nuevos materiales, acabados, colores y tecnologías en favor de la comodidad de los pasajeros. En unos habitáculos tan amplios cada detalle está muy presente.
Según cifras de Ford, prácticamente 4 de cada 5 de las 102.000 unidades vendidas del Ford Kuga durante todo el pasado año eran modelos de las variantes de lujo. Un espacio que han sabido abordar con distinciones nuevas como Vignale, el símbolo del lujo, en el caso de la automotriz americana.