Es martes 8 de noviembre en Madrid. Al día siguiente es festivo en la comunidad, así que, al igual que ocurre cualquier viernes, muchas personas que trabajan en la capital aprovechan para escaparse a su ciudad de origen. Y muchas lo hacen usando BlaBlaCar, la plataforma que conecta conductores con pasajeros y ha puesto patas arriba el sistema de transportes de todo un país.
En esa tarde-noche de martes, los coches se detienen en doble y triple fila en las inmediaciones de Atocha para esperar a sus pasajeros. Javier S., de 34 años, es uno de los conductores que aguardan, junto a dos pasajeros, esperando al tercero antes de partir hacia Murcia. En esa espera, aparecen varios agentes de la Policía Municipal de Madrid. "¿Sois un BlaBlaCar?", preguntan. Ante la respuesta afirmativa, los policías solicitan el DNI de todos y la documentación del coche a Javier. Mala forma de comenzar un viaje.
"Tranquilos, no os va a pasar nada", tranquilizan los agentes a los dos pasajeros. Poco después, aparece la tercera y se encuentra la sorpresa. Junto a los policías también hay otras personas que los acompañan, sin uniforme ni distintivo alguno. No se identifican, pero Javier pudo intuir que eran inspectores de la Comunidad de Madrid por comentarios que hicieron los policías.
Aparte de la documentación, también piden a todos que declaren el precio que tuvieron que abonar, tanto al conductor como a BlaBlaCar en concepto de comisión. Respondieron con las cantidades, y Javier dijo que los conductores no pagan nada a la empresa (cierto). "Pues otros conductores me han dicho que sí", le replicaron. A Javier también le dicen que si toda la documentación de su coche está en regla, tampoco le pasaría nada. Lo que siguió fue una denuncia sin sanción económica, la policía habló de ella como una "notificación". En esa denuncia se especifica que la causa es la práctica de transporte de viajeros sin tener la licencia pertinente, algo que recogen los artículos 140.2 y 141.7 de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT).
Antes y después de esta intervención, los agentes municipales hicieron lo mismo con cuantos coches detenidos con pasajeros a la espera encontraron en los alrededores de la estación de Atocha. El motivo ulterior de esta campaña, que comenzó en octubre, radica en la persecución a BlaBlaCar por parte de la administración de la Comunidad Autónoma de Madrid. Aunque, según la policía, la Comunidad no tiene capacidad de multar a los conductores, BlaBlaCar denuncia que sí, que ya hubo dos multas económicas en octubre y siguen su curso. Y curiosamente, los policías instaron a Javier a dejar de usar BlaBlaCar. Más tarde explicaron que lo que quieren es que se regularice de forma clara esta situación, ya que la legislación actual es anterior a la introducción de empresas de economía colaborativa, lo cual entronca perfectamente con el titular de una entrevista que hicimos hace más de dos años a Vincent Rosso, Country Manager de BlaBlaCar: "La innovación siempre va antes que la regulación".
A este respecto, hemos contactado con BlaBlaCar, quien nos ha avanzado una próxima pronunciación de la empresa sobre sus próximos pasos en relación a la demanda de la Comunidad ante la Unión Europea. Por su parte, la empresa ha intentado tranquilizar a todos sus usuarios, "notificados" o no, de cara a las posibles acciones legales que se puedan producir. Con Javier en particular le pidieron una copia de la denuncia y le prometieron apoyo en el caso de que pudiesen llegar consecuencias. En breve, novedades.