El sueño de un teléfono Android diseñado íntegramente por Google ha flotado sobre la industria tecnológica desde los comienzos de la plataforma. Sí, Google lanzaba de forma periódica terminales de la familia Nexus, concebidos mediante alianzas estratégicas con fabricantes determinados del sector. El problema siempre fue que esos teléfonos Nexus nunca lograron satisfacer las demandas de los usuarios, al igual que no se convirtieron en “el gran teléfono” que el ecosistema Android reclamaba. Eran, simplemente, un tímido player al que escasas personas tenían acceso.

Con los Google Pixel, en cambio, la historia es completamente diferente. Google quiere que este sea “el Android para todos”. Un teléfono libre de compromisos, disponible en los principales canales de distribución y con unas prestaciones de primer nivel. Y, tras treinta minutos intimando con él, puedo afirmar que la compañía ha logrado su objetivo.

El Google Pixel es, justamente, el iPhone de Android. Un producto de calidad, libre de compromisos y perfectamente integrado en un ecosistema de servicios como el de Google.

Todo comienza en el diseño. Aluminio y cristal envuelven un chasis muy diferente y controvertido desde el punto de vista estético. En persona, el teléfono gana puntos respecto a las fotografías —aunque sigue sin alcanzar la excelencia—. Eso sí: no dudéis en optar por la versión más oscura. Infinitamente más elegante y atractiva que las versiones en blanco y azul.

La diferencia en grosor entre la zona inferior y superior del dispositivo colabora a un mejor agarre. Y la presencia de los marcos, a pesar de aumentar el tamaño total del dispositivo, mejoran el agarre y facilitan su uso. Son algunos de esos sutiles detalles que pasan desapercibidos pero mejoran notablemente la experiencia de uso.

La perfecta integración entre hardware y software alcanzada por Google convierte al Pixel —y su hermano mayor, el Pixel XL— en una absoluta maravilla. El terminal responde a la perfección a cualquier acción del usuario, otorgando una experiencia de uso magnífica. Las caídas de FPS y las ralentizaciones no existen en los nuevos teléfonos de Google. Y eso es algo de lo que muy pocos teléfonos pueden presumir.

Lo mismo sucede con su cámara. Por primera vez, Google puede presumir de comercializar una de las mejores cámaras del sector. Y todo ello, sin estabilización óptica de imagen ni dobles lentes —como el iPhone 7 Plus o el Huawei Mate 9—. La compañía estadounidense ha optado por un sensor de gran tamaño y un muy efectivo software capaz de generar unas fotografías sensacionales.

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¿Es mejor la cámara del Pixel la mejor del mercado? Difícil de dictaminar tras solo treinta minutos de uso. Eso sí, no cabe duda alguna que forma parte del podium fotográfico 2016, donde le acompañan el iPhone 7 Plus y el Samsung Galaxy S7 Edge.

El Google Pixel también incorpora algunas características de software exclusivas —al menos por el momento—. Una de ellas es el asistente de Google, mucho más efectivo, menos virtual y más contextual que en generaciones anteriores. Eso sí: para disfrutar de las novedades del asistente de Google es necesario configurar el dispositivo en inglés, un pequeño handicap para los hispanohablantes.

Otra de las características diferenciales de los nuevos teléfonos de Google es su lanzador de aplicaciones. Además de las acciones rápidas —similar a los accesos directos de 3D Touch—, el lanzador de aplicaciones de los Google Pixel ofrece una estética diferente y un acceso permanente al asistente de voz de Google. Funciona bien, es práctico y atractivo estéticamente.

El Google Pixel no es un teléfono perfecto. Ninguno lo es. Pero no hay ninguna duda de que es el teléfono Android con menos compromisos que se comercializa. Y solo le han bastado treinta minutos para convencerme de ello.