Con el paso de los años, la tecnología en general ha evolucionado en muchas direcciones. Los dispositivos se han hecho más duraderos, más potentes, más capaces, más versátiles y más sencillos de usar. Son barreras y prejuicios asociados a los productos tecnológicos que la propia industria ha ido derribando con el paso de los años.
No obstante, la invisibilidad es uno de los obstáculos que menos han trabajado las compañías tecnológicas. De hecho, la invisibilidad como concepto no se ha considerado en esta industria hasta la llegada de los wearables hace un par de años, una categoría de producto en la que los dispositivos electrónicos voluminosos, llamativos y extravagantes están condenados al fracaso.
Google está llevando la invisibilidad a todos los campos que domina: hogar, software, telefonía móvil, etc.
Los wearables iniciaron así una nueva dificultad que, con la oleada de tendencias que se avecina, se expande progresivamente a nuevos segmentos de mercado. Durante el evento que Google organizó el cuatro de octubre, este hecho quedó patente en todo momento. La necesidad de la tecnología invisible es real, y va mucho más allá de los wearables.
Google Home, por ejemplo, presenta la invisibilidad como característica principal, y la aplica en todos los ámbitos. El dispositivo destaca por un chasis sencillo, carente de formas geométricas extravagantes o colores llamativos. Su objetivo es que su presencia no se note, una premisa que expande a la forma de interactuar con el mismo: la voz y el lenguaje natural. Y es que con Google Home podremos utilizar frases como “Reproduce el nuevo single de Sia” y el sistema, de forma inteligente, identificará cuál es el nuevo single de Sia y lo reproducirá en nuestra aplicación y dispositivo favorito (algo que aprenderá de forma progresiva en función de nuestros patrones de uso). Invisibilidad en estado puro.
Google Wifi es otro ejemplo perfecto de la invisibilidad tecnológica. La mayoría de routers que encontramos en los hogares actuales son llamativos, extravagantes y voluminosos. Google Wifi, al igual que otras soluciones como los AirPort Extreme de Apple, destacan precisamente por lo opuesto: son dispositivos de tamaño reducido, de color neutro, formas geométricas simples y, en general, invisibles. Además, su uso es extremadamente sencillo, algo que también colabora a la invisibilidad y la “humanidad” del dispositivo.
Una de las piezas clave de esta invisibilidad, además de las guidelines de diseño (principalmente, el minimalismo), es el uso de inteligencia artificial y asistentes virtuales para automatizar tareas, simplificar el uso y, por consiguiente, eliminar elementos de interacción físicos que van justo en la dirección opuesta a la invisibilidad. Y aquí Google tiene un poderío increíble con Google Assistant y las decenas de proyectos internos de IA en los que trabaja.
La invisibilidad en la tecnología va más allá del diseño. Nuevos métodos de interacción más sencillos y el uso de inteligencia artificial y Big Data también colabora con la causa
El objetivo de la tecnología es mejorar el día a día de todas las personas que la utilizan, y hacerlo de la forma más sencilla posible. La complejidad y la extravagancia solo suponen barreras para los usuarios, dificultando así la penetración de las tecnologías y retrasando el avance de la sociedad y la industria.
Por ello, la invisibilidad y la sencillez de uso son características de vital importancia para la tecnología que se avecina. Una tecnología que cada vez se expande a más terrenos y que, en un futuro no demasiado lejano, estará presente en cada elemento de nuestro día a día. No queremos un complejo manual de instrucciones para ese inminente futuro, ¿verdad?